1. Infortunado.

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Jongin observó el alboroto a su alrededor y suspiró lentamente. Todos lucían felices con el anuncio de la boda, pero a él le estaba costando encajar en el ambiente.

Estaba feliz por su hermano, sí, pero también sentía una punzada de celos en el fondo de su corazón. Jongdae iba a casarse. ¡Su hermano iba a casarse! Era solo dos años mayor que él, pero su vida parecía estar resuelta.

Cruzó las piernas en el mullido sofá blanco de su madre e intentó reprimir otro suspiro.

Jongdae se acercó para ofrecerle un trago, parecía incapaz de contener su enorme sonrisa. Jongin lo miró; su hermano lucía tan feliz con su compromiso que él tuvo que reprenderse a sí mismo por ser un idiota egoísta. Dio un trago a su bebida y su mirada viajó al costoso anillo de compromiso que su cuñada lucía con orgullo, solo fue un segundo, y luego su mirada se encontró con un par de ojos que tenían cierto aire felino.

Se trataba de Minseok, quien estaba mirándolo con curiosidad desde el otro lado de la sala.

Minseok también era un Kim, pero no era su hermano, ni parte de la familia, aunque todos lo consideraban como tal; era el mejor amigo de Junmyeon, su otro hermano, el mayor de los tres.

"¿Qué te pasa?" Minseok vocalizó con disimulo.

Jongin negó e intentó sonreírle. "Nada" vocalizó y solo logró que los ojos gatunos de Minseok lo miraran con mayor intensidad.

—Eh, Jongin —Jongdae levantó una mano y la movió frente a su rostro para devolverlo a la realidad.

—Perdón —Jongin murmuró—. ¿Qué me decías?

Jongdae lo miró con cierta pena y negó.

—Nada. ¿No estás feliz por mí? Te ves desanimado.

—Claro que estoy feliz, solo estoy un poco cansado —Jongin mintió.

—Oye, no te desanimes —Jongdae dijo con suavidad—. Tu alma gemela ya llegará.

Alma gemela... —Jongin resopló.

—Sí, tal vez si te dieras la oportunidad de conocer a más personas —Jongdae continuó, ignorando la súplica en su mirada—. Solo tienes que pasar la página.

Qué fácil se escuchaba. Jongin suspiró.

—Jongdae, ser soltero no tiene nada de malo —Junmyeon intervino, dejando su bebida en la mesa de centro—Él no necesita una pareja, mucho menos casarse. ¿Para qué arriesgarse a otro idiota?

—Esa no es la forma de resolverlo —Jongdae dijo con el ceño fruncido, en claro desacuerdo con Junmyeon.

—Me tengo que ir ya —Jongin los interrumpió poniéndose de pie—. Quedé con Jennie.

Sus hermanos guardaron silencio de inmediato y Jongin realmente agradeció que no insistieran, odiaba cuando hablaban de su vida de esa forma, discutiendo lo que debería hacer o no, como si su vida fuera de dominio público.

Minseok también se puso de pie, convirtiéndose en el nuevo blanco de las miradas.

—Tengo que ir por mi auto al taller —se excusó.

—Yo te llevo —Jongin ofreció y se apresuró a despedirse de sus padres y de su cuñada.


▪️ ▪️ ▪️


Jongin era un completo infortunado en el amor. Sus relaciones tendían a durar por lo menos un año, pero siempre terminaban de forma desastrosa. Desde su primera novia, que lo engañó con Junmyeon —claro que ninguno de los dos lo supo, hasta que un día los tres se encontraron en un centro comercial—, todas sus relaciones habían sido un fracaso. Su siguiente novia resultó ser lesbiana, o algo así, porque le gustaban las mujeres operadas y convertidas en hombres. Simplemente no lo entendía, pero de verdad la amaba y le dolió en lo más profundo que ella prefiriera pitos falsos al suyo que, modestia aparte, no estaba nada mal. Luego de ella, probó con un sujeto, se llamaba Taemin, pero después de casi un año descubrió que todo ese tiempo él había estado utilizándolo para engañar a su novio, con el que tenía una relación de tres años... Bueno, se hacen una idea. Después de cinco rupturas difíciles de superar —según Junmyeon porque era demasiado enamoradizo—, Jongin decidió tomarse un tiempo para recomponer su frágil corazón. Tomarse tiempo había significado adoptar un perro, dedicarse a la soltería empedernida y a encuentros sexuales con desconocidos cada tanto.

Todo había marchado bien al principio. Pero luego de un tiempo empezó a sentirse vacío.


—¿Estás bien?

Minseok preguntó de pronto. Jongin se sobresaltó y casi pisó el freno, había olvidado su presencia.

—Sí —respondió en un murmullo, aflojando un poco el agarre al volante—. ¿Y tú? —preguntó, sin apartar su mirada de la carretera.

—¿Yo?

—Tu auto no está en el taller, solo querías escapar.

Minseok sonrió avergonzado.

—Me sentía como un intruso. De haber sabido que Jongdae anunciaría su boda, habría rechazado la invitación de Junmyeon.

—¿Estás seguro de que solo es eso? —Jongin preguntó, girándose un segundo para mirarlo—. Espero que no hayas tenido muchas esperanzas con Jongdae.

Minseok soltó una risa divertida, como si aquella declaración le hiciera mucha gracia.

—¿Qué te hace pensar eso?

—La forma en que lo miras... creí que podrías haberte enamorado de él.

Minseok negó y lentamente su sonrisa se desvaneció.

Jongin esperó pacientemente.

—Admito que cuando lo conocí, me sentí un poco atraído —Minseok confesó en voz baja.

Jongin ya lo sabía, Junmyeon se lo había contado, aunque le hizo prometer que no le diría a nadie.

—Pero eso fue hace mucho tiempo —Minseok continuó—. Nunca tuvo mucho sentido, él es hetero y tampoco fue un enamoramiento ni nada de eso, solo me gustaba, es atractivo a su manera... Aunque tiene los dientes chuecos y su risa es demasiado escandalosa.

—Estás dando demasiadas explicaciones —Jongin acusó sin dejar de mirar al frente.

—Solo quería dejarlo claro. ¿Y a ti qué te pasa?

La sonrisa de Jongin se evaporó.

—Nada, es solo que cuando se haya casado mis padres empezarán a insistir en que yo también lo haga.

—Nadie puede obligarte.

—Lo sé —Jongin murmuró desanimado—, pero la verdad es que yo sí quisiera... si tan solo hubiera alguien.

—Oye, ¿quieres ir a algún lugar? —Minseok sugirió después de unos segundos en silencio—. Es sábado, podríamos ir a un bar y conseguir compañía, puede que tu camino y el de tu futuro esposo se crucen esta noche.

—No —Jongin torció el gesto—. Soy un imán de idiotas, no quiero meter a nadie más en mi cama.

Minseok abandonó su propuesta con un suspiro. Pronto empezó a teclear algo en su celular y Jongin se sumió en sus pensamientos por el resto del trayecto.

—Gracias por traerme. Te envié un enlace —Minseok anunció antes de bajarse del auto—. Es una aplicación.

Jongin observó la luz parpadeante en su móvil, pero no lo tomó.

—¿Para qué es?

—Es una línea caliente —Minseok dijo, con una sonrisa traviesa—. Descárgala.

—No creo que...

—Inténtalo al menos una vez —Minseok insistió con seriedad—. Funciona para liberar estrés.

Sin darle tiempo para seguir protestando, Minseok salió del auto. Jongin observó de nuevo la parpadeante luz verde que emitía su celular. Negó y encendió el auto de nuevo.

Por supuesto que no iba a descargar semejante aplicación. Nunca. Jamás.



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Gracias por leer! 

Esta historia ha estado guardada como por tres años en mi drive, espero que les guste. 

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