Capítulo 70: Alas

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Un sobre salto hizo qué abriera los ojos de repente. Lo último que recuerdo es pelear en vano contra los brazos de Sacc. Y efectivamente sigo envuelta en ellos, aunque pude percibir una manta qué nos cubre.

Busque un reloj o algo que me diera señales de vida. No tengo idea de que día es o la hora. Puede observar un poco la habitación, paredes altas de colores cafés y beige, esculturas en tonos dorados y un gran dosel encima de la cama de tonos oscuros. Por fin pude dar con uno que está pegado muy arriba y es digital. Qué raro. Marca exactamente las seis de la tarde por lo está a nada de oscurecer, estuve según esos números, veinte minutos tratando de zafarme de sus brazos.

No entiendo, a pesar de que está profundamente dormido sigue sujetando con una fuerza como si estuviera despierto. Al final las ganas de ir al baño pudieron conmigo pero no con él.

—Sacc, suéltame— lo moví varias veces y no cedía— quiero ir al baño— le grito. Refunfuña volteándose al otro lado y abrazando la almohada.

Creo que tarde más en encontrar ese maldito baño. Cundo salí el seguía con los ojos cerrados y yo quise salir, estoy segura de que este lugar también tiene ventana. Muero por aire fresco.

—¿Por qué siento que tu cerebro trabaja de más? Vuelve a la cama—amenazó. Con lo que me encanta que me digan que hacer.

Camine hacia la ventana y la abrí, aun se puede apreciar el día y solo escuche como se levantaba y camina hacia mí. Me subí al mármol igual que hace rato.

—Catlín— reprochó. Y yo sonreí.

—No te acerques o me aventare— dije amenazadora. Mentí. Y de loca me tiro, estamos como en el tercer piso, una caída de aquí de seguro fallezco.

—Como quieras—dijo y se alejó. Sabe que no me voy a tirar así que decidió no discutir. Muy sabio de su parte.

Contemple un poco los pocos rayos del sol y cuando iba a bajarme mi mano se resbaló hacia un lado y adivinen qué. Me fui hacia atrás gritando del susto.

Por estar haciéndome la importante voy a quebrarme un hueso o romperme el cuello. Gracias vida.

No supe muy bien que paso pensé que Sacc me había agarrado pero no fue así, sentí un peso en la espalda y descubrí que estoy a centímetros del suelo, ¿Qué? Voltee un poco a la izquierda y las vi.

No, no, no. Empecé a sentir pánico y solo su voz me hizo qué toda la atención se fuera a él.

—¿Estás bien? Realmente hubiese sido un golpe muy fuerte— preguntó pero yo lo tome de los brazos. Creo que mis uñas le encaje— está bien, no pasa nada. ¿Por qué no las usas? —aun sentía esa presión en mi espalda y no sabía cómo hacerlo. Tengo miedo.

Intente pero falle, no sé cómo hacerlo y solo descubrí como le daba gracia mis intentos. ¿Hola, qué no le da miedo esto? Son dos alas, no existen ese tipo de cosas.

—¿Sabes que es lo que más me alivia de esta situación?— preguntó y negué. Seguía sujetando sus brazos con terror—qué no tengo que preocuparme de que mueras algún día.

—¿Eh?—dije confundía.

—Soy inmortal Catlín, no moriré en muchos años por otro lado tú eras humana, crecerías y hasta cierta edad morirías. Eso me tenía preocupado—comento y yo entendí todo— ahora no tengo que preocuparme.

—¿Tienes los ojos abiertos?— Pregunte incrédula—¿ves lo que hay en mi espalda? Ahora soy un monstruo—susurre aun con miedo y sin soltar sus brazos.

Me imagino que salgo volando y me pierdo en el cielo mientras el viento hace de las suyas.

—Mamá suele decir que los monstruos son aquellas personas que hacen las cosas mal. Si tus acciones son malas entonces eres uno pero no por tu apariencia— es verdad, ella suele decir eso— creme, tu aspecto no se ve así.

No pude seguí porque una ráfaga de viendo me alzó de más y grite asustada. En cuestión de segundos cerré los ojos.

Alguien diferente me sujeto lo supe por su agarre. Abrí un poco mis ojos y vi a la señora Aneu y sin poder evitarlo enterré mis uñas en sus brazos. Genial, estaré castigada por eso.

—Inténtalo, son parte de ti. Velas como una parte más de tu cuerpo, piensa que quieres que hagan y ellas lo harán. Es como si movieras un brazo o pierna—observaba directamente a mis ojos muestras habla.

Lo intente, al principio falle pero poco a poco pude moverlas. ¿Ya comenté que tengo miedo? Centro mi atención al frente y la vista es espectacular a pesar de que todo está tranquilo no hay gente puede apreciarse la avenida principal donde está el palacio.

Percibí movimiento a bajo y solo hasta que voltee me percate que estábamos a varios metros del suelo así que abrace a la reina porque tenía miedo de caerme. Ella me envolvió con sus sombras y por fin sentí el piso.

Escuche un ruido de impresión seguido de un balbuceó, logre ver a la pequeña Haru muy impactada, su mirada esta fija en mi mientras mueve un pie. Le grito a su mamá que la cargará fue tanta su insistencia y solo porque quería tocar mis alas.

Lo hizo, y pude ver le brillo en sus ojos, tanto que pego si cara en mi ala izquierda mientras chilla de felicidad. Qué bonita se ve.

Alexa tampoco pudo resistirse y toco mi ala derecha fascinada. Así siguieron todos. Literal toda la familia había metido mano a mis alas.

—Déjalos es nuevo para ellos y están intrigados—la reina seguía abrazándome y no me soltaba para nada. Creo que le gusta y a mí no me molesta en absoluto.

Vi como Stela se acercaba y toca también encantada.

—Increíble— dijo y después corto una de mis plumas. Mis piernas se doblegaron y grite de dolor. De la escalada del uno al diez es un cien. ¿Por qué duele tanto?

—Stela, no hagas eso— reprendió la reina mientras me sujeta— hacer eso es muy doloroso, es como si te cortaran una mano o alguna parte.

—Intento matarme, casi lo logra—volteo un poco para verla a través de mis ojos llorosos, observaba la pluma intrigada—estamos a mano— comento la desgraciada esa, pero siendo sincera es muy justo.

Pegue mi cara al pecho de la señora Aneu mientras relajaba mi cuerpo, deje de sentir esa presión en la espalda y supe que habían desaparecido aunque seguía doliendo mi cuerpo por lo que me amiga hizo.

Escuche algunas exclamaciones, observe como esa pluma brillaba y de la nada quedo impregnada en la muñeca de mi compañera en forma de una pulsera de oro. Ella la miraba con miedo y trato de quitársela.

—Bien, recibiste la bendición de un ángel. Siempre deja una marca en el cuerpo del bendecido en este caso se manifestó como una pulsera— dijo esa chica llamada Okeli—pero no le arranques otra, no siempre traen cosas buenas. Muchas veces otorgan maldiciones cuando se consiguen de forma errónea. En este caso le caes bien a Catlín por eso estarás bien.

Increíble hay muchas cosas que desconozco y me encantaría aprender.

Observe a la reina y ella a mí, sus penetrantes ojos azules muestran algo raro.

—Eres tan bonita Catlín—dijo de pronto frotando su cara y cachetes contra los míos impresionándome completamente. ¿Qué mosco le poco? Sus brazos envolvían mi cuerpo y seguía con lo suyo. En definitiva es Hana la que está sacando ese lado cursi y raro.

—CORTALAS-- dijo mi madre de pronto separándola y abrazándome— aléjate zorra, le pegaras tu puteria— creo que estoy empezando acostumbrarme a su forma de ser. A la gran amistada qué tienen pero también sé que mamá se pone celosa de me abrace y más ahora que conoce muestra historia.

—Eres una aguafiestas, no te creas la importante Elizabeta. Te la puedo quitar si quiero—dijo. Ambas juegan. Yo sé que la reina no haría eso jamás.

—En todo caso yo sería como su tutora, es familia por lo que...— vi como mi madre le agarraba la muñeca qué estaba a escasos centímetros del mi brazo. Fue tanta la fuerza que nos impresiono a todos.

—Te voy a decir esto una vez y espero que te quede claro—le dijo con una calma qué me dio un escalofrío. Todos retrocedieron un paso— me importa una mierda quien seas, no toques a mi hija—soltó su brazo mientras la aventaba un poco.

Mi padre reía, los demás tenía una sonrisa burlona, ella la mira impresionada y yo me muero de hambre. Parece que no he comido en días.

La última aladaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon