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EL MÁS BUSCADO,⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ capítulo cuatro — culto de nerds
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La común cena familiar a las seis de la tarde resultó un poco más incómoda de lo normal. Por lo que a Mary respecta, al menos el escándalo del estupefaciente no salió a la luz, pero su arrebato de rebeldía no corrió la misma suerte. La chica lo sabía por como su padre la veía. Tenso. Pero inexplicablemente el ambiente no se sentía como cuando las consecuencias iban a ser severas, quizás su mamá la ha perdonado. Comida siendo triturada por sus propias bocas, el tintineo de los cubiertos contra los platos de porcelana y Keith masticando con la boca abierta, no le hacían competencia al ruido de los propios pensamientos.
—No seas maleducado —Leyna pellizcó el brazo de su hijo menor, el cual se quejó apenas por la cantidad de comida posada en su boca.
—Y entonces... ¿Cómo les fue en la escuela? —Jackson inició la conversación, luego de tomar un trago de cerveza.
—Como siempre —respondió su hija sin apartar la vista del plato de comida—. Hoy hay campaña —contó para insinuar indirectamente que iría.
—Mm, ya veo —el hombre miró dudoso a su esposa, la cual alzó los hombros dejándolo pasar.
La mujer lucía cansada. Como consecuencia Rosemary empezó a sentirse mal, culpable.
»Entonces termina de comer, supongo que se te hace tarde —continuó su papá sin mirarla.
Lo que debió ser una victoria ahora le sabía amargo.
—Hoy a un niño le sangró la nariz —comentó inesperado el menor de la casa. Incluso riéndose un poco. A sus acompañantes se les fue la respiración de un suspiro, que alarmante.
—Keith, eres un pequeño subnormal —lo miró con desagrado su hermana mayor.
—Rose, no insultes a tu hermano —regañó Leyna—. Y Keith —la mujer lo miró buscando las palabras correctas ante la insensatez del menor. Ser madre no era fácil. Al final sólo resopló y tomó agua indignada.
La cena concurrió a ritmo lento, al vaciar sus platos y quedar con el estómago contento, Mary subió a su habitación para buscar algunas decoraciones para el club, sólo participaba para personalizarlo a su gusto, por lo cual guardó en su mochila unas luces de Navidad robadas de su propia casa y un gnomo de jardín, que ahora lucía como un rockero gracias a sus habilidades para dibujar con el Sharpie. En cuanto bajó las escaleras, por las luces apagadas descifró que ya su padre estaría en la habitación matrimonial viendo la televisión, su hermano jugando Athena en el arcade, estaba adicto a ese juego y su madre lavando los platos. Aunque en un inicio se encaminó a ir directamente hacia la puerta, aún sentía la culpa carcomerla, por lo que caminó rápido hasta la cocina.
