𝟥. 𝒬𝓊𝒾𝑒𝓃 𝓃𝑜 𝒶𝓇𝓇𝒾𝑒𝓈𝑔𝒶 𝓃𝑜 𝑔𝒶𝓃𝒶

6.2K 593 443
                                    

- Valeria, por favor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Valeria, por favor.

- ¡Te he dicho que no y es que no!

Subo rápidamente, las escaleras de casa de mi abuelo y entro dentro de mi habitación pegando un portazo. Me tumbo en la cama y cojo un cojín llevándomelo a la boca. Me pongo a gritar hasta que me quedo sin aire. Tomo otra bocanada y vuelvo a hacer la misma operación. Estoy cabreada, enfadada, furiosa, y también asustada y muerta de miedo. Y la culpa es del italiano. Bueno, la culpa no es suya porque él no sabe nada de lo mío. Bueno, puede que lo sepa, porque parece que está muy informado de mi vida.

Repito la misma operación un par de veces más hasta que me calmo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Repito la misma operación un par de veces más hasta que me calmo. Jamás creí que iba a tener que enfrentarme a lo mismo en tan poco tiempo. Aún no me he recuperado del todo. Lo que para algunas personas trabajar en Ferrari sería suerte, para mí es una maldición.

Cojo mi móvil y conecto mis auriculares. Busco en mi lista de reproducción a Nightwish y "Wish I had an angel" resuenan a un volumen algo más alto. No quiero escuchar a mi abuelo. No quiero escuchar al tal Aless Rinaldi, jefe de equipo de la escudería Ferrari. Sólo quiero que pase la noche y que todo vuelva a ser como era antes de que su puto coche apareciera en mi puerta. Siento las lágrimas caer por mis mejillas y me doy la vuelta en la cama.

No quiero volver a tener esa sensación en el cuerpo. No quiero estar mal otra vez. Me niego. A mi cabeza acuden imágenes de lo que pudo haber sido y tengo que apretar mis dientes para no acabar gritando.

Esto que llevo yo sola por dentro, algún día va a estallar. Y ese día sé que me derrumbaré y no seré capaz de levantarme.

Me echo el edredón encima intentando relajarme, y poco a poco, me quedo dormida.

Cuando despierto, miro el despertador y son casi las una de la mañana. He dormido más de cinco horas. No me extraña, si tenemos en cuenta que cuando estoy a punto de tener un ataque, todo mi cuerpo se trastoca. He debido quitarme los auriculares en algún momento porque están sobre el edredón. Me pongo en pie y salgo de mi habitación aún descalza. Me suenan las tripas y tengo hambre. Bajo las escaleras y en la cocina hay luz. Al entrar, veo a mi abuelo sentado en la mesa escuchando la radio con un café delante.

55LOVE (Runner 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora