Don't leave me on this stretch alone

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Mamá tuvo una pequeña visión.

Encontrar al hombre en la camilla, inválido, un metro más alejado de la vida y un metro más cerca de la muerte. Puesto de tubos que cosían su piel blanca y le atravesaban sin deparo alguno. Creo que todos aquí podemos imaginarnos.

Me reuní con ella semanas después; prefirió omitir esa parte, no me contó casi nada en sumo detalle. Pero sí mencionó al padre de una vieja amiga que había muerto recientemente y, enseguida, cambió de tema. Mamá no dejaba pasar temas, ella iba a trasfondo aniquilándolos de raíz.

Me contó entre risas de su "vieja amiga", cuyas cualidades no tan agraciadas parecían definirla perfectamente, haciéndose cada vez más descomunal porque a mamá se le empezaba a sonrojar las mejillas y a brillar los ojos. ¿Cómo una mujer insatisfecha puede serle interesante? ¿Cómo una mujer inculta, carente de talento y de oído musical, resabiada y contestona que nada sabe de su mundo artístico puede ser... buena compañía? Y cito: "es algo extra ella, algo muy increíble". ¿Cómo una mujer pudo llamarle tanto la atención? Eran, como sea, situaciones que no tenía idea de que pasaban en su vida. Un nuevo panorama se abrió frente a mí y yo solo podía quedar maravillado por tan buena resolución.

No sabía que estaba en una relación, no me contó con quién, y decidí dejar los malos entendidos y escucharla porque, en el fondo, esa vez sí era diferente. Esa vez su voz tenía otro tono, otras intenciones. Intenciones de no querer arruinarlo, de hacerlo bien e intentarlo de verdad. Mamá había perdido la fe hace mucho, ¡esa es la cuestión! No se la veía arrepentida ni tomando decisiones mesuradas. Fue la dulzura de la conmoción lo que me limitó de hacérselo saber. Ella tenía que enterarse por sí. Que se estaba enamorando.

Se le veía contenta y para mí era suficiente. Nunca habló de planes ni de esperanzas en un futuro lejano, solo estaba eso: la ilusión de un presente para nada prometedor; de como cuando te enamoras por primera vez y todo es nuevo y te toca vivirlo y sufrirlo para aprender. Aquel primer amor que deja una marca inexorable. Mamá ya había pasado por ahí, pero de alguna manera, esta persona logró ser su primera vez en cada aspecto que incluso me hizo conocer a una Adele que no había existido ni cuando estaba en su panza. ¿Han sentido aquello alguna vez? ¿Se imaginan esas puertas abriéndose luego del exilio? Mamá estaba en un letargo y la versión que revivía de ella la convirtió en su yo de diecinueve años: viviendo el presente, con dudas respecto a todo, pero con las agallas bien puestas de enfrentar al mundo sin importar el final. El querer vivirlo todo otra vez.

Era el tipo de música que mamá había dejado de escuchar hace mucho y retornaba de moda en su diario vivir.

Esa tarde que me reuní con ella, me contó de eventos extraños y, de repente, comienza a oscurecer en Londres; ya estaba anocheciendo y el frío jamás nos ha dado batalla limpia en esta ciudad, sería raro si dijera que su mirada iba acorde con el paisaje oscuro que cambiaba matices. Lo siguiente que salió de ella fueron recuerdos melancólicos. Me dijo, "Es todo complicado, ¿sabes? Mundos diferentes. Yo... Yo no soy capaz de que cargue con esto". "No te entiendo, mamá". Mamá había sonreído y como ya lo había hecho, cambió de tema por mi ceguera y su sonrisa no volvió a florecer.

...

Parte ocho:

Primera canción triste e incompleta.

...

No había forma en que la pelinegra agarre un taxi en altas horas, ni que se dirija sola, no en ese estado, a un hospital para estar con su padre que mucha esperanza no tiene. Peor que no lleva abrigo encima y es probable que pase la noche con frío y ese vestido tan revelador, tan escotado e incómodo. ¿En qué estaba pensando al salir así? No, no había forma en lo absoluto. De ninguna manera podría dejarla sola.

all the good songs were about youWhere stories live. Discover now