Capítulo 54: Regreso

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Estuvimos en total silencio comiendo ese helado. Me habían preparado otro más y le mentí cuando me preguntó si estaba bueno. Este delicioso pero no se lo dije.

—Es la segunda vez que como helado a estas cantidades—le confesé. Y me miró extrañado.

Al final cuando terminamos todo me despedí de ese señor y para nuestra suerte no quiso cobrar. A veces pienso que se aprovechan de él. Caminamos y caminamos por todas las calles, entramos a algunas tiendas a ver y no volví a hablar.

—¿Vas a hablarme? —pregunto.

—"La verdad no quiero, estoy cansada "— le dije en señas y con pura intención. Se molestó.

—Tienes la capacidad de hablar Catlín, úsala. Yo no te entiendo —se paró frente a mi enojado. Así que puse mi dedo índice en su pecho.

—No te debo nada, Sacc y no tienes derecho a cuestionarme nada. Tengo diecisiete años sin hablar y aunque yo no diga nada cuando quieren obligarme, realmente me cuesta mucho decir algo. Si tanto te molesta no entenderme entonces estudia lenguaje de señas para que entiendas lo que digo— le solté enojada—eres un idiota.

Seguí con mi caminata, debo admití que es divertido. Realmente me gusta. Es un tonto, pero me gusta. Después de comprar muchas golosinas y reír como loca decidimos volver.

—Espérame, iré a comprar algo a esa tienda— dijo mientras cursa la calle y yo espero. Estaba tan concentrada viendo la bolsa de dulces que compré para la señora Williams que no me percate que dos chicos se acercaron a mí.

—Ella huele a vampiro y es humana—dijo uno. Ambos de ojos rojos, la última vez que me dijeron eso casi muero. ¿Por qué yo? Solté la bolsa y cayó al suelo, se rieron y la aplastaron mientras soy acorralada contra la pared.

—Más les vale a ustedes dos no ponerle una mano enésima a mi chica o les juro que sabrán quien soy yo realmente— Sacc los interrumpió y podía ver su aura oscura y ojos rojos. Esta molesto.
Esos dos se fueron corriendo con pánico mientras se disculpaban— arruinaron tus dulces. Bola de imbéciles.

—¿Podemos irnos? — le dije. Y me llevo de vuelta a la casa. Tal vez antes de irme pueda comprar más dulces ahora en este momento solo quiero sentirme a salvo.

Encontré a la reina en el suelo pintando con Haru, Alexa, y Elise.

—Volvieron, ya se habían tardado— dijo sin despegar la vista de su obra de arte. Le pregunté por mi mamá y resulta que no está—no creo que tarde. Pueden pintar mientras la esperan— mi corazón empezó a latir rápido y creo que tendré un ataque de pánico. Ella está sentada en posición de indio con su pintura enfrente. En cuestión de segundos volteo a verme y yo no pude resistirme. Me senté entre sus piernas y tomé su mano derecha para que me abrazara y su mano izquierda la entrelace con la mía. Necesito que alguien me abracé— Catlín estas bie...

—Estoy bien— la interrumpí. Apreté los labios y traté de calmarme, cerré mis ojos y respire profundamente para después soltarlo. Repetí una y otra vez lo de las respiraciones. Ella me abrazo pegándome más, su cuerpo está calientito. Pero a pesar de todo yo seguía con el corazón al mil. En cierto punto compense a sentirme pesada y antes de dormirme vi a Elise frente a mí.

******

Hoy es el día que regresamos a Londres. Quiero volver, es lo que más deseo.

Aquel día, desperté en los brazos de mi madre y no se despegó para nada, vimos películas y comimos palomitas, jamás pregunto qué pasó.

Sacc había traído más dulces para llevarle a la señora Williams y expresó el deseo de querer conocerla. Si algún día va a Londres con gusto lo llevare a presentársela.

La última aladaWhere stories live. Discover now