2. Náuseas

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Día 2. Náuseas.


¿Por qué ahora? ¿Por qué después de dos años, de su decepción? No eran preguntas agresivas, eran cuestionamientos que le tenía a la vida, ¿por qué había tardado tanto?

Por un segundo cerró los ojos. Pensó en como había sido su vida juntos hasta el momento en que calló completamente en cuánta que ya no eran solo ellos dos.

—¿Katsuki? —le llamo su esposo y el reaccionó abriendo los ojos—. ¿Estas bien?

—Ah, sí, sí. Estoy bien, yo solo estaba pensando…

El hombre frente suyo ladeó la cabeza, como suele hacer cuando su confusión iguala su curiosidad.

«Tan torpemente tierno».

Ok. Pero…

Te aseguró que nhg —«No es nada» quiso decir pero se retracta de golpe, aprieta los dientes—. Estoy bien. En serio.

Sabe qué Shoto sospecha pero supone que confía demasiado en él —o más le vale.

Al terminar la cena fueron directo a la habitación.

Estando ambos acostados el rubio rompe el silencio.

—Descansas mañana ¿cierto?

—Sí.

Tal vez de no saber que alguien habita en su interior le habría propuesto a Shoto que cogieran sin importar que el tenga que trabajar a la mañana siguiente, pero ahora… no estaba a gusto.

—Bien… buenas noches —dijo dándole la espalda al bicolor.

—Descansa, Katsuki.

«Lo intentaré».

[•••]

Debe agradecer que pudo dormir hasta que su despertador sonó. Se sentó en la cama a la vez que se estiraba. Dio un vistazo al cuerpo durmiente a su costado, sonrió, quiso acariciar la mejilla izquierda del mitad albino, solo que el reflujo lo detuvo y una arcada le espanto cualquier pensamiento de que esta sería una buena mañana.

Se levantó y corrió al baño.

«Asqueroso». Procuro ser lo más silencio que una vomitada podía ser para que el bello durmiente padre de su recién descubierto hijo no despertara, aunque no era necesario su esfuerzo.

—Tch —«Ese perezoso…», su ceño se frunció al asomarse por la puerta y verlo casi desmayado—, desgraciado.

«Ese bastardo durmiendo, mientas yo tengo que lidiar con las primeras jodidas náuseas». Rojo de la irá, diría él, azotó la puerta del baño después de pensar en eso.

—¡Ogh! —se exalta, junto con un hilo de baba, suspira cuando se ubica—.  Ugh, Katsuuki, «anda de malas, eh».

Se giro, para volver a dormir.

[•••]

Durante el patrullaje todo estaba normal, algunos ladrones, ya detenidos, y rondines.

«Aburrido» tararea en su cabeza; las calles estaban tranquilas, iban y venían familias y jóvenes que paseaban, que otra cosa podía esperar, era verano en temporada de vacaciones.

Misión: Bebé. [ Mpreg ]Where stories live. Discover now