Capítulo 6 | Recuerdos y Renuncia

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Contenido sensible (violación, uso de violencia y palabras explícitas).

Dolía demasiado, todo su cuerpo dolía a tal punto qué si intentaba moverse un centímetro, todo en su interior ardía. Se quejaba de dolor mientras que sus manos viajaban hasta su vestido, desgarrado y bañado en sangre. Emitió un grito débil y apenas audible.

Sus manos pronto quedaron bañadas en sangre. Esa noche era borrosa ante su memoria pero por más borrada qué estaba, sabía perfectamente lo que le había pasado. El recuerdo vago de hombres sin rostro era lo que la atormentaba pero más lo que hicieron con ella. Aún tendida en el suelo, intentó levantarse pero sus intentos fueron en vano, dolía demasiado. Sus lágrimas fluía sin detenerse, la pequeña niña ya no sabía si era por el dolor en su cuerpo o la impotencia de ser traicionada.

No podía escuchar ningún ruidos, no hasta que la puerta rechino al ser abierta y dejando entrar una leve luz.

—¿Lilith?

Rápidamente reconoció la voz, se trataba de una dulce niña rubia, Mary Jeffries, hija de la dueña de Jeffries. Solo notó que su rostro estaba lleno de angustia y sus ojos amenazaban con llorar por horas. Mary corrió hasta Lilith y la tomó de los brazos, Mary era mayor por dos años, así que perfectamente pudo cargar el cuerpo de Lilith sin lastimarla. La llevó hasta la cama, mientras susurraba palabras que Lilith no pudo escuchar.

—Traeré un paño de agua.
Mary se encargó de limpiarla y darle un té. Se había pasado toda la noche cuidando de ella, ella intentaba con todas sus fuerzas qué Lilith hablara, pero era en vano. Hasta una hora después, Lilith se levantó de la cama, aunque le dolía, hizo un esfuerzo enorme por sentarse, Mary imitó su acción.

—Fue tu madre, dijo que el té era para relajarme.

Los ojos de la rubia se cristalizaron y se llevo sus manos a su boca.

—Lo lamento mucho, de verdad. Le dije que no lo hiciera, le suplique.

—¿Cuánto?— Mary se quedó en silencio, no entendía la pregunta— Cuánto ofreció.

—Madre dice que podrá costear todo, fue demasiado. No sé cuánto.

Esa noche planeó con Mary evitar que su madre volviera a hacer lo mismo con alguna otra niña, pero podría ser imposibles, todas del burdel rondaba por los 17 años a 28, ninguna niña. Solo Mary y Lilith, pero según su amiga, en Jeffries era muy común, hace unos años habían muchas más.

Para su mala fortuna, seguía ahí, cuatro años habían pasado y a sus catorce, aún seguía siendo prostituida por Jeffries. Si bien ella y su amiga habían evitado el abuso infantil, aún había más, como los gustos violentos a los que eran obligadas muchas ahí, excepto a Lilith, su belleza era innegable cada vez que crecía.

Sus años aquí, había estudiado perfectamente a todos y cada rincón del lugar, ideando como destruir con todos ellos, la ida de matarlos le pareció una opción única pero el temor y el asco le dio pavor. No tenía la fuerza mental como para hacerlo.

El día de hoy era uno de esos en los que Lilith volvía a ser pedida, para su suerte había evitado ser abusada de nuevo y con los clientes siempre los dormía una vez que tenía contacto, los hacía con un pañuelo. Su método era llevarlos a la cama y ahí darle su pañuelo humedecido en una droga que Mary le robó a su madre, era alucinógeno, para que después hiciera creer a los clientes que realmente había pasado.

La puerta fué abierta, ella estaba en la cama, dándole la espalda a quién sea que fuera la persona, solo escuchaba como este se sentaba en uno de los sillones y no decía palabra alguna o al menos no ahora hasta segundos después. Mientras que Lilith esperaba con nervios qué fuera a la cama y aplicar su técnica de siempre.

Escarlata | W. James MoriartyWhere stories live. Discover now