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Esa misma mañana los tres desayunaron y charlaron como una familia normal, pero en cuanto fue tiempo de que Chile llevara a Michetl a la escuela el latino acondicionó su oficina para poder pasar un rato encerrado.

Si tú estás bien, yo también lo estoy... Eso es lo que pensaba, si podía ser el héroe de su amigo y de aquella criatura él estaría bien.

Ahora tenía sentido que sus besos y abrazos se sentían fríos con regularidad... Era un libreto predecible, ¿Por qué prefirió aferrarse a aquella ilusión? Ni si quiera el mexicano sabe la respuesta, y le atormenta ser tan débil.

Ya vivió está escena, y sabe lo que va a pasar, tarde o temprano todo va a salir a la luz.

Su corazón anhela correr, sin tomar nada más que esos trozos desgarrados que le han sido arrebatados, pero aún tiene que cuidar del pequeño por el breve tiempo que queda.

–Da igual lo que me pase...

Aquellos lamentos se vieron interrumpidos por la cerradura de su oficina, parecía que había cedido y se abría lentamente para dejar entrar al extraño que tanto quería evitar.

El momento estaba lleno de tensión, se miraron y se dijeron muchas cosas, aunque cada uno transmitía emociones diferentes.

–¿Cómo estás? -al ver qué no recibía respuesta volvió a tomar la palabra- llegué muy alterado ayer, lo sé, pero me angustió mucho no saber nada de ustedes

–No quise molestarte... Estabas ocupado

–Un mensaje bastaba, ¿Qué hay de tu junta? Imaginaba que era hoy

–La próxima semana, con Canadá

–... Cuando hablas de Canadá nunca te refieres a él por su nombre, ¿Qué pasa?

–Nada importante

–Puedo apostar que si lo es, tu no eres así

–¿Así cómo? -soltó una risa sarcástica- ¿Miserable e iluso?

–No tienes porque decir

–Solo no te preocupes más por fingir interés o lástima, estoy bien

–¿Interés? ¿Lástima? ¿Fingir? ¿De qué diablos estás hablando? Tu me importas

–Olvídalo, ¿sí?... Finjamos que nunca tuvimos está conversación -silencio- fingir es lo único que nos sale bien

–¡Por favor, se claro México! ¡Déjate de juegos!

–Es lo mismo que estoy pidiendo, ya no quiero que juegues conmigo -dijo mientras aguantaba unas lágrimas- Chile, esto duele, sé que fue mi culpa, es mi culpa -Y finalmente su voz perdió la poca firmeza que le quedaba- Seguramente merezco lo que estoy sufriendo, pero te pido piedad

–Mex...

–En verdad lo siento, es una tontería... -dice con su voz quebrada- Terminé creyéndome nuestra mentira, me enamoré, me enamoré de ti

Las palabras de México desconcertaron al chileno, y antes de que pudiera articular una palabra el contrario volvió a hablar.

–¿Y a qué viene todo ésto? Te Vi en aquel balcón, con Alemania... Te veías tan feliz... -hizo una pausa- Michetl no sabe nada, cuando estemos con él prometo comportarme como normalmente lo hacía, pero si llegamos estar solos, déjame tranquilo, por favor

En cuanto terminó de hablar secó sus lágrimas y abandonó la oficina para poder llegar a la sala y tomar un suéter que estaba tirado en el sofá, así finalmente dejó su hogar sin un destino fijo.

Pero Chile se quedó un buen rato de pie, en el mismo lugar donde su "esposo" se había sincerado con él. No sabía que pensar, como sentirse o que hacer.

Podía perseguir al amigo que le tendió la mano en sus tiempos más difíciles y volver real esa mentira que tanto daño le ha causado, o dejarlo ir e intentar de sobrellevar las cosas.

No importa cuál sea la desicion, su tiempo se agotó, ya era hora de ir a recoger a su hijo.
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Los indicios de una independencia por parte de los estados mexicanos comenzaron a enfermar al latino. Aquel país se estaba fragmentando lentamente, tan lento que pudo mantenerse "saludable" hasta dos meses después de aquella conversación que el matrimonio tuvo en la oficina.

Después de un largo tiempo intentando aclarar sus sentimientos, Chile decidió probarse a sí mismo, porque México se merece una respuesta.

Días antes de una nueva junta a la que su esposo tenía que asistir el chileno estaba preparado para abrir su corazón a esa persona que tanto lo había cuidado.

Pasaron una noche maravillosa uniendo sus corazones y sus cuerpos, además, ambos fueron capaces de confirmar aquellos temores individuales que venían arrastrando.

Sin volver a tocar el tema, México se despidió de su familia y partió para cumplir su deber en tierra estadounidense. Lamentablemente no podía escapar de su destino, la salud del tricolor se volvió inestable de un instante a otro.

Tal era la condición del país latinoamericano que tuvieron que llevarlo con OMS a media junta. Todos los días era visitado por Chile y su pequeño hijo, aunque un día, se le impidió la entrada al infante por órdenes de la organización que estaba al cuidado del mayor.

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Un poquito corto, pero espero que lo disfruten

Una segunda oportunidadWhere stories live. Discover now