cuarenta y nueve.

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Después de que DaYeon naciera, pasaran unos días en el hospital por el constante chequeo medico que su cachorrito necesitara, habían regresado a su hogar.

Sus abuelitos habían llegado para conocerlo, donde KyuBok lloro al instante cuando Felix salió con un pequeño bultito dormido entre sus brazos rodeado de mantas; MiRae igual lloro cuando vio a su pequeñito nieto dormido y soltando ronroneos.

Se habían instalado en la habitación de la pareja, donde el pequeño dormiría los primeros meses junto a ellos, Felix no podía dejar de mirar ni un solo segundo a su pequeño humanito y Chan no podía dejar de admirar a su familia en cada momento.

El omega estaba recostado en su cama, mientras que tenia a Johan entre sus brazos arrullándolo para dormir; bebía uno de los biberones de la leche materna que Felix se extraía de sus pechos para darle a su bebe, ya que era un omega hombre sus pechos no crecían solo producían la comida del menor, por eso el medico le recomendó extraerse la lecha con un embudo para después pasarlo a los biberones.

El omeguita apenas tenia tres semanas de haber llegado a este lado del mundo.

Su tez era clara, sus escasos cabellitos eran demasiados lacios, tenia unos bonitos ojitos de color verde bastante claros con ligeros toques de azul en ellos, sus mejillas abultaditas, su pequeñita nariz de botón, unos labios gruesos y un delicado cuerpo que siempre estaba en los brazos acurrucándose junto a sus padres.

Estaba alzando sus manitas hacia el rostro de Felix, abriendo y cerrando sus manitas que estaban con unos guantecitos pequeños, llevaba un enterizo que cubría hasta sus pies y un gorrito con orejitas tiernas de oso.

— ¿Qué paso mi amor?— cuestiono Felix, quien fruncido su nariz tiernamente.

El pequeño Johan lo miraba fijamente con sus ojitos que se resistían a cerrarse.

Desde que su pequeño llego, fue un cambio totalmente radical en su vida, es como si su sistema maternal se hubiera activado con un encendedor que jamás se apagaría. Se despertaban en la madrugada a veces el para darle de comer o cambiarle de pañales, al igual que su alfa, quien se paraba en lugar de su pequeño esposo para que descansara mas.

Chan y Felix sabían a lo que se enfrentaban desde el primer instante en que desearon ser padres de un pequeño humanito al cual cuidarían siempre, fue sorprendente el como estos cortos días han experimentado cambios tan reales, como tu mundo se empieza a enfocar en una pequeña persona; la cual amas con toda tu alma.

— ¿Mi pequeño sol no tiene sueño? — cuestiono Chan, quien salía del cuarto de baño, con sus pantalones ya puestos pero su dorso desnudo mientras secaba sus cabellos con una toalla; el alfa había decidido estar el primer mes junto a su familia en cada momento, trabajaría desde casa.

DaYeon movió su cabecita hacia Chan, donde abrió sus manitas; Felix sonrió al ver como su cachorrito se ponía tan feliz cuando el alfa aparecía en su campo de visión.

El alfa dejo la toalla a un lado, acercándose a su omega, para tomar al pequeño entre sus enormes brazos.

— Saldremos a dar una vuelta al patio amor — dijo Chan, después con una voz bastante suave y tierna se dirigió a DaYeon— ¿Verdad que si mi pequeño sol?, ven, que estarás con papi y con mami.

Pero a el alfa le jalaron el borde de su pantalón, haciendo que bajara su mirada donde estaba Tonks con su pelotita sostenida con su hocico.

— Y Tonks — añadió el alfa.

Chan salió de su habitación junto a un pequeño humano muy despierto, Felix iba detrás de ellos con un biberón por si su bebe lo deseaba y Tonks estaba caminando a su costado; aquí entre nos, ella era muy buena niñera, era la que despertaba al alfa cuando DaYeon lloraba.

El día estaba despejado, cuando salieron a su hogar el omeguita se acurruco junto a el pecho de su padre, abrió su boquita para soltar un balbuceo y alzar sus manitas.

— Mi pequeño sol, ven — dijo Chan, sentándose en uno de los reposes que estaban frente a la gran piscina, se sentaron debajo de una gran sombrilla que los tapaba, el alfa se quedo ahí y puso a DaYeon en su pecho levemente inclinado.

— Nuestro bebe ya no tenia ganas de estar en el cuarto — dijo Felix, quien se sentó en el otro reposes, extendiendo sus piernas y haciendo espacio para que Tonks se subiera con el; ella seguía siendo su pequeña bebe también.

Chan sonrió cálidamente hacia Felix, quien lo miraba de igual manera, pero bajo su mirada sonrojado; podían pasar los años, pero su pequeño esposo siempre se sonrojaría cuando lo miraba a los ojos.

Felix sintió sus mejillas estallar del sonrojo provocado, habían pasado años y su amado esposo seguía haciéndolo sonrojar con tan solo una mirada.

Ambos estaban verdaderamente, locamente y profundamente enamorados del uno al otro.

Como una bella melodía, por que es lo que es: un amor verdadero, como una fragua que estaría encendida para toda la eternidad.                                                        

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¡gracias por leer!

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