Epílogo: Un deseo hecho realidad.

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Las puertas del elevador se cerraron nuevamente, mientras Jongin permanecía inmóvil en el pasillo.

Realmente no quería subir a ese elevador, al menos no él solo. Sin embargo, había temido proponer algo que arruinara el final de su maravillosa velada.

Miró hacia el lugar por el que Kyungsoo había desaparecido y mordió el interior de su labio inferior. Después de un largo minuto de deliberación, tomó la decisión de intentarlo. Sus piernas avanzaron antes de que pudiera arrepentirse y al cruzar el corto pasillo, se sorprendió de encontrar a Kyungsoo sentado en el piso con aire distraído.

Al notar la presencia de Jongin, los redondos ojos de Kyungsoo parecieron centellar.

—Hola, otra vez —Kyungsoo lo saludó con una sonrisa y se levantó del suelo.

—¿Qué haces ahí?

—Baekhyun y su novio parecen estar un poco ocupados ahí dentro —Kyungsoo explicó.

Jongin no pudo creer su suerte.

—Si quieres, puedes venir a mi habitación —propuso.

Kyungsoo lo miró a los ojos, captando el mensaje escondido de inmediato. Jongin no supo decir si la idea le agradaba o desagradaba.

—Disculpa, no me refería a...

—Sí, quiero —Kyungsoo interrumpió sus torpes balbuceos—... ir a tu habitación.

Jongin asintió y siguió a Kyungsoo de vuelta a los elevadores, sin ser capaz de decir algo más.

Por primera vez en su vida, el sudor frío no lo provocó el encierro en la caja de metal, sino la silenciosa compañía. Presionó el número de su piso e intentó conservar la calma,

—¿Todavía no has besado a nadie en uno de estos? —Kyungsoo preguntó rompiendo el tenso silencio con una voz acaramelada.

Jongin se giró para mirarlo y encontró en sus ojos una clara invitación.

—Estoy a punto de hacerlo —anunció en un murmullo.

Y técnicamente se abalanzó sobre los labios de Kyungsoo.

A pesar de saberse el blanco de las cámaras de seguridad, Jongin no reprimió su deseo. Tomó entre sus manos el rostro de Kyungsoo y se permitió explorar dentro de su boca con su lengua. La fuerza de su beso hizo retroceder a Kyungsoo hasta pegar su espalda a la pared más cercana. Lo escuchó gemir sobre su boca y sintió sus brazos rodeándole el cuello. El calor estalló en su vientre y llenó su cuerpo entero. Sus manos se deslizaron por los costados de Kyungsoo y de pronto estaba alzándolo sobre sus caderas.

Había sido una suerte que nadie llamara al elevador. Jongin agradeció a los dioses que esa noche parecían estar de su lado y tan pronto como las puertas se abrieron caminó fuera del elevador cargando a Kyungsoo, quien soltó una risa angelical.

—Bájame —Kyungsoo pidió entre risas, sin separarse de sus labios.

Jongin lo apoyó contra la pared al lado de la puerta y continuó besándolo por unos segundos antes de depositarlo cuidadosamente en el suelo. Sacó la llave de su bolsillo y abrió la puerta. Tomó a Kyungsoo desprevenido y lo alzó sobre sus caderas una vez más. Kyungsoo soltó una risa y se aferró a los hombros de Jongin, que parecía no tener problemas para cargarlo. Jongin cerró la puerta con su pie y continuó besando los labios de su acompañante, al menos hasta que un ladrido resonó en la habitación.

Kyungsoo se separó de Jongin de inmediato y miró con ojos brillantes la fuente de aquel sonido.

Jongin bajó a Kyungsoo de nuevo y lo observó mientras este se acercaba precavidamente a su fiel compañero.

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