VIRUS

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- ¡Lucas! ¡Lucas despierta! Lucas despierta por favor...

Lucas abrió ligeramente los ojos vio la silueta de Max, sentada en la cama, a su lado. En los brazos acunaba a su pequeña hija, la cual lloraba con fuerza.

- ¿Qué pasa? ¿Qué hora es?
- Tiene mucha fiebre Lucas... Tiene más de 41 grados... - sorllozó Max mientras trataba de calmar a la pequeña.
- ¿Quién?
- K-Kate...

Lucas se incorporó de golpe, quedándose sentado en la cama frente a Max, y pudo reconocer lágrimas en la cara de la pelirroja, que mercía al bebé, desesperada.

- ¿¡Qué!? ¿¡41 grados, Max?!
- S-Sí... N-No dejaba de llorar y se me ocurrió ponerle el termómetro... Ya... Ya... Ya mi amor mamá está aquí... Está muy mal Lucas... He conseguido que le baje bastante pero todavía sigue en 38º...

Max le mostró al bebé, la cual tenía las mejillas ardiendo y todo el cuerpo chorreando de sudor. Lucas la tomó entre sus brazos, preocupado, tratando de calmarla, pero no había manera. Ella solo se retorcía y lloraba con fuerza en los brazos de su padre.

- Dios mío, lo siento, lo siento... Soy una mala madre... - dijo Max entre lágrimas - N-no dejaba de llorar, no tenía hambre, tenía el pañal limpio... Pensé que estaba llorando sin ningún motivo y la he puesto a dormir pero no había manera de se calmara... E-entonces se me ha ocurrido tocarle las mejillas y... Dios mío Lucas tenemos que hacer algo... Soy una mala madre... Perdóname bebé...
- Eh, Max, no digas eso - respondió Lucas poniendo una mano en el rostro de su novia -. No eres una mala madre Max... Y perdóname tú a mí por no haberme despertado... Llevamos días sin dormir y estaba reventado.
- No pasa nada, Lucas... Llevas levantándote tú dos días seguidos.

Lucas tocó la mejilla de su hija, y comprobó, que en efecto, estaba ardiendo.

- Dios... Sí que está ardiendo... Ya está, Katie, mamá y papá te van a llevar ya al médico, ¿vale? - le dijo a la bebé, la cual seguía llorando mientras agarraba el dedo de su padre.

Max solo sorllozaba, mientras las piernas le temblaban. Él puso una mano en su rodilla, y la miró a los ojos.

- Max. Por favor tranquilízate... Todo está bien, ¿vale? Ella está enferma pero vamos a llevarla al hospital y la curarán.

La pelirroja asintió, pero Lucas la conocía demasiado bien. Sabía que en esa mente inquieta había algo más que la preocupación.

- Y por favor te ruego que no pienses que es tu culpa, porque no lo es.
- Ha estado llorando mucho rato y yo la he ignorado... Me estaba pidiendo ayuda, Lucas...
- Max - Lucas puso una mano en su mejilla para retirarle las lágrimas -. ¿Recuerdas lo que te dije cuando nos enteramos de que estabas embarazada? Estabas realmente aterrorizada, y te dije que era obvio que cometeríamos novatadas, como todos los padres primerizos. Por favor Max, no pasa nada, tú no lo sabías... No seas tan dura contigo misma...
- No quiero que le pase nada a mi niña...
- No le va a pasar nada. Vamos al hospital, ¿vale? - Max asintió - Ven aquí. Dame un abrazo.

Lucas abrió uno de sus brazos, porque con la otra sostenía a la bebé, y Max se refugió en su pecho, dejándose envolver del olor y las buenas vibraciones que Lucas siempre le trasmitía. Realmente Max no sabía que era lo que había hecho para ganarse el amor de Lucas.

En cinco minutos, la pareja se vistió y salió de su casa con el coche directos al hospital. La pequeña no había dejado de llorar, y Max supo que la fiebre le había vuelto a subir. Entraron al hospital y rápidamente los atendieron. Le inyectaron medicamentos para bajarle la fiebre a la niña y decidieron ingresarla para que pudiera pasar la noche en observación.

ONE SHOTS: LUMAXOnde histórias criam vida. Descubra agora