ℂ.2•𝕯𝖎𝖑𝖊 𝖖𝖚𝖊 𝖘𝖊 𝖛𝖚𝖊𝖑𝖛𝖆 𝖒𝖎 𝖆𝖑𝖋𝖆.

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La vista que tenía ahora lo hizo tragar saliva en una enorme cantidad, por más que algo le decía que apartase la mirada no podía, la piel de porcelana parecía cegarlo, conforme más jalaba de la prenda un nuevo rastro de piel se revelaba ante sus curiosos y deseosos ojos, dejó de respirar un momento lanzando lejos la prenda detrás de si, llevó ambas manos sobre la cadera del omega, la piel de este sintiéndose cual terciopelo, tersa y cálida al tacto, mordió su labio mientras su pecho oscilaba eufórico por la corriente que le traspasaba desde la punta de sus dedos hasta ahí, al entrar en contacto con la piel del chico debajo suyo, descendió sus toques hasta sus muslos dándose el total tiempo para apreciarlo y acariciarlo, percibiendo como temblaba bajo sus manos y ocasionando un tipo de coalición en su interior, su alfa regocijado ante el más mínimo roce de sus dedos en el cuerpo ajeno que a su lado racional hacia sentir patético.

Sus ahora templadas manos trazaron un camino ascendente sobre el vientre del omega, con el fin de quitarle la camisa de seda que lo cubría consiguiéndolo con éxito, inspeccionó cada milímetro del torso ajeno embelesado hasta que sintió la ansiedad calcinándole las entrañas por lo que guió toda su atención a la única prenda que le privaba del monumental cuerpo entero de Yeonjun: sus calzoncillos, tomó la prenda con toda seguridad y la echó fuera finalmente, orgulloso logró lo que tanto había deseado, tenía al dueño de sus pensamientos desnudo completamente frente a él, tan expuesto para ser follado en ese momento. Fue aquella tan definitiva acción un detonante de demasiadas cosas a su paso; el olfato del alfa ahora estaba infestado con la esencia del omega a causa del lubricante que desprendía incontenible ahora siendo absorbido por la sábana, curioso aún elevó la mirada sobre el menor mirándolo con los ojos fijos en él y mantenía un semblante de súplica por atención junto a un par de mejillas enrojecidas, sin poderlo evitar le sonrió de lado por una fracción de segundos previo a arrojarse sobre él salvajemente, se afianzó a su hermosa cadera y lo besó impaciente, queriendo devorar cada parte de los labios del omega sin ningún tipo de piedad.

Demasiadas emociones estaban latentes en su sistema, la temperatura en él subiendo cada vez más conforme sus labios abarcaban los contrarios, tomándolos entre sí con frenesí, capturando todo lo que podía como si el separarse fuese su condena de muerte. La situación del omega era de alguna forma similar, ido en como estaba siendo tocado, también habiendo sentido la penetrante mirada ajena sobre sí lo hizo entrar aún más en calor como si realmente eso fuere posible en su condición, necesitado de un mayor tacto correspondió al beso en un torpe inicio, solamente separando los labios para recibir los del contrario y dejarlo guiar por completo ese toque, siendo la primera vez en sentir esos tan apetitosos labios, y de una u otra extraña forma se sentían justo como lo imaginaba, dulces, cálidos y adictivos, era un tacto tan grato que lo tenía muriendo lentamente, sus piernas estaban temblando mientras entre ellas empezaba a escurrirse tan incesantemente su lubricante haciéndolo desesperarse más, a pesar de aquellos pequeños gestos brindados por el alfa él estaba tan extrañamente cómodo, aunque su cuerpo cada vez le exigía más que sin poderlo prever abrió un poco más las piernas y rodeando al alfa con sus brazos en su espalda, se colocó un poco más abajo para iniciar un vaivén con sus caderas, rozándose sutilmente contra la parte frontal del cuerpo de Beomgyu.

Las ásperas manos del pelinegro se afianzaron con fuerza sobre el hueso de la cadera que sostenía apenas y sintió la húmeda piel sobre si, en cierta defensa, tomó el labio inferior del omega entre sus dientes para jalarlo y mordisquearlo como mejor le plació, ocasionando que un gemido vibrara escandaloso en la garganta del pelirosa, como un tipo de dominó provocando en el alfa una risa de satisfacción, el último lo dejó ir jadeante, se enderezó en su lugar y lo observó atento desde arriba con una cara de cierta superioridad y maldad, sonrisa ladina y cejas ligeramente curveadas mientras su cadera se balanceaba de adelante hacia atrás, al ritmo fijado por el omega, haciendo que su intimidad chocara con la de este con un cierto toque de brusquedad, la forma en la que se retorcía el omega le estaba pareciendo tan divertida y muy excitante, poniéndolo cada vez más duro.

Rᴇᴅ LɪɢʜᴛsWhere stories live. Discover now