56

287 40 2
                                    

Bakugo se encontraba en el hogar de cierto pelinegro para devolverle los boletos para que los mantuviese de recuerdo inexistente, pues sabía muy bien que su amigo se dedicaba a coleccionar boletos de los conciertos a los que iba, así que decidió dejárselos y de paso recoger una gorra que había dejado hace bastante tiempo.

—¿Por qué no me cuentas que tienes? —preguntó el pelinegro mientras buscaba la gorra en su cuarto. —Tienes un rostro horrible...

—Muchas gracias, Sero. —dijo sarcástico. —No tengo nada. —bajó su mirada.

—Sigo sin creerte. —comentó. —Pero tampoco te voy a insistir en que me digas algo que no quieres decirme. —encontró la gorra y se acercó al rubio cenizo. —Sólo ten en mente que puedes confiar en mí o cualquiera de nosotros para lo que sea, ¿bien?

—Gracias. —tomó la gorra. —Lo tendré en cuenta.

Sero sin estar del todo convencido le dio una palmada rápida a su amigo, así recordando rápido un recado que le habían dado exclusivamente para el rubio cenizo.

Le hizo un ademán a su amigo y fue a su escritorio en busca de cierto folleto, encontrándolo y regresando con el chico para tendérselo mientras lo recibía con una ceja arcada, estando un tanto confundido. Leyó el contenido rápidamente, percatándose que era de un pequeño concierto.

—Jiro vino el otro día a darnos unos pipazos y me dio esto, me dijo que te lo diera a ti. —comenzó a explicar. —Es un concierto que va a dar con su banda, sólo invitó a sus amigos más cercanos, pero no te había visto a solas y mejor me pidió que te lo diera. —dijo. —Es la siguiente semana, es el dos de Agosto, ¡un día después de su cumpleaños! Planea hacer un after después en casa de tu servidor para aprovechar ambos eventos, ¿entiendes?

Sin embargo, mientras que el pelinegro sonaba tan emocionado por eso, Katsuki lo único que pudo hacer fue tratar de contener sus sollozos mientras se mordía fuertemente su labio inferior aunque las lágrimas cayendo de sus rubíes ojos fue lo que lo delató.

—¿Bakugo? —preguntó el pelinegro desconcertado por su silencio hasta que escuchó un pequeño sollozo. —Bakugo...

Hanta sin pensarlo mucho se acercó al rubio cenizo y le dio un pequeño abrazo, dejando que el ojirubí se derrumbara por completo correspondiendo el abrazo de su amigo. ¿A quién engañaba? Por supuesto que se sentía como la mierda, toda la noche y parte de la madrugada estuvo llorando y actualmente sentía un ardor horrible en el pecho.

Shoto... demonios, lo quería demasiado que dolía, seguía recordando las palabras de su amigo de la infancia respecto a que sería buena idea que hablara con el bicolor, pero lo cierto es que no quería hablar con él por nada del mundo ya que de verdad se sentía traicionado de la peor manera posible por lo que contempló ayer. Pero a la vez, tenía esta urgencia de llamarle para que se vieran y besarle hasta que sus labios dolieran.

Maldita sea, claro que lo amaba, ¿pero qué tan correspondido era?

Después de un rato se terminó separando del abrazo sin darle explicaciones a su amigo pelinegro del porqué su repentino derrumbe, simplemente agradeciendo por lo de los boletos, la gorra y el mensaje respecto al concierto que daría Jiro.

Se despidió del chico y comenzó a caminar mientras se limpiaba sus lágrimas con sus manos gracias a que no traía una chaqueta o playera de mangas largas que pudiera atrapar el rastro de lágrimas que quedó sobre sus rosadas mejillas que estaban así gracias al clima de las últimas fechas de Julio.

Caminaba cabizbajo hacia su hogar ya que su coche lo había dejado en su casa porque pensó que caminar lo ayudaría a despejar sus ideas, aunque bien, lo más que quería ahora era llegar a su habitación y recostarse en su colchón a llorar hasta que se cansara de ello. Se sentía tan patético de siquiera desperdiciar un día de esa manera cuando bien podría hacer otra cosa, pero lo cierto es que se sentía tan desanimado que el sólo hecho de dormir llorando se le hacía el mejor plan de todos.

Are You Bored Yet? || Todobaku ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora