𝐇𝐮𝐧𝐭𝐫𝐞𝐬𝐬 [𝐓𝐞𝐞𝐧 𝐖𝐨𝐥𝐟]

𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟖

La grabación terminó de reproducirse, dejando la cinta congelada en el momento exacto en la que Maxine, el chico Stilinski y Scott McCall se iban de la biblioteca recién destruida por el Kanima, llevando en brazos a la joven beta de Derek Hale.

—¿Cuándo le diremos a Thomas?—preguntó la mujer pelirroja que se encontraba sentada en el escritorio.

—Cuando sea conveniente—respondió el más viejo.

—¿Conveniente?—la incredulidad en la voz de su hijo era notoria—Es su hija. Tiene derecho a saber en lo que está involucrada.

—Sus derechos fueron revocados desde el momento en el que suponen un problema para nosotros—Chris no pudo evitar apretar la mandíbula ante las palabras de su padre—Thomas siendo un padre sobreprotector solo seria un estorbo, su hija nubla su juicio. Necesitamos seguir con el plan si queremos que Derek, su manada y el Kanima sean eliminados.

—Pero...

—La decisión está tomada Christopher—suelta bruscamente dejando de ver el filo de su espada—Thomas no puede enterarse que la pequeña Maxine sabe del mundo sobrenatural, y mucho menos que se está involucrando con ellos.

El hombre se pone de pie tomando su abrigo.

—Ahora si me disculpan, tengo que hacer mi famoso bizcocho de pasas—les sonríe como si de un inocente abuelo se tratara para después salir de la oficina, dejando al matrimonio solos.

—¿Estas de acuerdo con el?—cuestiona mirando a su esposa.

—Creo que tiene razón, Chris—responde poniéndose de pie y acercándose a él—Thomas es un hombre irracional cuando se trata de Maxine. Solo arruinaría todo.

—Es su hija, Victoria. ¿Tu no harías lo mismo por Allison?—cuestiona el ojiazul esperando a que logre convencerla de cambiar de opinión—Podría salir herida o peor, muerta.

—Allison es una chica lista—se limitó a decir—Tu cariño por esa niña, el compararla con Allison...No lo arruines Chris. Debemos de seguir el plan.

Victoria salió del despacho sin decir una palabra más, dejándolo solo con la culpa. A veces se preguntaba qué tan insensible podría llegar a ser la mujer con la que estaba casado, amaba a su esposa pero cuando de una cacería se trataba esta se convertía en un témpano de hielo.

Después de meditarlo por varios segundos tomó una decisión. Seguiría las órdenes de su padre y no le mencionaría nada al italiano, pero protegería a su hija a como de lugar, no iba a permitir que fuera algún daño colateral de guerra.

[...]

Observó con atención cada uno de los frascos que Deaton ordena, no puedo creer que él esté involucrado en todo esto, es jodidamente emocionante. Al parecer nota mi intensa mirada porque me mira sé reojo causando que de un pequeño brinco y me gire hacia otra pared fingiendo ver el muy interesante letrero sobre la importancia de esterilizar a tus mascotas.