Capítulo 38: Bomba de tiempo

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Tres días. Tres míseros días para que la hermosa burbuja se rompiera. Me siento súper abrumada. Támara había pelado dos veces con mi madre y una con la suya. La última fue con las dos juntas.

Resulta que quieren meterme tanta información que mi pobre cerebro no puede con tanto y estoy cansada física y mentalmente. Están agotándome.

No solo por lo que estoy viviendo con todos aquí sino porque algo no me deja tranquila, no sé qué es pero estoy muy ansiosa. Creo que algo grande va a pasar. Algo gordo.

Otra vez estaba en mi cuarto tratando de hacer trabajo hasta que fuero a llamarme para cenar. Y adivinen, después de un rato támara empezó a pelear con su madre y tía. Yo me hice pequeña ya que todas las veces que pelan es por mi.

Al final la castigaron mientras le prohibían cenar con todos. No dije nada y ya no quise comer. Simplemente veía el plato mientras todos hablaban.

—Catlín— Elise me llamó y volteé a verla— puedes retirarte, vete— hizo señas para que me fuera.

—No, no puede. No ha comido— dijo mi madre enojada.

—¡Si, si puede!—le alzó la voz— retirarte Catlín. Ahora— me pare bajo la atenta mirada de todos.

Deje la servilleta al lado de mi plato lleno y salí del comedor, fuera de su alcance quede recargada en la pared mientras la hija mayor de la reina le gritaba.

— Tami tiene razón tía, deja de asfixiar a la pobre chica. Hasta yo puedo ver sus intenciones y sé que la terminaras quebrando— comenzaron a gritarse. Elise le daba guerra—déjate de estupideces tía, es mayor. Debes preguntarle lo que quiere no obligarle a hacer lo que TÚ quieres—recalco la palabra tú—terminara odiándote.

También escuché como aventaba lo que es su servilleta a la mesa y movía su silla. No pensé rápido y la vi salir del comedor, apenas si me vio retrocedió un poco y yo camine hasta mi habitación.

Ya en el pasillo en vez de entrar a mi cuarto, abrí la puerta de Tamara. Estaba sentada cerca de su ventana y yo le hice compañía. No me volteaba a ver.

—Quiero...—hice una pequeña pausa— irme a casa—susurre.

—Esta es una de las razones por las que no quería decirte lo que soy—volteo a mí para abrazarme, quedé en medio de sus piernas mientras me daba un fuerte abrazo— tenía miedo de que terminaras odiando mi mundo.

Nos quedamos un rato así, me sentía un poco más tranquila. No sé cómo logra tranquilizar mi corazón, pero me agrada. Aunque algo siento, creo que voy a enfermarme.

— ¿Sabes quién es la Diosa de la luna?— estaba quedándome dormida así que le negué— se podría decir que es nuestra madre, ella creo nuestra especie y es la que nos da un mate. El mate es la pareja debe cada uno, es un complemento de nuestra vida. Para nosotros es algo sagrado, y el rechazar a nuestra pareja nos causa un dolor insoportable. Por ejemplo el vínculo de mis padres se rompió hace años—volteé a verla impresionada, aun no entiendo bien el tema pero sé que es delicado— según lo que dicen mis hermanas se rompió cuando mamá murió y solo se volvió a restablecer cuando se unió a Hana.

¿Quién era esa tal Hana? Estoy tratando de comprender el tema. Pero lo que sí me queda claro es que no puedes negar ese vínculo. Amanda ha comentado que siente un atracción muy fuerte por su novio.

—Te lo platicó porque cabe la posibilidad de que tú encuentras al tuyo, ahora vives en este mundo y no hay que descartar nada. Tienes que entender que cuando eso llegue a pasar tú tendrás la última decisión. Si la diosa te da una pareja sobrenatural deberás decir si quieres estar con él o no, y aunque no le guste tendrá que aceptarlo ya que se meterá conmigo si algo te hace—me abrazo aún más—aunque no me gustaría que lo rechazarás.

Después de un rato el sueño me invadió pero no me dejó quedarme con ella, dijo que su tía estaba subiendo las escaleras buscándome y se enojaría si me encontraba aquí. No quiero causarle problemas así que me fui a mi cuarto. Quite todos los cojines y me metí a la cama.

No le hice caso cuando llego a hablarme, tape todo mi cuerpo. En algún momento de la noche me desperté asustada, toda la habitación está oscura así que salir para ir con Tami. Apenas iba a girar la manija cuando escuche que alguien discutía, era Tamara, su madre y la mía.

Recargue mi cuerpo en la pared a lado de la puerta y escuché todo. Esta vez Tami está más enojada. Su ira estalló, podía sentirlo.

Elise caminaba por el pasillo hasta que llegó a mí y se detuvo, vio la puerta de Támara y escucho sus gritos. Camine hasta el cuarto de Amanda y me metí en el.

Esta acostada en su cama con el teléfono en la mano mientras escuchaba un audio de Owen. No sé cómo le hace para que no la oigan aun sabiendo que todos aquí escuchan muy bien.

—¿Las escuchaste?— levante sus cobijas y me metí en la cama, acurruque mi cuerpo con ella.

—Habla... — dije haciendo una pausa— con él—dije dándole a entender que no importaba que estuviera aquí.

Después de un rato me quedé dormida, escuchando lo empalagoso de su relación.

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Esta vez no es tan tarde. 

Los quiero mucho y gracias por leer mi historia.

Me gustaria saber que opinan, sus comentarios siempre alegra mis días pesados.

La última aladaWhere stories live. Discover now