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SETH

  Ni siquiera sabía muy bien que era lo que estaba buscando.

Cualquier camino que tomara, parecía incorrecto. Quería darle un cierre a todo este asunto, seguir adelante con mi vida. Pero ya no era por Piper, era por mi, y por las personas a mi alrededor. Necesitaba encontrar al culpable.

Y necesitaba hacerlo lo antes posible.

Quería arreglar las cosas con Alana, resolver nuestros problemas, pero no podía hacerlo así. No mientras seguía dándole vueltas a esto.

— ¿Y que hay de esto?— pregunta Charlotte levantando una fotografía vieja del club, Joe la había tomado.

Suspiro:— ¿Que hay con eso?

— No lo sé, hay gente que no reconozco aquí.— frunce el ceño.— Tu luces tan... joven.

— Tenía diecisiete.— me entrega la foto.— Somos Oliver, Frank, James y yo.

— Frank está muerto, ¿Que hay de James?

— ¿Crees que sea sospechoso?

Se encoge de hombros:— Tal vez.

— No creo que esto nos lleve a nada.— vuelvo a dejar la foto en la caja.— Estamos dando vueltas como perros intentando morder su cola.

— Bueno, no se me ocurre nada mejor.— bufa frustrada.— ¿Como está Ali?

Oír su nombre hace que me tense.

— Bien, supongo.

— ¿Supones?

— Si, no he hablado con ella.

— ¿Y eso?

— No quiero que se entrometa en todo esto.— le explico.

Frunce el ceño:— ¿Y crees que alejándote ahora, vas a hacer que esté segura?

— ¿Desde cuando te interesa tanto?— pregunto molesto.

— Que no me lleve bien con ella, no quiere decir que la quiera ver muerta.— me mira mal.— Además, las cosas han cambiado. Yo he cambiado, luego de la muerte de Zac. No soy la misma persona.

— Todos hemos cambiado en este último año...

— Ali me dijo que todo el mal que había hecho, iba a volverme. Jamás creí que volviera de esta forma.— sus facciones se tensan, y se que quiere llorar.— Mi hermano merecía más.

Pongo mi mano en su hombro:— No es tu culpa.

— Lo sé.— suspira.— Supongo que jamás debí dejar que me pagara ese colegio par empezar.

— Un segundo, ¿Cómo fue que se involucró en el boxeo?— pregunto con curiosidad.

— No estoy segura. Me dijo que otro boxeador le ofreció el trabajo, y luego yo se lo ofrecí a Tay, cuando la oí que tenía problemas económicos.— me mira pensativa.— ¿Tu crees que...?

Todavía no es tu turno.

— Creo que todo puede esta conectado.— digo aún sin entender muy bien que sentir al respecto.

— Nunca me dijo quién fue, y no tengo forma de saberlo.— se cruza de brazos.— Nuevamente, estamos en el mismo lugar que antes.

— No tenemos nada.

Nos quedamos en silencio. Creo que ninguno sabe muy bien que decir.

En realidad, estar aquí con Charlotte era lo suficientemente extraño. Porque no solo se había metido en mi vida, y prácticamente la había arruinado en algún punto, sino que ahora parecía genuinamente cambiada. Tal vez la muerte de Zac la había hecho madurar, pero en mi poca experiencia, podía decir que no confiaba en ella al cien por cien.

Dime Que Me Amas (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora