divorced parents

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En donde Hongjoong y Seonghwa son padres divorciados que se llevan muy bien.


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El amor es una magia, como un sueño, como si volaras por el cielo, pero si no logras conectar lo suficiente con tu pareja, lo mejor es tomar caminos distintos por la paz.

Eso era lo que exactamente sucedía con la pareja divorciada: Kim Hongjoong y Park Seonghwa.

Realmente ambos habían tenido una enorme conexión en sus tiempos de juventud. Fueron esos novios en la preparatoria que amaban vivir su vida y experimentar, pero esas pequeñas escapadas y los rapidines en el auto les hicieron iniciar una paternidad a la hermosa edad de dieciocho años.
Así es, a los dieciocho años la pareja tuvo la dicha de concebir a su pequeño y único hijo Kim Park San.
Claro que tenían el plan de casarse en unos cinco años y después de ello comprar su propia casa para finalmente formar una familia como toda pareja joven, pero tal parecía que deberían iniciar con el último paso primero.

Los primeros tres años de San habían sido como de cuento de hadas.
Hongjoong y Seonghwa se habían casado por el civil  unos cinco meses antes de que San naciera, después, ambos habían trabajado tan duro hasta que un mes antes del nacimiento de San ya tenían una casa propia. Demasiado pequeña, pero ya no necesitaban depender de sus padres quienes les habían echado la mano en lo que conseguían un lugar decente que se ajustara a sus presupuestos.
San nació y ambos tuvieron una paternidad muy complicada, pero Hongjoong apoyaba a Seonghwa y viceversa. En todo momento  fueron el hombro del otro y a pesar de ser padres tan jóvenes y primerizos, lograron darle a San una buena calidad de vida, además de demostrarse todo el amor que sentían el uno por el otro. Eran una familia pequeña y feliz.

Pero bueno, ambos eran jóvenes que se responsabilizaron a tan temprana edad, así que con el tiempo su relación se fue desmoronando.
Ninguno había engañado al otro, claro que no, pero al pasar los años se dieron cuenta de que realmente no congeniaban lo suficiente. Ya no había esa chispa de pareja, ya no se sentían como en ese lindo cuento de princesas, ya no eran los mismos adolescentes experimentales.

Así que, al cumplir los nueve años San, sus padres optaron por el divorcio.

Kim y Park quedaron en buenos términos, que va, en MUY buenos términos.
Al punto de en ocasiones tener relaciones sin compromiso alguno.
Eran muy buenos amigos, de eso se habían dado cuenta y claro que si se trataba de San, ambos coincidían y eran el mejor equipo.
Porque pese a todo nunca dejaron de atenderlo, al contrario, para la ex pareja su hijo era lo único bueno que habían logrado hacer juntos, su hijo lo era todo y se lo demostraban día con día.

Actualmente San tenía dieciséis años y su rutina era un tanto agitada.
Desde el divorcio de sus papás, ambos habían acordado que su hijo pasaría una semana con cada uno, cosa que al principio fue muy difícil para el pequeño.
No era un cambio enorme, pero sí algo agotador el tener que tener un closet en cada casa con ropa y juguetes, aunque al final del día salía siendo ganador, ya que recibía el doble o triple de regalos en cada ocasión especial.

Había momentos en los que los tres convivían, pero estos eran muy contados.
Hongjoong trabajaba como productor para una empresa muy famosa y casi siempre tenía que estar trabajando, mientras que Seonghwa prefería llevársela más tranquila siendo el secretario de una editorial reconocida.
¿Que si San tenía alguna preferencia?, pues no, no la tenía.
Amaba a sus padres con todo su corazón pero si debía admitir algo, era que la convivencia con cada uno era abismalmente diferente.
La semana con Seonghwa era muy tranquila.
Su papi, desde que era pequeño hasta la actualidad, le despertaba suavemente acariciándole sus finos cabellos, le daba un besito en la frente y le susurraba con una sonrisa unos "buenos días"
Posteriormente lo llevaba a la escuela y le preparaba una lonchera con un desayuno tan bien preparado que ni si quiera quería comerlo.
Vaya, como no hacerle algo tan bien elaborado si su rutina empezaba a las cinco de la mañana.
A pesar de que la semana con Seonghwa era de las más tranquilas, también era de las más desesperantes.
Prácticamente su padre no había caído en cuenta de que su pequeño retoño ya no era un bebé y aveces seguía tratándolo como tal.
No hay que malinterpretar, a San le gustaba la atención que recibía de Seonghwa, pero aveces sobrepasaba los límites demasiado.

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