XVIII

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“Gotas en recipiente perfecto”

Las gotas no son completas, verdad es, pero en conjunto luchan por una enorme cantidad ser, que no deberían ir en direcciones opuestas. Caminos desviados y sin rutas establecidas, sin lugar a dudas, una abreviación de miseria. Pero si iniciamos misión escrutar, encontraremos algo bueno que nos deje razonar, capacidades buenas y sin prejuicios, nada que conlleve azuzación. Devolviendo a los malos su retín no poderoso, predicando al cuerpo cual adquirida experiencia ha de aumentar. Barbullonas mis costillas, que quietas no se están, generando malamente en mi pericardio bífido una maldita inseguridad. Qué pletórica mi salud que cree que completa es, porque presume cuatro gotas reunir en toda una carrera de rehén, y no logra aún advocar su advocatoria de miedos, pues qué imbécil, lo puedes ver. Adosa el recipiente al destino junto a la traición y los hace uno desde los inicios, causando a mi capitán de cargo de curaduría sospechar e investigar indicios de corrupción, pero ya es esta una prístina excusa para odiar al prójimo, actitud cubrida de pátina para engañar al jirón de muchedumbre que le rodea con lo lógico. Déspota demodé que deliberado se jacta buscando obsecuencia a su alma tiznada por sus actos escabrosos, pero yace un cúmulo de gotas rebeldes en la frente de su amo, que han, en contra del tirano menoscabrador, luchado por sus respectivos derechos. Escoto mi vista para que no observe sufrimiento mi ser, para que no experimente el dolor de la deslealtad, que se oculte de todo terror y no aborrezca la verdad del exterior. Tirita mi reflejo, pasmado en nervios por las imperfectas gotas que moran en tan preciado recipiente perfecto, prejuiciosa batalla la de mi general correcho, peregrinando y tamizando en campos disolutos donde se lustra de una habladuría insensata, echo de fuego al candelecho. Anciano insubsistente, ¿por qué frunces la verdad?, o ¿no recuerdas nuestra robra? Mientras me adulo de mi orgullo tú me sirves de fiel labriego, gayas mi vida y consigues de mi conciencia evolucionar; dirijiérese en parábolas, pero no las entiendo, solo quiero que socaves mi vida, que a mi cuérrago le restes de valor, coadyuga a tu amo, no le sometas a prisión moral ni dejes que quiebre en el dolor. Dizque de miedos me hinché, oteé mis pensamientos, y, ¡aymé! Nada bon hallé en mi licencioso espíritu, culpa cargo en mi espalda que no depura mi sudor reflejado en lágrimas de arrepentimiento. Llegaré a colmar mi nombre de excelente sensación, nada que someta a odiar mi dolor, aprender a vivir, afluir en mi tumba de paz, borrar mi negatividad al despertar.

@Anty_Ow

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El mundo sin piedadWhere stories live. Discover now