Tian Guan Ci Fu- Bendición del Oficial del Cielo (versión española)

Capítulo 5- El Fantasma Vestido de Rojo,

la Quema de los Templos Marciales y Civiles

(Capítulo 12)

EN LA CARA DEL NIÑO, como Xie Lian había sospechado por primera vez, había un campo de cicatrices de quemaduras severas. Excepto, debajo de las cicatrices ensangrentadas, había rastros de tres o cuatro caras minúsculas. 

Esas caras no eran más grandes que las palmas de un bebé, y estaban esparcidos torcidamente por sus mejillas y frente. Después de ser quemado, los rasgos de cada cara minúscula estaban arrugados de dolor, como si gritaran en agonía. ¡La vista de estas caras extrañas y gritonas que estaban apretando y retorciendo en una cara humana normal era, de hecho, más horrorosa que cualquier demonio!

Xie Lian sintió como si estuviera sumido en una pesadilla en el instante en que vio la cara de este niño. Un miedo tan inmenso lo paralizó hasta que no podía recordar ponerse de pie, ni darse cuenta de cuál era la expresión en su cara, pero debe haber sido intimidante. El niño ya estaba sobre ascuas cuando se quitó los vendajes a ese ritmo vacilante y lento. Después de ver la reacción de Xie Lian, dio un par de pasos hacia atrás, como si fuera consciente de la incapacidad de Xie Lian para aceptar esa cara suya. Se cubrió repentinamente la cara horrorosa y saltó del suelo, luego soltó un gritó y huyó al bosque profundo. 

Xie Lian finalmente recobró la consciencia y gritó, "¡Espere!" Llamó mientras lo perseguía, "¡Espere! ¡Vuelva!"

Pero, Xie Lian se había quedado estupefacto por un buen momento antes de recobrar la conciencia. El niño obviamente estaba familiarizado con los caminos de montaña y estaba acostumbrado a escapar en la oscuridad, así que no tardó en desaparecer por completo. No importa cómo Xie Lian gritó por él, no se mostraría a sí mismo. No había nadie alrededor para ayudar a Xie Lian a buscar y sus poderes tenían que agotarse a estas alturas, así que no había forma de que pudiera contactar a los demás por la matriz. Corrió por toda la montaña, buscando una buena parte de una hora en vano. 

Una brisa fría sopló pasado y despejó la mente un poco. Saber que correr sin rumbo como una mosca sin cabeza no sirvió para nada, Xie Lian se obligó a calmarse. Tal vez vuelva a tomar el cuerpo de Xiao-Ying, Xie Lian pensó mientras regresaba al Templo de Ming Guang. No obstante, entonces, se detuvo en seco. 

Muchos hombres vestidos de negro con expresiones graves habían reunido en el bosque en la parte posterior del templo, y estaban en medio de la descarga cuidadosa de esos cuarenta y tantos cadáveres al revés. Un hombre alto con brazos cruzados estaba parado delante del bosque, supervisando la operación. Cuando giró la cabeza, era la cara exquisita, pero fría de un joven. Era Fu Yao. Parecía que había hecho el viaje de vuelta y trajo una serie de manos de ayuda consigo desde el Palacio de Xuan Zhen. 

Xie Lian estaba a punto de hablar, no obstante, fue interrumpido por el sonido de las pisadas detrás de él. Nan Feng había regresado de despedir a los aldeanos. Al ver la situación a mano, Nan Feng miró a Fu Yao y dijo, "¿No huiste?" 

El comento no era agradable para los oídos, y Fu Yao levantó las cejas de descontento. Xie Lian no quería que empezaran otra riña en un momento como este, así que dijo, "Le pedí que buscara refuerzos."

Nan Feng se burló. "Pues, ¿dónde están? ¿Pensé que al menos podrías pedirle a tu general que viniera personalmente?"

Fu Yao respondió fríamente, "Cuando regresé, oí que General Pei Júnior ya había venido a la escena, así que no molesté a nuestro general. Incuso si hubiera, probablemente esté demasiado ocupado para venir."

En realidad, basándose en el entendimiento de Xie Lian de Mu Qing, Xie Lian estaba bastante seguro de que no vendría, incluso si tuviera tiempo. Pero, en las circunstancias actuales, no había tiempo para obsesionarse en eso. Dijo cansadamente, "Dejen de luchar por un momento y ayúdenme a encontrar al niño vendado."