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Ambas estaban abrazadas en la cama; Shuhua sostenía en sus brazos a la mayor como si temiera que apenas la soltara, ella se fuera y no volviera nunca, mientras que Miyeon sólo se dejaba hacer, parte de ella aún creía que su relación no tenía futuro; pero el cuerpo de la taiwanesa siempre fue tan cálido al contacto, estar cerca de ella de ésta manera le hacía sentir cientos de cosas diferentes en sólo segundos. Aunque mentiría si no dijera que lo que más estaba sintiendo ahora mismo era inseguridad.
Miyeon sintió a la menor levantar su cabeza que llevaba un buen rato apoyada en su hombro; la vista de sus ojos rojizos y expresión cansada le hizo estremecer, probablemente Shuhua lo sintió, estaban demasiado cerca.
—Lo sabes, ¿No es cierto?— Empezó a decir, la mayor no tenía que darle tantas vueltas para saber a lo que se refería, entonces le respondió con un pequeño asentimiento. Shuhua cerró brevemente sus ojos y luego volvió a abrirlos. —Lo siento por no haberte dicho antes. Tenía miedo.
Miyeon volvió a asentir, una de sus manos acariciando la mejilla abultada de la menor con sus pulgares. —Está bien.
La pelinegra sentía que podría derretirse sólo con sentir el tacto de la contraria. —Miyeon... — Shuhua susurró débilmente, sus ojos no pudiendo seguir con el contacto visual; ciertamente esto era algo que siempre pasaba y todavía no tenía explicación del por qué. —Por favor, no te vayas. — Pese a sus intentos, las lágrimas fueron desendiendo lentamente de sus orbes, deslizándose por sus mejillas hacia la camiseta blanca de la coreana. —No te des por vencido con nosotras. — Pidió mirándola ésta vez, algo en su expresión causó que el corazón de la mayor se hiciera pedacitos conforme seguía mirándola.
—Shu... No sé qué más hacer. — Dijo la castaña con sinceridad. Parte de ella seguía creyendo que lo mejor era terminar, pero la menor no parecía dispuesta a ello y tampoco era como si ella misma quisiera hacerlo de todas formas. —Tú y yo sabíamos que esto pasaría en algún momento.
Shuhua asintió, fue de lo primero que hablaron y su primera discusión antes de formalizar su relación. —Es sólo que... Hasta que la vi a ella, fue que caí en cuenta de la realidad; en la que la persona que más amo no es con quien se supone debería estar. Y es una mierda.
—Lo es.
—No quiero dejarte.
Miyeon suspiro. —Sabes bien que tienes que estar con ella. — Soltó. —¿Lo notaste? El cómo se aceleró tu pecho cuando sus miradas se conectaron, o todas esas sensaciones cuando piensas en ella.
Shuhua odiaba que la mayor tuviera razón la mayoría del tiempo.
—Me da igual eso, sé que te amo, y sé que quiero estar contigo. — La mano de la taiwanesa buscó la mano ajena y la apretó, sus dedos se entrelazaron, encajando a la perfección. —Si quieres que la conozca, está bien, lo haré. Ven conmigo, podríamos-
—Shuhua...
La mencionada negó para continuar hablando. —Sé que puede parecerte una locura o como, la cosa más egoísta de todas, pero podría funcionar, ¿No es así?
Miyeon se sintió como una imbécil por estar considerándolo.
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Estaban sentadas en unos columpios, el parque estaba bastante tranquilo en ese momento, a excepción de unas niñas que parecían un poco molestas de que unas 'ancianas' acapararan sus 'tronos' Soyeon juró que pudo escuchar como una de ellas la llamó con un insulto extraño, algo así como; hija de la cuchufleta. Siquiera sabía que demonios era eso.
Yuqi sólo ignoró las miradas hostiles y se concentró en comer el helado de tres sabores que la mayor compró para ella luego de que termino de llorar. Ninguna de las dos pareció querer realmente mencionar el intenso abrazo que compartieron antes de eso.
—¿Quieres oír algo irónico?— Soyeon dijo en algún momento, tratando de llenar el silencio entre ellas. Yuqi alzó la vista, interesada. —Esa misma noche, un poco después de que nuestras miradas se encontraron, mi mejor amiga Soojin también halló a su alma gemela. — Soyeon casi se cae de su columpio cuando escuchó a la menor casi ahogarse con la galleta de su cono de helado. —Hey, ¿Estás bien?
Yuqi asintió, tosiendo un poco. —Es sólo... Uh, mi mejor amiga igual encontró a la suya luego de que yo lo hiciera.
Ambas se miraron fijamente por quien sabe cuánto tiempo.
—¿Tú crees qué- — Se detuvieron cuando se dieron cuenta de que habían hablado al mismo tiempo.
Soyeon se aclaró la garganta. —Pienso que es mucha coincidencia. ¿Qué dijo tu amiga sobre la chica que vio?
La china pensó en los mensajes que Shuhua había enviado al grupo cuando le preguntaron cómo era; —Uh, creo que dijo que es extremadamente sexy. También mencionó algo sobre un lunar. — Eso último llamó la atención de Soyeon.
—Bueno, definitivamente suena como Seo Soojin. — Asintió. —Ella dijo que la chica era un ángel, preciosa.
Ambas parecieron pensar lo mismo, por lo que se mirando unos segundos antes de sacar sus teléfonos de sus bolsillos correspondientes. —Éste es mi número, agrégame y podemos compartir información.
Jeon intentó ocultar su sonrisa mientras tecleaba el nombre del contacto, aunque se le hizo imposible cuando notó la foto que la menor tenía de icon. «Qué linda. » Pensó.
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