9. Despedida de soltero (parte dos).

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—Entonces... ¿te gusta ser el de abajo?

Minseok abrió mucho sus ojos y observó boquiabierto a Jongdae, que tenía las mejillas sonrosadas por el alcohol y los ojos más oscuros de lo usual.

Así que lo único que se necesitaba para desinhibir al más reservado de los hermanos Kim era una botella de alcohol. Minseok asintió en respuesta a aquella pregunta, sin esperar que Jongdae soltara otra, un poco más indiscreta.

—¿Y qué se siente? —Jongdae preguntó con una de sus sonrisas retorcidas.

—¿A qué te refieres exactamente? —Minseok preguntó, inclinándose sobre la mesa, Jongdae lo imitó, acortando la distancia.

¿Era el alcohol o la mirada del novio siempre había sido como la de un depredador?

Joder. Minseok relamió sus labios resecos.

—Hablo de dejar que otro hombre te la meta —Jongdae aclaró sin censurarse.

Minseok sonrió de lado sin poder evitarlo.

—¿Qué? ¿Estás interesado en explorar con tu culo antes de esclavizarte voluntariamente a una mujer?

—No, para nada —Jongdae respondió sin perder su sonrisa—. Es solo curiosidad.

—La curiosidad mató al gato, Jongdae —Minseok murmuró. Dio un trago a su bebida y luego se inclinó un poco más cerca de Jongdae, que aún lo miraba de esa forma que hacía que sus tripas se revolvieran—. Pero si de verdad quieres saber, se siente fantástico tener una polla bien dura enterrada en el culo.

La sonrisa de Jongdae se ensanchó un poco más y a Minseok se le ocurrió que lamer sus labios mientras lo montaba sería de lo más excitante. Un segundo después, estaba reprendiéndose mentalmente por tener ese tipo de pensamientos hacia alguien que estaba a punto de casarse. Aunque, bueno, sería difícil no dejar volar su imaginación si estaba teniendo este tipo de conversación con él.

Junmyeon, lleno de pintura de la cabeza a los pies, regresó a la mesa luciendo un poco agitado.

—¿Jongin no ha regresado? —preguntó sin mirarlos, pues estaba distraído observando a su padre. 

El hombre tenía varios collares hawaianos encima y algunas pegatinas brillantes pegadas en las solapas de su traje.

—Tu padre es la sensación, los chicos piensan que es adorable. Muchos dejaron papeles o servilletas con sus números telefónicos en sus bolsillos —Minseok aclaró.

—Habrá que sacarlos o mamá va a molestarse —Junmyeon dijo parpadeando repetidas veces.

—¿Y qué pasó con Jongin? —Jongdae preguntó.

—Estaba bailando con unos universitarios y lo perdí entre la marea de gente. Es difícil encontrar a alguien ahí dentro. Y creo que me entró pintura en los ojos.

Minseok tomó el rostro de Junmyeon entre sus manos y se acercó para inspeccionar sus ojos de cerca.

—No veo nada —murmuró, intentando encontrar algo en los ojos de su mejor amigo.

—Quédate aquí con papá, Minseok y yo iremos a buscarlo —Jongdae dijo y empezó a andar hacia el salón de neones.

Minseok se apresuró a seguir a Jongdae y tan pronto como ambos pusieron un pie dentro de la habitación oscura, Minseok pudo sentir una mano atrapando su muñeca derecha.

—¿Lo ves? —Jongdae preguntó sujetándolo con firmeza.

Minseok negó y ambos empezaron a atravesar la atestada habitación. Solo habían dado algunos pasos entre la gente cuando un aspersor ubicado en el techo empezó a disparar gotas pintura fluorescente en todas direcciones.

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