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Me desperté con un dolor de espalda insoportable, eran las dos de la tarde y estaba en el piso de mi habitación envuelto en sábanas, y por alguna razón estaba desnudo.

Me levanté del piso, agarrando mi frente para recordar lo que había pasado ayer. Miré a un costado y ahí estaba, Sunoo de espaldas durmiendo plácidamente en mi cama, de seguro me había empujando mientras dormíamos y por eso estoy en el piso... Eso también explica porque estoy desnudo.

Me cambié rápidamente con un pijama y fuí a la sala de estar, para encontrarme con mis amigos dispersos por toda mi casa, quejándose porque recién se estaban levantando.

— Que mal viaje —escuché a Jay, que estaba tomando un vaso de agua.

Lo miré aguantandome las ganas de reírme por su cabello despeinado y su mirada perdida.

— Está no es mi casa —Doyoung salió del baño con los ojos bien abiertos.

— Vivís en el departamento de al lado, Doyoung —dije soltando un risa mientras lo veía ir hasta la puerta.

— Gracias, después hablamos —Doyoung parecía desconcertado porque tenía la palma de su mano en su frente, hasta que abrió la puerta para irse.

— ¿Y ese random? —preguntó Jungwon quitándose la peluca rosa que tenía puesta.

Los tres empezamos a reír después de vernos en situación de resaca.

— Nunca más salgo de joda con ustedes —se escuchó a Ni-Ki desde abajo de la mesa del comedor.

Los tres fuimos a ayudarlo a salir de ahí, aún entre risas burlandonos del momento.

— No quiero sonar forro, pero tengo que ir a conocer a mi suegra —tosi disimuladamente— cada carrancho, a su rancho.

Me miraron con la mirada agotada, mientras despertaban a Jake y a Heeseung para irse.

— Más pollera, imposible —murmuró Jake con un tono adormilado.

— ¡Después contanos como te fue! —dijo Jungwon mientras me saludaba con una mano y con la otra cerraba la puerta.

Suspiré y me apoyé en la puerta, me froté los ojos y pensé en todas las cosas que tenía que hacer:

Conocer a la madre de Sunoo.

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— Tenés que estar tranquilo —Sunoo me vió con una sonrisa, mientras moviamos nuestras manos entrelazadas.

— Lo estoy —suspiré viendo al piso— ¿Y si le caigo mal?

El soltó una risita burlona.

— Poco importa eso, ni ella me presta atención ¿Y pensás que a vos sí? —negó con la cabeza, aún sonriendo.

Asentí con la cabeza y volví a mirar al frente ¿Era normal estar así de alterado?

No fueron pocas cuadras después, que llegamos a la casa de Sunoo. Estaba muy nervioso, pensé miles de veces las respuestas a posibles preguntas que me haría la madre de Sunoo.

Sunoo abrió la puerta con la llave que tenía.

— ¿Mamá? —llamó el pelirosa hechando un vistazo a toda la casa.

En un momento pudimos ver una mochila rosa pastel y nos miramos confundidos, definitivamente reconocíamos esa mochila.

— ¿Wonyo vino? —Sunoo se acercó a la mochila para verificar que no era un espejismo.

tarado ! sunsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora