Capítulo 35

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—Wanda's POV—

Natasha vacilaba con las teclas del piano, mientras Emma la miraba con una admiración inefable. Acababa de descubrir el arte de nuestra chica.

–Nat, canta, pooor fi... –pidió, arrodillándose sobre la larga banqueta que compartía con Natasha.

Ella río y asintió con la cabeza, aceptando su petición.

–Pero mamá tendrá que presentarme –elevé una ceja–. Venga amor, presenta a la mejor cantante del mundo.

–Va mami, ¡por fi, por fi, por fiiii!

Rodé los ojos con una sonrisa y posicioné mi teléfono móvil como si fuera un micrófono, para a continuación, con voz de presentador, decir:

–Y esta noche, tenemos de invitada a Natasha Romanoff, amante de las croquetas y los perritos. Tiene tan solo 29 años y nos va deleitar coooooon...

–Escoge tú, pollito –le pidió.

–¡La canción favorita de mamá! –dijo Emma–. Mami, dile cuál es.

–Natasha lo sabe muy bien, cariño... –y le guiñe un ojo a Natasha.

Y sin mucha dilación, el ritmo musical de aquella canción que se guardó en la caja de recuerdos, revivió.

Long before we met I saw you under neon lights
No time I was falling
And I wonder if your shape could be melt with mine

Emma abrió la boca sorprendida de que Natasha supiese cuál era la canción que quería, como si su canción de cuna, ya no fuera más un secreto.

Tempting love on blurry Friday nights
What is right or wrong
As Billie said every promise can be broken just by being honest
Just by being honest

Natasha me miraba mientras cantaba y jugueteaba expertamente con el piano.

Don't you ask

No pude evitar lagrimear, recordando el día que esa canción cobró vida por primera vez y Natasha me la dedicó, convirtiéndose en el inicio de la relación en las sombras que mantuvimos durante un año, hasta que fue descubierto por su madre.

Nos quisimos y no nos dejamos de querer, por eso ahora estábamos juntas.

Don't ask why I can't have you, you can't have me
Don't be shy I can't dare to let you go
I don't know, I just go
Oooh oh oh

I could risk it all betting on my life you'd run to me
If they were blind and nobody could feel our sense of gravity

Desde mi posición veía a Emma hacer fonomímica, como si supiera perfectamente la letra de la canción.

Your fingers on the trigger when I sleep
I hope you dare to shoot
Even though the fire's burning wild
We're whispers in the dark

La primera vez que la tocó para mi fue con la guitarra y aquella tarde estaba tan nerviosa que ahora, verla con tanta seguridad, me hacía sentir completamente orgullosa.

Don't ask why I can't have you, you can't have me
Don't be shy I can't dare to let you go
I don't know, I just go
Oooh oh oh

Natasha era la mujer que quería y deseaba conmigo toda la vida.

Why
Don't be shy
Whispers in the dark

Las palmaditas de Emma interrumpieron mis pensamientos y observé como abrazaba con mucha fuerza a Natasha.

–Soy muy felis de que mamá te de muchos besitos –Natasha me miró riendo, sé que estaba disfrutando del amor que le daba mi hija.

–Te quiero –le dije sin emitir sonido y ella pareció entender.

Sentó a Emma sobre una pierna y alternando su mirada en nosotras, dijo:

–Os quiero mucho, gracias por ser mi familia –y pude detectar cómo se le cristalizaron los ojos–. Voy a cuidar muy bien de vosotras.

Dejó un besito en el moflete de Emma, quién sonreía y me llamó con una mano, para sentarme su pierna libre.

–Y nosotras cuidaremos también de ti –dije al sentarme–. ¿A qué si, cariño?

–Sí, mami –respondió Emma, enseñando sus músculos–. ¡Como las supernenas!

Reímos, envolviéndonos de un sentimiento inigualable... el sentimiento de la felicidad y de saber que estábamos las tres en el lugar adecuado: en casa.


———


—Narrador omnisciente—

Los papeles dictarían lo que sería su perdición y condena por lo que había hecho.

No tengo la culpa, esa zorra se lo merecía; pensaba.

Eric no entendía porque su ex-novia estaba exagerándolo todo, ya que su intención era matarla y ella se había salvado de suerte.

–Hector –dijo con frustración–, la hija de puta me ha denunciado.

–Ya lo sé, retrasado –llevó su mano a su cuello, intentado relajarse. Odiaba que lo llamaran así–. Esas lesbianas me han puesto la denuncia también. Van a joderme mi puesto de trabajo.

–No quiero volver allí, allí no... –la persona al otro lado del teléfono, bufó–. Hector, tienes que hacer algo, no puedo volver allí.

–¿Y qué me cuentas a mi? Yo ya no puedo hacer nada, retrasado. Métetelo en tu cabeza de subnormal, NO PUEDO.

Eric gruño cabreado, sintiéndose completamente atacado por las palabras del policía Gutiérrez.

–No soy subnormal, cállate –y como de costumbre, empezó a perder la cabeza–. ¡Cállate, cállate!

El señor Gutiérrez empezó a reírse como siempre, burlándose del muchacho, al cuál consideraba un completo perdedor.

–No tengo tiempo para tus tonterías –dijo, colgándole el teléfono.

–No soy un retrasado, no lo soy... no lo soy... –empezó a darse golpes en la cabeza, perdiendo la razón por completo–. No soy un retrasado y no voy a volver allí, allí no...

Se levantó del sillón, arrugando los papeles de la primera citación de juicio que tendría dentro de unas semanas y tirándolo lejos.

–No puedo volver allí, no allí... –volvió a coger su teléfono móvil, tecleando con una mano el número de su madre, la única mujer que lo escucharía y lo ayudaría.

El teléfono reconoció el número, revelando el nombre de Emília Busquets.

Timbró una vez, dos veces, tres veces... llevándolo finalmente, a escuchar el contestador.

–Mamá, ayúdame, por favor... –articuló después del pii–. La hija de puta me ha denunciado, mamá no quiero volver allí. No quiero.

E imitó la crueldad que hizo con los papeles: lanzó el teléfono; pero este dio con la pared, dejando una abolladura y partiendo el aparato en diferentes trozos.

No iba volver allí, allí no, joder.

Volverte a ver [Wandanat]Where stories live. Discover now