3. Nuevo.

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Un tiempo atrás, Kyungsoo había sido echado de su casa con sutileza: sus padres habían pagado la inscripción y el primer semestre en la universidad. Además pagaron el depósito y los primeros tres meses de alquiler en un pequeño departamento cercano al campus. Lo que significaba que debía buscar un empleo de inmediato para poder sobrevivir.

No tardó en darse cuenta de que la vida universitaria no era como la pintaban en las películas. Encontrar un empleo en un lugar cercano y que se adecuara a sus horarios de estudios se había vuelto un reto descomunal.

A Baekhyun lo conoció durante el primer semestre. A pesar de que no estudiaban lo mismo, habían algunas materias en común que debían cursar. Se hicieron amigos de inmediato. Fue Baekhyun quien le consiguió una plaza de mesero en fiestas algunas noches al mes. Unas cuantas semanas después, decidieron mudarse juntos y compartir los gastos.

Pero el empleo como meseros no era algo estable, a veces había trabajo y a veces no, sin embargo, los gastos eran permanentes. Fue por eso que, cuando un tipo extraño se acercó a ellos y les preguntó si querían ser teleoperadores de tiempo parcial, no dudaron un instante en agendar una entrevista.

Resultó que sí serían teleoperadores. Pero en lugar de soportar clientes furiosos por alguna falla en sus servicios, tendrían que dar placer o consuelo vía telefónica a un puñado de desconocidos. Y como ambos tenían hambre y en la nevera no había más que tres huevos, un poco de mantequilla, un tarro de mermelada de durazno y un yogurt a punto de caducar, aceptaron.

Pese a lo que imaginaron al principio, el trabajo no era malo. Era como una puesta en escena. A lo largo del día recibían algunas llamadas de sujetos extraños que pedían ser golpeados o de otros que únicamente se dedicaban a llorar por sus ex. Por el bien de su estómago lleno, Kyungsoo fingía voces y sonidos eróticos o daba consejos a todo aquel que estuviera tan desesperado como para pagarlo.

Baekhyun insistía en que no estaban prostituyéndose, que fingir voces eróticas a solitarios que no eran capaces de hacerse una paja por sí mismos era más como un servicio social.

Esa noche, aunque estaba cansado de haber trabajado como mesero hasta pasada la media noche, Kyungsoo decidió conectarse en la aplicación y tomar al menos una llamada, pues necesitaba dinero extra para llevar a cabo su costoso proyecto de hostelería.

Conectó el manos libres a su móvil y se acostó en su cama para escuchar un poco de música mientras esperaba. El pitido de una llamada entrante no tardó más de dos minutos en aparecer. Tomó su celular y leyó el nombre del usuario.


▪️ ▪️ ▪️


—Hola —una voz masculina lo saludó.

Jongin estuvo muy tentado a colgar, eliminar la aplicación y mudarse a otro país. Viviría el resto de su vida con el temor de que un día el FBI tiraría su puerta.

Inhaló profundamente. Tenía que ser valiente.

—Hola... ¿Cómo te llamas? —fue lo primero que se le ocurrió preguntar, pese a que tenía el nombre del sujeto en la pantalla.

—D.O —el operador pronunció las letras en inglés con claridad—, pero si quieres llamarme por otro nombre está bien.

—Me gusta D.O —Jongin balbuceó sintiéndose como un idiota.

—A mí también —D.O dijo con un tono suave y de cierto modo seductor.

—¿Cómo eres? —Jongin preguntó, sintiéndose muy nervioso—. Físicamente.

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