Joaquín es un omega que está a punto de casarse con Andrés, un hermoso Alfa hijo del dueño del bufete de abogados más famoso de la CDMX, tras las locuras de su rubio amigo y diciéndole que éste necesitaba una despedida de soltero, terminará conocien...
Para el Alfa no ha sido nada fácil volver a la facultad de derecho, ha podido renovar algunas materias, pero otras obligatoriamente se tienen que seguir otra vez. Joaquín lo ayuda a veces en cálculo.
Emilio se mudó al departamento del omega y Nikolás casi le dá un paro cardiaco al escuchar esa noticia, pero hace 1 mes que intentan que todo salga bien.
Juan le dió a su hijo un trabajo en el bufete y cómo las cosas a veces no son fáciles, el oji-café tiene que comenzar desde abajo, archivar papeles, llevar recados y correspondencia, al final del día siempre termina tan agotado que lo único que le gusta es enterrar su rostro en el cuello de su omega, puede notar un poco diferente su olor, aunque aún no está seguro a que huele.
Hoy ambos estan en el consultorio de aquel médico beta que ha atendido a Joaquín todo éste tiempo, Joaquín recibe vitaminas para poder ayudar a su cachorro en su desarrollo y también le encargan un examen de sangre para ver cómo se encuentra de salud. Su semblante ahora es bueno, su piel ha retomado su color y su olor es dulce, pero hay que descartar cualquier otra cosa.
"¿Tomabas antes supresores?" El médico pregunta, Joaquín asiente con la cabeza. "Hay algo raro" la pareja se mira entre sí, están sorprendidos.
"¿A.. algún problema?" Se atreve a preguntar el ojimiel, teme que algo malo le pase a su cachorro.
"Tu fertilidad, tienes aumento de progesterona, es demasiada para un omega de promedio normal" Joaquín sigue sin comprender "Necesito que envíes tus supresores para analizarlos, pueden estar alterados ó atrofiados."
"Los enviaré en cuánto llegue a casa" asegura el ojimiel, el médico se despide de la pareja no sin antes recordarles que Joaquín debe de tener ya la mordida.
Joaquín quiere ser mordido, pero Emilio ha estado tan ocupado que casi se les hace imposible, le promete que se tomará el viernes libre, así todo el fin de semana lo pasará con su omega. El lazo era demasiado importante y un omega siempre necesita los mimos de su Alfa.
Joaquín al llegar al departamento busca su antigua caja de supresores y los observa con determinación, él recuerda que las pastillas que tomaba eran de color amarillo, pero éstas son un poco más pálidas y grandes. Emilio lee la etiqueta y no encuentra alguna inconsistencia. Algo demasiado raro está sucediendo.
Así que el ojimiel llama al mensajero para que entregue las pastillas al laboratorio lo antes posible.
"Tranquilo, amor" Emilio puede notar que el omega está preocupado, así que se acerca a él y lo rodea con sus brazos, Joaquín esconde su rostro en el cuello de Emilio, el olor fuerte y embriagador del Alfa aparece y tan sólo eso basta para que la tranquilidad vuelva a su ser.
Emilio marca con su olor al omega, quién poco después se queda dormido con la promesa de que su chico rizado no se volverá a ir. El Alfa se dedica a hacer sus ensayos vigilando el sueño de su pareja.
Todo está bien, al menos por ahora.
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Seguimos........
Espero les hayan gustado los capítulos.
¿Qué creen que le pasaría a los supresores de Joaco?
