Capítulo 35: Javier

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Dure muchos minutos tratando de mantener a raya mi pánico. Simplemente el cuerpo me tiembla, abrace mis piernas con la esperanza de que todo se terminará. Repetía una y otra vez en mi cabeza que estaría bien.

Algo en su mirada hizo que algunos recuerdos se desbloquearan en mi mente, recuerdo tenerle miedo a algo, o alguien. No sé muy bien que es, solo podía sentir ese terror.

Así pasó lo que creí una hora o más, mi mano ya no sangraba tanto y decidí romper mi blusa para colocarla en la herida y de loca tomó algo de esta habitación, todo se ve muy costoso. Suficiente tenía con haber roto dos jarrones probablemente carísimos. No necesitaba otro error en mi vida.

Quiero irme, deseo volver a la mansión con Tamara. Escuche movimiento afuera, por alguna razón sonaban algunas alarmas y simplemente me quedé en mi lugar. Había dejado de llorar pero el miedo seguía.

—¿Quién cerro esta puerta? — la escuché decir mientras intentaba abrirla. Me había encontrado. ¿Cuánto paso, dos horas? Escuché un golpe muy fuerte y la puerta caer.

No me moví de mi lugar, escondí mi mando entre mis piernas y el pecho, con suerte no se da cuenta. Grave error, observó todo mi cuerpo y alargó su mano para sacar la mía de su escondite.

—¿Quién te hizo esto? — no sé porque pero al ver sus ojos percibí; Miedo, preocupación y ganas de querer matar a alguien.
¿Cómo que todo el mundo quiere matar a otras personas en este lugar no? — Catlín, ¿quién te hizo esto? —Se arrodilló frente a mí. Mientras observaba mi mano.

Apunte a mí misma y sé que no me creyó, si lo pensamos bien si fui yo. La otra chica solo ayudo a empujar mi cuerpo. Se paró y corrió hasta una puerta en esa habitación, yo ni había visto su interior ya que estuve ocupada con mi ataque de pánico. Y la verdad no deseo ver nada más, quiero irme, ya.

Trajo una caja de color blanca y empezó a sacar unas gasas y alcohol. Me encogí en mi lugar sabiendo que va a dolerme horrores. Tomó mi mano antes de que la volviera a esconder y comenzó a limpiarla.

—Creo que necesitará puntos— se dijo a sí misma, ni siquiera me veía. Está furiosa. Lo que me falta, un mamá enojada—¿Kerina te hizo esto? — Negué— ¿te lo hiciste con los jarrones? —Asentí.

Se quedó un rato así, trataba de curar mi herida pero muy en el fondo sé que no sabe. Muchas ocasiones apretaba muy fuerte y otras no. Yo no dije nada.

—¿Kerina te asustó? — Preguntó de pronto y yo negué otra vez— ¿Dalie te asustó? — ¿quién es Dalie? Después de unos segundos deduje que es la otra vampiresa y negué— ¿entonces quien te asustó lo suficiente como para esconderte en la habitación de la reina? — esa pregunta si no la conteste. Ni siquiera sé quién es ese hombre.

Puso una gasa en la herida y la vendo muy lento. Una vez terminado empezó a limpiar mi cara con otra gasa limpia.

—Aneu no está enojada por esos jarrones— dijo de pronto— esta histérica porque a pesar de tener todo el castillo rodeado con sus sombras no puedo encontrarte en ningún sitio. Por más que busco no estabas, fue cuando realmente me preocupe y empezamos a buscarte. Llevo casi dos horas haciéndolo Catlín. Eso me hizo recordar cuando te conocí. ¿Quieres saber exactamente por qué yo decidí adoptarte? — tomó todo el material y lo hizo para un lado, lejos de mí.

Me causaba conflicto, en el fondo si deseo saber el porqué. No me molesta pero no lo entiendo. Soy todo lo contrario a ella, a su mundo. Miedo no me causa, hay otras cosas peores y aterradoras.

—Yo puedo oler muy bien, cada persona tiene su olor igual tú. El día que te conocí yo no te olí— dijo— estaba furiosa con Amanda por no haber ido por mí, la iba a asesinar así que decidí volver sola y podía oler las alcantarillas y la gente borracha, pero tú no estabas entre ellas. Te escuché claramente, y durante todo este tiempo he tratado de averiguar cómo pudo pasar. Me interese en ti por el simple hecho de que eres amiga de Tamara. Esa mocosa nunca dejó entrar a nadie a su vida— se paró y levante la vista— tienes un olor peculiar, puedo olerlo en las gemelas y Sacc. Me encariñé y entonces descubrí algo... Desde entonces supe que yo te daría lo que necesitaras pero sobre todo, tú me darías lo que no sabía que necesitaba.

OK me ha convencido. Me pare rápido y le di mi mano sana para salir de esa habitación.
Al bajar unas escaleras encontré a la reina parada que apenas si me vio vi alivio en sus ojos o al menos hasta que se percató de mi mano lastimada. Volteo a ver a mi supuesta abuela y después a esas dos vampiresas.

—Kerina, ¿puedes explicarme porque la niña está herida? — le preguntó con tanta tranquilidad que un escalofrío recorrió mi espalda.

—Lo lamento mucho majestad, solo la deje sola un momento— tenía la cabeza agachada y aunque no pudiera ver sé que tiene miedo.

—¿Dalie? —le preguntó a la otra. Esta tranquila pero al verla no dice nada bueno. Entiendo porque es reina, cuando está enojada te congela de miedo con solo verla.

—No sabían quién era, no quise hacerlo de adrede— dijo con la voz cortada. Ya fue suficiente.

—Yo tomaré su castigo... — dijo Kerina de pronto y yo corrí hasta ellas cuando mi madre soltó mi mano y supe que iba por esas dos.

Estaba entre ellas cuando me miró sorprendida.

—Quítate— dijo y yo negué. No me doblegue. Y dije que no. Vi una sonrisa maliciosa, aquí vamos. — Si me dices lo que quieres no las castigare— tengo una madre manipuladora. La ignore y voltee a ellas mientras les hacía señas de que se fueran. Las espante hasta que escuché esa voz.

—¿Me pueden explicar que está pasando aquí? — dijo de pronto y yo vi a mi guía con miedo. Sin esperar nada corrí hasta mamá poniéndome detrás de ella mientras rodeo su cintura con mis brazos. Con suerte saldré viva de esto aunque mi corazón no ayuda, está latiendo a mil por hora.

—¿Así que fuiste tú quien asustó a la niña? — le reprochó. Ahora temo por la vida de mi madre— eres un idiota, tienes que ganarte su confianza no asustarla.

—¿Por qué yo querría ganarme su confianza? — le dijo burlón, lade un poco mi cabeza y vi por sobre su brazo los ojos de aquel hombre. Ya no mostraban nada malo, podría jurar me miraba a mamá con cariño. Qué raro.

—Porque es tu hija— le soltó y se podría decir que ambos tuvimos la misma reacción de sorpresa. ¿Él es su esposo? ¿Se supone que es mi padre? Genial, vaya familia tan rara.

—¿Disculpa? Que yo sepa no tengo hijos regados por el mundo y menos humanos— le soltó incrédulo. Exigía una respuesta.

—Eso ya lo sé Javier, la traje de Londres con las gemelas— le dijo como si fuese algo normal. Realmente suena horrible.

—No puedes traer a una niña contigo como si fuera una animalito indefenso de la calle, Victoria— le grito —¿qué mierda te sucede?

—No la traje de esa manera, legalmente es mi hija. En sus papeles figuran nuestros nombres como sus padres— le dijo.

La solté y corrí hasta la reina mientras la tomaba de la mano. Sé que esto va a terminar mal.

—OK, mientras ustedes resuelven sus problemas maritales con sexo o lo que sea, mi madre, esta preciosa y yo vamos a ir a las bodegas, chao— me arrastró con ella. Voltee por encima del hombro y la vi antes de dejarla con él. ¿No le hará daño o sí?


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Hola

No son publicaciones diarias pero hago lo mejor que puedo, gracias por sus mensajes, alegran mi día. No olviden comentar que tal les parece.

Los ama, Sol.

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