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24 𝚍𝚎 𝚖𝚊𝚛𝚣𝚘 2020
Julián empezó a golpear una olla para que nos despertemos, es re insoportable este chabon, lo voy a matar.
— JULIÁN VENI PARA ACÁ. –grité.
— ¿qué pasa mi amor?. –se asoma.
— veni mi vida.
Lo agarré del brazo tirandolo con todo al colchón inflable.
— deja de hacer ruido, quiero dormir boludo. –le pegué en el culo.
— ¿hacía falta nalgearme?.
— si, hacía falta. Ahora dormí.
Me acosté en su pecho y cerré mis ojitos con el propósito de seguir durmiendo, quedé mosca.
Ahora si Julián me despertó para desayunar, estaban todos con una cara de dormidos, pero mal. Amira se sentó al lado mío y se apoyó en mi hombro, sonreí.
— ¿cómo estás?. –la mire.
— bien, tengo sueño. –bosteza.
Le hice mimos en el pelo mientras sonreía. Desayunamos mientras los chicos hacían boludeces, cómo siempre.
Se pusieron a jugar a la pelota, pero cómo son boludos se les quedó en un árbol.
— ¿ustedes dicen qué van a poder bajarla?. –habla Milagros.
— sisi, lo tienen todo controlado.
— capaz necesitan ayuda. –dice Amira. ¿Vamos?.
— vayan ustedes. –las mire. Yo las miró desde acá.
Les seguimos prestando atención a los chicos, cómo era de esperarse.. Matías y Julián terminaron en el piso, yo sabía que no era buena idea que Matías se suba a los hombros del cuñado que lo odia, se mató sólo.
Milagros y Amira fueron corriendo, yo me quedé mirando todo mientras tomaba mates.
— ¿quieren mate?. –los mire. Están riquísimos.
— me despeino todo este pendejo choto. –se queja Julián.
— yo si quiero. –viene Santino. Esperó que sean ricos enserio.
Agarró el mate, en mi mate bueno.. tengo una foto mía y de Sofía, porque la extrañaba muchísimo. Santino se quedó mirando la foto.
— ¿quién es ella?. –me mira Santino.
— mi hermana. –sonreí. ¿Por?.
— preguntó, se parece mucho a vos.
— obvio Santi, la belleza es de familia.
Nos reímos. Nos sentamos a tomar mates todos juntos, Julián se seguía peinando. Él y su obsesión por tener el pelo peinado, yo ando con los pelos para todos lados sin problemas, chau que tanto.
(...)
— Juli.. mira si justo viene alguien.
— están todos durmiendo mi amor, no va a venir nadie.
Me apoya contra un árbol y comenzamos a besarnos. Le desabroche el pantalón bajando apenas. Subió mi vestido. Me alzó dejando mis piernas alrededor de su cintura. Comenzó a entrar en mí, tire mi cabeza para atrás.. pero fue mala idea ya que me la di con el árbol.
— no te rías. –le pegué. Aya, despacio.
Me vuelve a besar mientras comienza a mover su cuerpo contra el mío. Empecé a gemir, cuando sentimos unos gritos.
Claramente no eran míos.
— SENTÍ SE MOVIÓ ALGO BOLUDO, DALE CORRE.
¡Santino!, nos separamos rápidamente.
— te dije Julián. –pasé mis manos por mi cara. Uy Dios.
— que pendejos del orto.
Caminamos hasta donde estaban las carpas, tenía vergüenza. Me daba vergüenza, ojalá estén durmiendo nuevamente ya.
Al llegar estaban afuera Santino y Matías.
— esos eran los ruidos. –se ríe Matías. Vez tarado, sos un pelotudo Santino.
— me asustaron. –se cruza de brazos. Yo estaba meando re tranquilo hasta que sentí unos grititos...encima el chorro no se cortaba más.
Me quiero reír, pero estoy sintiendo mucha vergüenza.
— ¿qué pasó?. –se asoma Amira dormida.
— nada mi amor, están todos re locos acá. –le habla Matías.
— les cague el garche a tu hermano y cuñada, eso pasa.
Santino hijo de puta, este quiere que me maten, que me odien de por vida.
Uno ya no puede cojer tranquila que te andan interrumpiendo.
