(II)

219 33 5
                                    

― ¿Dónde carajos consigue ese dulce? 

― ¿No es obvio? Ve a la superficie. 

― ¿Estarás bien solo? 

― Sí, no te preocupes, puedo cuidarme solo. 

― Casi mueres ayer. 

― Pensé que estábamos acostumbrados a esto. 

― Soobin, yo te amo, sé lo idiota y sobreprotector que eres, pero creí que eso ya había quedado claro. 

― Ya sé, podrías llegar al borde, pero jamás morir, lo entiendo. 

― Y nadie se atrevería a hacerme daño, considerando que ahora soy más letal, mejor ve por mi dulce, mientras Hoon y yo vemos una película. 

― Supongo que ahora yo debo encargarme de los políticos y los criminales. 

― Por cinco años mínimo. 

― Estoy bien con eso, puedes volver a la política cuando deje de ser un peligro aparecer en público. 

― Lo sé. 

― Me voy. 

― No puedo creer que hayamos tenido una conversación seria sólo por un maldito dulce. 

― Ya, me voy, los amo. 

Soobin se encontró con Chan en el camino de regreso, hablaron, no parecía que el lobo hubiera notado el contante miedo que habitaba el frío corazón del vampiro. 

Soobin quería asegurar que Yeonjun no saldría lastimado, que ese loco no podría hacerles nada, pero eso no era cierto. 

― Estoy bien, estamos bien. 

― Lo sé. 

Los meses pasaban y el tiempo se escurría como agua entre sus dedos, pero ahora estaba seguro, alguien debía morir, bien podía ser él o bien podía ser el príncipe, pero jamás permitiría que le hicieran daño a su familia. 

― Yeonjun, estás siendo sobreprotector. 

― Cierra la boca. 

― Entiendo, pero creo que ese no vale tanto. 

― Dije que te calles. 

― Ok, ok, me callo ―la mano de Soobin acariciaba suavemente la cabeza de su hijo―. Tu padre me da miedo. 

― Ya está. 

― ¿Deberíamos invitar a Chan a su cumpleaños? 

― No, están en problemas con su hijo, deja que pase un tiempo. 

― Es cierto, el niño hubiera tenido muchos problemas si no fuera por sus sobreprotectores padres. 

― Sigues teniendo miedo. 

― Claro que tengo miedo, son muchas cosas nuevas. 

― Lo sé, pero no te preocupes, estamos juntos. 

― Y así seguirá. 

Soobin planeaba cumplir esa promesa, no dejaría que ese principito le arrebatara su felicidad, después de todo, los vampiros siempre tenían ese tinte de infantil egoísmo, la mayoría de niños vampiros le sacarían la cabeza a cualquiera que se atreviera a quitarles sus juguetes sin haber demostrado su autoridad, Yeonjun era así. 

Tuyo | soojunWhere stories live. Discover now