Capítulo XVII parte 1

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Alastair se dirigía a las cocinas exigiendo la quinta tila de la mañana. Habían pasado dos días y esa tarde sería su coronación. Los nervios le invadían, había dejado todos los preparativos en manos de sus consejeros ⏤los pocos que le quedaban en los que podía confiar⏤, pero el discurso y palabras hacia su pueblo quería que fueran personales.

Las escaleras principales descendían hasta la cocina. En un último impulso, decidió cambiar el rumbo de sus pisadas hacia un nuevo destino.

Tres sonidos en la puerta bastaron para que la persona en su interior contestara.

⏤Adelante. ¿Qué quieres?

⏤Necesito ⏤Alastair dudó de sus palabras, pero al igual que sus pies sus labios parecían tener control propio⏤. Necesito ayuda y creo que solo tú puedes dármela. Calmarme...

Se calló de inmediato antes de que su boca siguiera teniendo autocontrol y proclamase algo de lo que luego podría arrepentirse.

⏤Pasa y cierra.

Norina se encontraba sentada sobre una pequeña butaca amarilla con mantas y cojines rojos y anaranjados que hacían resaltar su bronceada piel. Su clara mirada se perdía en el horizonte de la ventana.

Alastair, nervioso, se acercó. Soltó un largo suspiro y le entregó un pergamino enrollado con un lazo rojo que impedía ver el contenido.

⏤¿Qué es esto? ⏤preguntó curiosa, cogiéndolo y observándolo indecisa de si abrirlo.

⏤Mi discurso. Lo he preparado... para esta tarde ⏤respondió con menos confianza de la habitual⏤. Pero... necesito tu ayuda. Norina, sabes más de esto que yo...

Los azulados ojos de Norina se desviaron del pergamino encontrándose en el camino con los oscuros de Alastair, que se desviaron tan esquivos como nerviosos al pergamino.

⏤¿Puedo? ⏤preguntó Norina moviendo ligeramente los dedos sobre el papel.

⏤Por... por supuesto... ⏤respondió entrecortado⏤. Puede que necesite cambios... es que es el primero que debo hacer.

Norina tiró cuidadosamente del lazo. Al desenrollarse por completo, Alastair se giró caminando nervioso por la habitación. Las palabras escritas por su puño y letra le parecían demasiado auténticas, pero inocentemente sentimentales.

Comenzó a leer, deteniéndose en cada párrafo para pensar alguna mejora. Pequeñas sonrisas, alzadas de cejas o muecas desconcertaban a Alastair provocando que se acercara para echar un vistazo rápido de qué era lo que tanta gracia le hacía a la "princesita".

⏤Norina ⏤proclamó acercándose veloz para arrancarle de sus manos el pergamino ambar⏤. Ha sido mala idea.

⏤¿Qué? Déjame leerlo ⏤exigió la rubia intentando recuperarlo.

⏤Siento que te estás burlando... ⏤se quejó Alastair apartándose.

Norina se quedó quieta en la ventana, observando al joven dirigirse a la puerta para marcharse. Antes de que lo hiciera, la princesa lo agarró del brazo impidiendo cualquier escape por parte del futuro rey.

⏤¿Por qué quieres huir de mí? ⏤preguntó divertida.

⏤¿Y tú por qué no dejas que me marche? Tengo muchas cosas que hacer antes de que comience la ceremonia ⏤intentó excusarse.

⏤Alastair, déjame seguir leyéndolo ⏤insistió Norina, volvió a agarrar el pergamino y tiró levemente de él para no romperlo.

⏤¿Para qué me sigas viendo la cara de idota? ⏤su voz denotaba enfado, pero no el suficiente para que la joven no siguiera intentándolo.

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