Último recurso

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Futaba suspiró aliviada— Me hiciste asustar —.

— Lo siento, pasa un par de veces —se disculpó.

— ¿Y es poco para ti? ¿No has ido al hospital para ver qué tienes? —.

— Es la tristeza, ya se me pasará en cualquier momento —.

Futaba no estaba segura de eso, por terceros supo que a veces las personas pasan por una depresión tan grande que adquieren enfermedades debido al descuido personal.

    — Cuídate, inténtalo por lo menos, eres mi amiga y me preocupas, es suficiente soportar a Kaoruko —.

    — ¿Es difícil de tratar? —.

    — No es eso, la muy tonta se enfadó de algo y golpeó un espejo, tiene la mano lastimada y lo usa como excusa para no hacer algo en su departamento —.

    — Sabe aprovechar —.

Futaba sonrió— creo que sí —.

— ...yo no sé qué haré con mi vida, mientras más lo pienso, más me frustro —.

— Deberíamos salir, caminar, pasear, hacer algo divertido para entretenerte un poco —.

— No tengo ganas —.

— No fue una pregunta, haremos eso pero no ahora —.

A la rubia no le gustaba la idea, pero sabía que Futaba podía ser muy insistente.

***

La castaña llegó molesta.

— Maldita sea tu familia,... sin ofender —.

— Pienso lo mismo ¿Qué hicieron ahora? —.

— ...al parecer alguien les dijo sobre el "incidente", quieren llevarlo a un juicio —.

— ... —la rubia frunció el ceño con confusión— ...¿Incidente? ¿Lo de hace 6 años? —.

— Así es, me llegó una carta notarial —.

— ¿Tan rápido? No me esperaba algo así sinceramente —.

— ...toma —le extendió un papel, en el cual estaba su nombre.

Claudine lo tomó y lo leyó sin entender mucho.

— ¿Se supone que debo asistir también? Yo no puse ninguna denuncia o queja —.

— Fueron tus tías —.

— ...pero qué molestas —.

    — ...por esa razón salí del grupo Ten-yo, no dudo que Ronin tenga algo que ver en esto. En buen momento esto no afectó a Ten-yo —.

    — ¿Lo pensaste desde antes? —.

    — Sí, y solo fue la punta del iceberg; destruí los sueños de Ronin al salirme de Ten-yo y conocerte. Él quería usarte y me amenazó, así que no le di el gusto —.

    — Pero perdiste el grupo de tu familia —.

    — ...es el precio, una persona inocente es más importante, eres más importante —mantuvo su gesto firme.

Maya no tenía la intención de coquetear o algo así, a veces expresaba lo que sentía, pero intentaba sonar firme.

Claudine no sabía cómo tratar con la castaña, aún su mente seguía en conflicto.

Al irse a su habitación, pensó sobre el tema, no defendía a Maya, pero tampoco le gustaba la idea de que su familia se aprovechara de eso.
Ir al grupo Himura era exponerse más y lidiar con un asunto al cual no quería involucrarse, pero sentía que la castaña debía pagar por lo que hizo y a la vez no.

La suerte del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora