Capítulo #2

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Toda la oficina infestada de gritos, quejas y alboroto laboral, hubo un colapso en el papeleo por los problemas de estos últimos días, informaron que habrá recorte de personal, lo habitual en este tipo de casos es que despidan a los más nuevos he improductivos, yo no era ninguno de esos; llevaba trabajando muchos años aquí y nunca me atrasaba en el trabajo. En cambio los nuevos que acababan de salir de pasantes a ser trabajadores oficiales estaban dándolo el todo por el todo para que notaran sus habilidades y no los despidieran, yo también me puse manos a la obra pero no de manera tan desesperada.

Al salir de la oficina paso por los niños, primero por Oliver al kínder y luego a esperar un poco por Lucían, al verlo salir su hermano y yo elevamos las manos para que note donde estamos, lo hace y se acerca corriendo hasta llegar a estar al frente de nosotros.

‒ Bien, suban al auto nos vamos ‒les ordeno mientras le quito el seguro del auto con el control, pero en eso mi hijo mayor me avisa que no subirá al auto‒ ¿Qué? ¿Por qué?

‒ Quiero irme trotando a casa.

‒ Pero ya corriste en la mañana de camino hasta la escuela, además el sobre esfuerzo es malo ‒a pesar de que intente persuadirlo él seguía insistiendo en que quería correr de regreso, termine aceptando y al igual que en la mañana conduje lento deteniéndome varias veces para esperar que llegara al punto, pero casi al final lo vi a punto de desplomarse del cansancio, faltaban unas cuantas calles para llegar, pero con este sol abro la ventana‒ Lucían ya es suficiente entra ‒le ordeno.

Lo veo subir aliviado, tomo una botella de agua y se la doy la cual se la toma desesperado y en menos de 30 segundos la botella de 1 litro la deja vacía. Lo miro por el retrovisor de la ventana como pensativo.

‒ Tranquilo ‒le digo‒ los trucos para ganar una carrera son mantener un paso constante y respirar correctamente, así que no te apresures a hacer más de lo que puedes, todo se trata de constancia ‒lo aconseje lo que parece funcionar, ya que se calma y sonríe.

Llegamos a casa, los chicos fueron corriendo a darse un baño saludando en el camino a su madre, que estaba en el sofá viendo la televisión, la saludo y recibo una respuesta sin ánimos, con el calor que está haciendo no es mala idea irme a bañar también. Al bajar coincido con los chicos que tienen hambre y buscan que comer, mi mujer dice que hoy no cocino y que toca recalentado, es mejor que nada pensé y así comimos.

En la noche fue casi igual excepto que a la hora de dormir fui a la habitación para volver a recoger mi almohada y una sabana para volver a dormir en el sofá, pero al entrar veo a mi esposa cambiarse de ropa para dormir, tenía puesto un camisón negro con estampado en el pecho y transparente en el resto con un short corto del mismo color.

Me acerco a ella y la abrazo por la espalda y le beso el cuello.

‒ Y este traje nuevo ¿A qué se debe? ‒pero ella aleja mis manos y se separa de mí.

‒ Merecía un regalo, así que me lo compre ‒me explica y yo intento acercarme otra vez.

‒ ¿Qué tal si lo estrenamos? ‒era obvio a lo que me refería‒ tuvimos unos roces, pero siempre los resolvemos así.

‒ Hoy no quiero ‒me esquiva y se va a acostar arropándose hasta el cuello.

‒ Vamos hace tiempo que no lo hacemos ‒insisto metiéndome también en la cama y volviendo a abrazarla por la espalda.

‒ Me duele la cabeza ‒se excusa.

‒ La típica escusa, tranquila no voy a hacerte nada en la cabeza ‒pero ella alza el codo y me aparta.

‒ No quiero ‒decreta y me queda aceptarlo.

Salgo de la habitación de mala gana, no cierro la puerta con fuerza porque despertaría a los niños. Me acuesto en el sofá he intento dormir, pero no puedo, a pesar de que el día estuvo con un sol insoportable la noche estaba fresca, aun así yo estaba incómodo y sudando, no importaba si estaba desarropado y con ropa cómoda y corta seguía teniendo calor. Decido levantarme e ir al baño para bañarme con agua fría y atender lo que me estaba molestando.

Juego De PeonesWhere stories live. Discover now