–Señor –llamó Peter ya estando arriba–. ¿Esta bien?
–S-Si... M-Muy bien, totalmente bien... –contestó el hombre para después mirar hacía abajo–. ¡Ay Santo Dios!, esta muy alto...
–¿Pero cómo llegó hasta acá arriba? –murmuro Peter viendo al suelo.
Mientras tanto, Eddie temblaba de miedo.
–Venom, si no me bajas ahora no vamos a ir al Macdonald's más tarde –susurró.
–¡No hablas en serio! –gritó Venom molesto en su cabeza.
–Si, lo digo en serio, m-muy en serio... –dijo Eddie–. A-Ahora, b-bajame, ¡ya!
–¡No!
–Venom...
–¡No hasta que te disculpes!
–¡Venom! –gritó el castaño desesperado por la situación en la que estaba y por el comportamiento de Venom.
–Señor, ¿todo bien? –preguntó Peter devolviendo su atención al hombre frente a él–, déjeme bajarlo ¿de acuerdo?
–S-Sí... –contestó Eddie aliviado.
Sin embargo, cuando Peter trato de tomarlo y ayudarle a bajar, Eddie, siendo controlando por Venom, le dio un manotazo y lo empujó.
–¡No! –gritó Venom molesto–, ¡no hasta que te disculpes!
–¿Señor? –cuestionó Peter confundido por la anterior acción.
–Y-Yo... –Eddie estaba sudando de los nervios–. ¿Puedes ir a buscar unas gallinas por mi?
–Si, claro... –respondió Peter simplemente para seguirle la corriente al extraño sujeto–. Pero primero déjeme bajarlo ¿si?
–¡No! –gritó Eddie, pero viendo que el chico estaba confundido trato de aclararse–. Lo siento, en serio, pero primero ve por las gallinas ¿si?, se llaman Sonny y Cher, deben estar a dos o tres calles de aquí, por favor –suplicó Eddie–. Las necesito, urgentemente, por favor.
–Bien, claro... Voy por ellas –respondió Peter extrañado antes de irse columpiándose en busca de un par de gallinas.
No obstante, Eddie se quedo ahí en el poste, pensando como haría para que Venom lo bajara.
–Bien, escuchame V –comenzó–. Lo siento, disculpame mucho, no tenía el derecho de abandonar a las gallinas en la calle ¿de acuerdo? –explicó para después excusar su acción–. Pero tu tampoco tenías el derecho de destrozar mi televisión.
–¡Pero no me hacías caso! –gritó Venom–. ¡Y me llamaste parásito!
–Venom...
–¿Qué?
–Perdón, ¡en serio! –exclamó Eddie nervioso–. Pero ya bajame de aquí Venom, por favor...
Eddie notó como Venom lo pensaba, y segundos después sintió como su cuerpo se deslizaba lenta y seguramente hacía el suelo.
–Te perdono –dijo Venom estando los dos ya en el suelo, y después de una ligera pausa continuó–. Yo tampoco debí haber tirado tu preciada televisión, ni haberte subido a ese poste. Lo siento... ¿También me perdonas tu a mi?
Eddie sonrió calmado y feliz.
–Ya, esta bien, te perdono V –declaró el castaño–. Jamás olvides que tu eres más importante que otra cosa V, ¿okey?
–Okey... –respondió, y después de un momento habló–. ¿Pero si me vas a llevar al Macdonald's, veda?
–Si, V –contestó Eddie divertido y rodando los ojos.
Unos minutos después llegó Peter cargando dos gallinas.
–Tenga señor, sus gallinas... –dijo para luego cambiar su mirada del poste a él–. ¿Cómo bajo de ahí?
–¿Cómo baje?, bueno... Creo que las clases de educación física de la escuela si me ayudaron en algo ¿no? –mintió Eddie fingiendo indiferencia–. Pero bueno, gracias por todo jovencito.
–No hay de que señor –respondió Peter extremadamente confundido. Para después ver como ese hombre tan extraño se marchaba.
Y para más extrañes de Peter, hablando solo...
–Si V, si te voy a llevar, ya te lo dije, no, ya no estoy enojado –escuchó Peter–. Espera... ¿Qué tú qué?, ¡¿también rompiste mi celular?!
Bien, sin duda la tarde de Peter había pasado de "normal" a "completamente extraña".
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