Capítulo 25: Si pudiéramos elejir dejar de anhelar la felicidad.

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El timbre del teléfono despertó a una persona dormida. Una delgada mano se extendió desde el interior de los edredones color rosa suave que eran escasamente iluminadas por la luz del cielo nocturno que ingresó por la ventana.

— ¿ Hola?— se escuchó la voz adormilada de la joven, esperó un instante y no escuchó respuesta, por lo que se removió ligeramente y revisó el contacto, al ver que era Wang Yibo se sentó de forma perezosa sobre la cama y preguntó una vez más—¿ Yibo?

—¿ Recuerdas el lugar donde solíamos despedirnos luego de las clases?

Meng Ziyi aún tenía sueño y sólo quería volver a dormir, pero también podía notar claramente la amargura en la voz del contrario y eso le trajo un poco más de lucidez.

—¿ Puedes venir?— preguntó Wang Yibo sin esperar respuesta.

Meng Ziyi no esperó mucho para tomar su abrigo y sus pantuflas y salió en medio de la oscuridad, sin preocuparse por encender una sola luz de la casa. Wang Yibo se escuchaba triste, él la llamó en medio de la noche pidiendo verla, si era así, entonces tenía una gran razón y no podía dejarlo solo.

La noche era bastante fría y solitaria, las calles estaban ligeramente iluminadas por los altos postes de luz. Al pie de una larga calle inclinada y debajo de un poste de luz estaba un coche blanco y una persona que se apoyaba al capó del mismo mientras jugaba con la linterna del teléfono.

Traía puesto una ropa ligera que no lo protegía del frío y estaba tiritando ligeramente, pero estaba tan enfocado en la luz de la linterna que pareciera que no se daba cuenta de ese detalle.

Cuando Meng Ziyi llegó hasta él pudo ver en la simple forma en la que él estaba inclinado para darse cuenta que no se encontraba bien.

Una vez que escuchó los suaves pasos de la joven caminando hacia él, Wang Yibo volteó hacia ella expresando cierta melancolía en su mirada, las comisuras de sus labios se curvaron ligeramente tratando de expresar una sonrisa, pero su apagada expresión aún dejaba ver otras emociones.

— Puedo saber...¿ Cuál es la urgencia?— preguntó ella con preocupación.

— Yo...no lo sé— respondió él con una voz quebradiza. Podía verse cómo por el frío de la noche el vaho abandonó sus labios llevándose la calidez de su aliento junto al aroma del alcohol.

Wang Yibo aún se quedó mirándola a ella, como si pidiera una respuesta de su parte para conocer su propia duda, porque realmente no lo sabía, sólo que esa noche, más que otra cualquiera, él no quería estar solo.

El silencio persistente en casa y la ausencia de todos le había devuelto a la sensación de abandono que nunca se fue. Se sintió tan vacío y solitario que sintió la necesidad de escapar lo más lejos posible, sólo hacia la persona que solía sacarle sonrisas, porque alguien más no estaba en casa, porque ese alguien también lo había dejado.

— Yo... No sé, yo no lo sé— Wang Yibo trató de respirar, pero aquel nudo de antes seguía ahí, cortando el aire y sus palabras, y aunque quería decir algo más ya no pudo hacerlo.

No sabía si algo dolía o sólo era por la sensación de falta de aire que lo estaba asfixiando tanto que Wang Yibo se desesperó por respirar y por retener las constantes lágrimas que amenazaban con bajar desde sus ojos, pero aún pretendió ser fuerte levantando el rostro hacia el cielo nocturno y parpadeando repetidas veces para no derramar una sola lágrima. Otro tanto de bebidas habían cambiado completamente su actitud típicamente egocéntrica y ahora era como un niño pequeño que estaba perdido y no sabía qué hacer.

Por fortuna, Meng Ziyi sabía tratar con eso y se acercó a él levantando ambas manos para cubrir sus ojos.

— Shh— dijo suavemente tranquilizando al contrario mientras él estaba más desconcertado por las manos que cubrían sus ojos—. No sé qué te puso tan ansioso, pero está bien, puedes llorar si quieres, nadie nos está viendo- dijo ella como si fuese una maestra tratando de persuadir a su pequeño estudiante de primaria, con un tono de voz suave y dulce que trajo calma.

El Prometido De La Familia Wang. // YizhanWhere stories live. Discover now