Capítulo 27: Mi Madre

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Una hora había pasado y yo aún seguía en shock y realmente no podía digerir esa noticia. Tamara arrimo una silla y puso su pecho en la cama, durmió un rato mientras sujetaba mi mano. Realmente no sé qué voy hacer, no logro concentrarme. No entiendo porque alguien como ella haría eso por mí. A lado de esta familia, soy nada. Tami se levantó tan rápido que su mirada reflejaba terror, se alejó de mí y me miro una milésima de segundo antes de bajar la cabeza asustada. La puerta se abrió de repente y vi a una Victoria furiosa, ¿realmente ahora es mi madre? Llevaba su típico pantalón de cuero negro y su blusa de tirantes color roja. Esta vez sus ojos estaban rojos, un rojo tan intenso que supe por su mirada que quería matar a alguien. Tranquila Catlín, no va a matarte.

—DEBIAS HACER UNA MALDITA COSA, VALDUCIER—grito tan feo que hasta a mí me asusto—lárgate Tamara.

—Pero tía...—no la dejo terminar ya que le volvió a gritar, Amanda volteo a verme y después se llevó a su hermana fuera de la habitación.

—Te quiero afuera con ellas Andre y más te vale que no las pierdas de vista—un chico temeroso entro a la habitación solo para verme un segundo y después asentir y salir. El medico encargado también entro en escena y se quedó petrificado al ver a la señora Victoria en ese estado—habla antes de que te de motivos para no hacerlo, léeme el expediente y más te vale que me digas cosas buenas—lo amenazo una vez que se sentó a mi lado izquierdo.

El pobre médico y personal que había entrado estaba realmente horrorizados por verla es ese estado y yo simplemente le asentí para que le dijera todo. Yo también quería saber sobre mi salud.

—Principalmente iniciara de sus piernas hacia arriba, están bien y solo tienen unos pequeños moretones, su espalda comienza a ponerse un poco morada por el golpe que recibió pero no hay fracturas de costillas ni nada. E vendado su brazo ya que esta lastimado pero afortunadamente su hueso no está roto por lo que no vi la necesidad de poner yeso. Ahora no puedo decir lo mismo de su cabeza, el golpe que le proporcionaron fue tan fuerte que abrió su piel, tuvimos que entrar en quirófano para ver ni no se hicieron coágulos en su cabeza, afeite un poco la parte inferior izquierda para poder poner puntos. He hecho radiografías y tomografías. Afortunadamente está bien y se recuperara en unos días. Seguirá en observación por si algo pasa pero tuvo mucha suerte—se disculpó mientras salía corriendo por esa puerta. Estoy segura de que miedo se le queda corto para lo que sintió.

Prácticamente aquellos tipos me habían abierto la cabeza, genial. Una estancia en el hospital que el seguro de la casa hogar no podrá pagar. ¿Por qué me odias tanto dios?

Se paró de su lugar y camino lentamente hacia mí, se inclinó a ver mi herida. Movió mi cabeza un poco solo para ver y tocar el vendaje. No hice nada y simplemente deje que siguiera viendo mi cabeza.

—Me sorprende que no tiembles aun sabiendo lo que soy—susurro cerca de mi oreja e hizo que mi piel se erizara.

No dije nada ni hice movimientos y simplemente me quede viéndola.

—Las cosas van a cambiar, y ambas vamos a tener que llegar a una acuerdo en el que yo mando y tu obedeces—dijo pero a pesar de sus frías palabas su mirada no reflejaba nada malo. La ignore cerrando los ojos. Estoy exhausta.

Las horas posteriores se había encargado de llenar papeles mientras estaba sentada en una silla a lado de mi cama. Cassim había llegado y platicaron un poco sobre como tuvo que amenazar a la gente de embajadas para que le dieran el papel que faltaba para yo poder viajar. Yo simplemente lo ignore y no sé porque me sentía tan sola, ¿Dónde está Tamara? ¿Y Amanda?

De hecho hablaron de ellas y lo que se iba hacer. Había caído la noche y a pesar de que me trajeron comida me negué a comerla. No pueden obligarme y no tengo hambre. Solo quiero dormir un poco. Bajo las luces de la habitación y prácticamente me ordeno descansar pero no podía cerrar los ojos.

—Duerme un rato, yo estaré aquí y te aseguro que nadie va entrar. Puedes estar tranquila—la mire fijamente y luego a Cassim. Es el único que se quedó por órdenes expresas de ahora mi madre.

Creo que es divertido, el hecho de ahora tener una mamá. Pasaron los minutos y mi cabeza ya se había ido de lado diez veces del puro agotamiento. Ella me veía histérica y le gritaba al guardaespaldas.

— ¿Catlín, por qué no duermes?—dijo estresada. —Debes descansar—no dije nada y simplemente me le quede viendo. Se rindió y mando llamar a Amanda una vez que la susodicha entro, su tía le grito. — ¿Explícame por qué no quiere dormir? Le he dicho que nadie le hará daño y aun así aunque su cabeza se va de lado no lo hace, ¿dime que hacer, Amanda?

—Somos amigas tía pero aun así yo no la conozco tanto como mi hermana, esas dos comparten algo y es la única que la conoce bien. Yo no puedo decirte nada, no sé por qué no quiere descansar—le dijo.

Sin muchas ganas mando llamar a la otra gemela pero esta se hizo de rogar y se tardó en llegar, una vez que entro a la única que volteo a ver fue a mi mientras su tía le hablaba.

— ¿Dime qué hacer Tamara? No quiere dormir y ya es muy noche. ¿Es por qué me tiene miedo?—esas ultimas palabras las aventó con dolor. No contesto y yo cerré los ojos unos segundos para volver a abrirlos. Estoy a nada de rendirme. Ella dijo un "está bien" y salió de la habitación haciendo que la mayor se molestara.

Después de cinco minutos volvió a entrar y esta vez llevaba un vaso de plástico color blanco en la mano y camino hasta mí.

—No te tiene miedo, tía—le dijo de pronto mientras se acercaba a la cama—te puedo jurar que le chifla la idea de que seas su mamá— sin poder evitarlo sonreí y ese gesto no pasó desapercibido por la mayor, me dio ese vaso y en el instante que lo sujete supe lo que era. Gracias, realmente lo necesito, sin esperar nada tome todo su contenido—lo que pasa es que ella no puede dormir si no toma una vaso de leche tibia. Sin importar que, no duerme. Es algo que hace todas las noches antes de ir a la cama, nosotras no solemos beber mucha leche pero desde que llego a casa me encargo de que siempre haya ya que una vez salió a las tres de la mañana a conseguir ya que no podía cerrar los ojos. Si quieres saber porque lo hace deberás preguntárselo tu misma porque yo no sé la respuesta, pienso que tiene que ver con algo se la casa hogar donde creció.

—Ahora que lo mencionas, es verdad. Siempre lo hace y nunca puse demasiada atención—dijo una Amanda pensativa y después de eso deje que el sueño me venciera. 



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Los ama Sol.

La última aladaWhere stories live. Discover now