04。*゚+

1K 116 10
                                    

Era viernes, se supone que hoy vendría Sunoo a mi casa para ayudarme con historia, como acordamos por mensajes, y no podía evitar el hecho de que estaba nervioso, ¿de qué se supone que hablaríamos?... No mucho aparte del peronismo y el golpe de estado de 1943.

Obviamente me encontraba pensando en algún tema de conversación, todavía no podía procesar que estaba en mi mismo colegio y el solo estaba a dos cuadras de mi departamento. Por si no saben, vivo solo en un departamento que mi abuelo me regaló para mis diecisiete, es bastante grande y mi vieja a veces viene a visitar para fijarse si está todo bien.

Escuché que tocaban mi puerta, de seguro era Sunoo.

Abrí la puerta y pude divisar al chico, se había teñido el pelo de rosa, lo que me sorprendió y me dejó sin palabras, seguramente me veía como un tomate a comparación de Sunoo.

— ¿Tengo algo en la cara? —frunció el ceño.

— Perdón, estaba viendo que tenes el pelo rosa —puse mi mano izquierda en mi nuca y me hice a un lado para dejar pasar al más bajo.

— Me lo hice ayer, ¿no me viste en el colegio? —mencionó agarrando las tiras de su mochila mientras entraba al departamento.

A decir verdad, desde que me enteré que estaba en mi mismo colegio no había salido del curso ni para almorzar, cosa que a los chicos les re chupo un huevo y me dejaban solo, los únicos que me acompañaron fueron Jungwon, Jeno y Jaehyun, a estos dos últimos nos ayudó a ser más cercanos porque casi nunca hablábamos en clases.

— No te vi por los pasillos —mentí.

— Que raro, es el único lugar en donde me quedo con Ni-Ki y Hayoung —me miró levantando una ceja.

— Bueno... ¿Querés algo para tomar? —trate de evitar el tema.

— No, gracias —sonrió— Tengo que explicarte democracias condicionadas.

Se sentó en el sofá y apoyo su mochila en el piso, algo que me parecío extraño.

— ¿No vamos a necesitar la mesa? —me senté a su lado con las manos en mis bolsillos.

— No la necesitamos cuando yo lo tengo acá —señaló su cabeza con una sonrisa coqueta.

— ¿Tenés memoria fotográfica? —pregunté bromeando.

— No, tarado —soltó una risita y golpeó levemente mi hombro— me gusta mucho este tema, desde primer año me llama la atención.

— Quién pudiese tener ese interés en historia —me quejé.

— Conmigo vas a entender si o si —afirmó seguro.

Solo me límite a mirarlo con una sonrisa mientras inclinaba mi cabeza.

Después de unos veinte minutos habíamos empezado un debate del golpe de estado, los proyectos Peronistas y lo que tanto me costaba, democracias condicionadas. Era increíble como hablábamos tan fluidamente de un tema que me costaba hace semanas.

Fuimos interrumpidos por el timbre.

— Pero yo no esperaba ninguna visita —me levanté extrañado, Sunoo me siguió, escudándose detrás de mí.

Abrí la puerta y me encontré a mi mamá con una sonrisa en su rostro, se la veía contenta, lo que me hizo abrir los ojos como si hubiese visto un fantasma y mirarla con confusión.

— Hola hijito, te vine a visitar inesperadamente, porque... —se lanzó a abrazarme y a saludarme con un beso en el cachete— me encontré a tus amigos en el supermercado y...

— Nos ofrecimos a ayudarle —Jay entró a mi casa con bolsas de compras en sus manos.

— Sí, era nuestro deber —Jungwon dejo otras bolsas en la mesa del comedor.

— Y también vinimos a cenar pizza —Changbin entró con Bangchan casi abrazados.

Me quedé en silencio.

— ¿No es emocionante? —mi mamá me preguntó mientras levantaba sus lentes de sol hasta su cabeza— ¿Y quién es este muchacho tan lindo con pelo extravagante? —se acercó a Sunoo para saludarlo de la misma manera que a mí.

Me volví a quedar en silencio mientras analizaba la situación en que me habían metido mis amigos.

— Es Kim Sunoo, el cordobés, ¿se acuerda, señora Park? —preguntó Changbin sonriendo.

— Obviamente, ustedes lo nombraban todo el tiempo en mi casa —respondió.

Mire a todos levantando una ceja.

— ¿Todos sabían de Sunoo y yo no? —pregunté indignado.

— Nunca prestabas atención... Todo el día estabas arriba del skate, Sunghoonie —mi madre cruzó lo brazos mientras se dirigía a la cocina— Niños, ayúdenme a cocinar.

Los cuatro fueron detrás de mí vieja como un par de patitos y su mamá, miré a Sunoo y el se encogió de hombros y me regaló una sonrisa tierna mientras se iba detrás de ellos.

Suspiré agarrando mi frente con cierta frustración, de pronto una reunión para estudiar historia, se había vuelta una pizzeada en mi casa.

No podía evitar sentirme emocionado por alguna razón, sentía una vibra tan acogedora que tenía ganas de tirarme a dormir en medio del living. Mordí mi puño y me dirigí dando saltitos hacia la cocina, dispuesto a ayudar con la cena, después de todo era viernes y no perdía nada con divertirme un rato.

• • ┈┈┈┈ ๑ ⋅ ⋯ ୨ ୧ ⋯ ⋅ ๑ ┈┈┈┈ • •

• • ┈┈┈┈ ๑ ⋅ ⋯ ୨ ୧ ⋯ ⋅ ๑ ┈┈┈┈ • •

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Próximamente parte 2.♡

tarado ! sunsunWhere stories live. Discover now