Industrias Ten-yo

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Pocos días después, la castaña volvió a acompañar a Claudine para ver cómo estaba.
La médico indicó que se encontraba bien, aún así volvió a regañar a la castaña de tener cuidado.

    — ¿Por qué solo a mí me regaña? —.

    — Porque eres una salvaje. Por cierto, iré con mi abuela a hacer una revisión al hospital ¿Vienes? —.

    — Alguien tiene que pagar aquí ¿No? —.

Claudine asintió y fue por su abuela a casa.

Realmente todo estaba pagado, pero Maya tenía otros planes.

Sabía que Nana estaría rondando por ahí, cuando entregaba cargamento se quedaba a coquetear por un largo rato.

Caminó por los pasillos divagando, tenía muchos pensamientos fugaces, por lo que no se dio cuenta cuando chocó con Nana.

    — Oye, fíjate por donde caminas —.

    — ¿Ah? Nana, te encontré —dijo algo perdida.

Se dirigieron a un lugar más privado en el estacionamiento, el coche era bastante silencioso por dentro.

— Tu padre no está nada contento, se dice que te vieron junto a una chica de por ahí, en cualquiera de estos días te harán llamar seguramente —.

— Oye, ya no tengo problemas ni falta de techo; es solo un favor con otro, estoy ahorrando mucho al no salir de noche y no pagar alquiler —se encogió de hombros.

— Ya lo creo, pero eso deberás aclarárselo, no quiere que te involucres con alguien... de baja clase; sabes bien cómo es —.

— Sí, sé de lo que es capaz —.

— En fin, ¿Puedo conocer el lugar donde vives? —.

— No —.

— Sabes que lo descubriré de todos modos —sonrió con complicidad.

Maya desvió su mirada y habló— ...Nana, ¿Puedo confiar en ti? —.

    — ¿Mmm? Supongo que sí, no es como que Raiden o Shigeru te escuchen, mucho menos Mieko —sonrió levemente.

    — ...sabes que Mahiru se comprometió ¿Verdad? —.

Nana borró su gesto— oh, sí, se habla mucho de eso —.

    — ...siempre creí que sería su alfa ¿Sabes? Desde la infancia la quise como mi omega y puuum, de la nada supe que se comprometió en otra provincia, eso me molesta hasta ahora—.

Nana notó el tono de voz de Maya, sabía bien que le seguía afectando la noticia— tranquila, las omegas abundan, quizá se esconden pero siempre fallan en ocultar su aroma, conseguirás a alguien más —.

    — Es fácil decirlo para ti, no crees en nada —.

    — O te hundes o continúas, esa es la vida —fue firme— puedes llorar por el resto de tu vida o asimilar la situación y continuar para mejor; el amor no existe, de amor no vives, el amor te derrumba y daña, es mejor solo evitarlo; diviértete con cuantas omegas puedas, quizá algún día sientes cabeza con quien te lo haga mejor y ya —.

La suerte del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora