❝u n o❞

1.1K 68 4
                                    

Wooyoung odia su trabajo.

Quizás esa no sea la forma correcta de decirlo. Realmente, no es tanto que no le guste el trabajo en sí, simplemente no puede soportar al idiota de su jefe. Choi San es el editor en jefe de una importante editorial de Seúl y, desde la opinión de Wooyoung, también es el ser humano más increíblemente grosero que existe. Y, sin embargo, durante los últimos tres años, Wooyoung se las ha arreglado para ir a trabajar todas las mañanas como asistente de San, viendo el peor lado de él en todo su esplendor, un poco aterrador desde su punto de vista.

Esa mañana no era una excepción.

El Sr. Choi Young-jae ha venido para una cita con San para evaluar su manuscrito, y cuando ve la mirada esperanzada en el rostro de Young-jae, Wooyoung realmente se siente mal por él. Ha esperado esta cita durante meses, y se ve tan brillante y ansioso, sin la más mínima idea del terror que Choi San está a punto de infligir sobre él y su amado manuscrito.

San saca la carpeta llena de su escritorio, con cuidado de no derramar la gruesa pila de papeles escondidos dentro, y hojea las primeras páginas brevemente, con los ojos recorriendo rápidamente las líneas impresas.

─Puaj. No, no. Terrible, simplemente terrible. Honestamente, ¿En qué estabas pensando?. ─ Dice, sacudiendo la cabeza con desdén y presionando sus labios en un ceño fruncido mientras sostiene la carpeta hacia Wooyoung, quien vacilante la toma a pesar de no saber qué se supone que debe hacer con ella.

─Pero... ¡Pero trabajé en eso durante tres putos años! ¡Ni siquiera lo leíste, solo hojeaste las primeras cuatro páginas!. ─ Young-jae balbucea, su tono es una mezcla entre sorprendido, enojado y suplicante.

─ Y con solo hojear esas primeras cuatro páginas, ya me di cuenta de que era una mierda; eso describe lo horrible que fue leerlo. ─ Dice San. Una pequeña y tensa sonrisa se curva en sus labios, una señal silenciosa pero firme de que, en lo que a él respecta, la conversación ha terminado-Buen día, Sr. Choi Young-jae.

Young-jae se da vuelta y sale de la oficina, murmurando algo parecido a "jodidamente engreído, idiota" antes de cerrar la puerta detrás de él.

San suspira para sí mismo y reajusta sus lentes sobre el puente de su nariz antes de enderezarse en su silla y sacar otra carpeta de su escritorio, preparándose para lanzarse a otro proyecto.

Por unos momentos, Wooyoung se queda en silencio, mirando al hombre mientras hojea el documento y garabatea notas en los márgenes con una pluma estilográfica de apariencia bastante cara. Pasan cinco minutos antes de que Wooyoung tenga el coraje de aclararse la garganta silenciosamente en un intento de recordarle a San su presencia.

La cabeza de San se levanta y se gira para darle a Wooyoung una mirada mordaz, aunque en realidad no dice nada.

─¿Qué quieres que haga con esto?. ─ Pregunta Wooyoung, sosteniendo la carpeta del manuscrito rechazado de Young-jae.

─No sé. Tritúralo, quémalo, compra un hámsters y úsalo como su cama en una jaula; solo haz algo para asegurarte de que ninguna otra pobre alma tenga la desgracia de leerlo. ─ San suspira, agitando la mano con desdén.

Wooyoung trata de no poner los ojos en blanco ante la dura declaración de San, eligiendo en cambio dar un asentimiento obediente. Tira toda la carpeta a la papelera de reciclaje y golpea el fondo del recipiente de plástico con un fuerte golpe. Wooyoung trata de no pensar en el hecho de que acaba de tirar algo que le tomó tres años de la vida de alguien crear; Realmente no hay nada que pueda hacer de todos modos, incluso si se siente un poco culpable.

─¿Debes andar tirando cosas en mi oficina? Estoy tratando de concentrarme. ─ San señala con una leve mueca.

San realmente necesita terminar de editar ese borrador de la próxima novela de Wen Junhui, y aún no está ni la mitad.

The proposal ; woosan Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora