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| To be Loved — AURORA |

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| To be Loved — AURORA |

Era ese día del año... en donde los vecinos se juntan para celebrar a la comunidad por el cumpleaños del "amado padre" de la capilla. Todos los del pueblo se reunían en la iglesia comunitaria, para celebrar un año más en su vida.

― ¡Christine! ―gritó desde su habitación― ¿Ya estás lista?

Grité afirmativamente, colocándome rápidamente los zapatos. Me observé al espejo, el vestido beige quedaba bien, solo faltaba el lazo. No sabía cómo colocármelo, no tenía una madre que me ayudara... Me quedé observando el hilo negro en mis manos que no escuché cuando tocaron la puerta con delicadeza.

― ¿Te ayudo? —susurró, recostado en el marco de la puerta. Observándome.

Suspiré, extendiendo mi mano hacia él.

—Lamento si hay cosas que no entiendes y no puedes realizarlas tú porque nadie te ha explicado. —Acarició mi cabello, arrastrándolo hacia atrás, enrollándolo en la fina tela negra.

Preferí no responder, habían cosas que era mejor callar. Lo miré a los ojos mientras me peinaba, le gustaba hacerlo, y me gustaba cuando solamente existía un momento de calma en donde me comentara que lo siente, en donde solo agarre mi cabello y lo peine.

Apretó mis hombros con delicadeza, guiándome hacia la puerta.

—¿Qué le vas a regalar al pastor? —Sujeté la barandilla, bajando apurada para agarrar el suéter blanco.

—Un vino.

Mi garganta se cerró, venía bajando lentamente la escalera. Seguro de sus palabras y sus acciones.

Y ese momento supe que crear escenarios en mi cabeza en donde solo existen momentos buenos es lo mejor, escapar y ser feliz para volver a mi vida oscura. —¿Será seguro que regales eso? —mordí mis uñas.

Él asintió, agarrando la caja de vino, sobrepasándome para abrir la puerta. —¿Te vas a quedar ahí? —sonrió amable.

Negué, para salir ya de la casa.

Nuestros pasos eran firmes en el camino de piedra, abrió la puerta del auto y me pasó el vino para él ir a sentarse del otro lado. Cerramos la puerta al unísono, me gusta cuando ambos cerramos la puerta al mismo tiempo, no puedo explicarlo... solo es una sensación extraña de tener todo bajo control.

—Llegaremos unos minutos temprano, así ayudaremos a ordenar.

El auto olía dulce, miré atrás y ahí había una caja blanca con un lazo rojo. Tenía tiempo sin comer un pastel...

—Espero y tú también disfrutes de ese regalo...—sujetó un mechón de mi cabello. Acariciándolo.

Asentí, sonriendo. Él auto comenzó a avanzar y después de varias cuadras de nuestra casa estábamos en la iglesia vecina. Cada domingo veníamos sin falta, hay muchas cosas que realizamos y no faltamos. Un dulce secreto pasando por sus narices y no son capaces de verlo.

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⏰ Last updated: May 18, 2022 ⏰

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