(VIII)

44 8 2
                                    

Era una noche como cualquier otra, los niños pasarían todo el fin de semana con los lobos, eran libres por así decirlo, aman a sus niños, pero también necesitan un tiempo para ellos. 

― ¿Música? 

― ¿No te gusta? 

― Me encanta. 

― ¿Recuerdas cuando éramos niños? Nos escabullíamos al salón para bailar, podíamos pasar ahí horas y horas. 

― Tú siempre ponías tu mano en mi cintura y sostenías mi mano izquierda. 

― Es que trabajas más con la derecha, me sentía más seguro de que fueras libre con esa mano en mi hombro. 

― Siempre pensabas primero en mí. 

― Siempre pensaré primero en ti, yo estoy al final, sé que estaré bien si tú me cuidas. 

― Y tú me cuidas a mí. 

― Exacto. 

― Muy bien, me gusta. 

― ¿No elevamos? 

― ¿Y si vamos a la terraza? 

― Sería genial. 

Bailaban como cuando eran niños. 

― Sé que hay algo que te preocupa. 

― ¿Lo sentiste? Sunghoon y Jake. 

― Sí, pero son niños todavía, hay que dejarlos crecer, ya sabes, no todos los enlazados terminan juntos. 

― Pero eso daña una parte del alma, más si ya conociste y reconociste a la persona. 

― Y ellos se reconocieron. 

― Sí, por eso me preocupo, sólo queda formar el lazo, es algo difícil, pero es así. 

― Déjalos, son niños y para formar un lazo se necesitan sentimientos más fuertes, no algo tan puro. 

― Lo sé, pero me preocupa, ambos encontraron a sus parejas demasiado pronto. 

― Nosotros nos encontramos demasiado pronto, pero está bien, no te preocupes, yo hablaré con Hoon y tú con Sunoo. 

― Bien ―Yeonjun apoyó su cabeza en el hombro de Soobin―. Hoon tiene un instinto protector muy fuerte con Sunoo, ahora también con Jake y Riki.  

― Instinto que debe aprender a controlar. 

― Lo sé. 

― Lo ayudaremos con eso, aprenderá a hacerlo, aprenderá como cuidar de sí mismo y como cuidar de Jake. 

― Espero que sí, es más peligroso con ellos. 

― Son incompatibles. 

― Beomgyu le habló de eso. 

― Me alegra en parte que haya sido él, nadie es más sincero que él al respecto. 

― Nadie puede ser más sincero que tus padres. 

― Pero sin contar a nuestros padres, Beomgyu es el mejor para atemorizar a los niños, ya sabes, puede tener una voz dulce, pero es directo, no tiene filtros cuando se trata de ese tema. 

― Estuvo a tu lado por diez años, te vio en tus peores momentos, te vio encadenado y muriendo, entiende lo horrible que puede ser. 

― Sí, esa clase de situaciones causan más dolor a las personas que te rodean que a ti mismo. 

― No te sientas mal, te amamos, se trata de esa clase de dolor que uno está feliz de sentir por aquellos que amamos; tú te sentirías igual si fuera yo, si fuera Gyu, si fuera Taehyun, si fuera Hoon o si fuera Sunoo. 

― Sí, somos una familia. 

― Lo somos. 

― Por siempre. 

― Y para siempre. 

Soobin y Yeonjun se fundieron en amoroso abrazo, un abrazo cargado de emociones: amor, lealtad, fidelidad, entrega, confianza, amistad, dolor, tristezas, lágrimas, heridas. 

Se amaban mutuamente, se habían amado desde siempre, crecieron así, amando al otro fielmente, primero como amigos, después como jóvenes amantes, después con el cariño de esposos, después como padres, los años pasarían y pasarían y se amarían como el primer día, más que el primer día, mucho más con cada minuto, si algún día uno de esos fríos corazones dejaba de latir, el otro lo seguiría enseguida. Eran todo sin el otro, pero siempre sentirían que algo les faltaba, porque eso era su amor, se trataba de entregar, no ciegamente, tenían pruebas del amor que sentían, tenían pruebas de la fidelidad y confianza. 

Tuyo | soojunOù les histoires vivent. Découvrez maintenant