1. Prueba de embarazo

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Día 1. Prueba de embarazo.

Esa sensación.

Acostado sobre su lado izquierdo, apenas ve el marco de madera sobre la mesilla de noche a su costado, muestra una de sus fotos favoritas, la mando a enmarcar un día después de que la tomó, el día en que llegaron al top 3, y no mucho después de eso su compromiso, es por eso que le encanta esa foto, en la mano de Shoto se puede ver su anillo de compromiso y el de Katsuki colgando de una fina cadena en su cuello. Todo una obra de arte. El fondo era un bonito paisaje y nadie más que ellos dos.

—Ugh.

No pretendía pensar en eso. Hace una mueca. No quiere pensar en algo a lo que le ha estado dándole vueltas toda la semana. En fin… suspira.

El marco, la foto. Una gran etapa en su vida. «Ohh, carajo». Gira los ojos. Quiere darse contra la mesita de noche. Para nada se queja de como es actualmente, solo, solo…

—Deja de pensar, maldición —se dice en un regaño.

Con eso se incorpora en la cama. Y antes de moverse más que para sentarse bien, vuelve a sentirse extraño.

Una sensación extraña en su interior —pero tan fuera de él—, que lo ha estado haciendo regresar de sus sueños a la tierra. Le era incómodo dormir desde hace unas noches. Sentía que algo lo alaba a abrir los ojos y levantarse. Incluso en su anterior descanso se mantuvo durante 15 minutos dando vueltas en la cama, sin conseguir nada aparte de un tonto mareo. También ha estado quisquilloso con la comida pero no cree que eso sea suficiente como para… para ser algo.

Y bueno seguro que puede ser solo estrés.

Hoy es tan temprano que aún ni ha salido el sol, ni un rayo de él. Sus ojos van al lado contrario de la cama. Shoto le diría algo como “señor gruñidos” y luego le daría un masaje de hombros, se queja, porque se siente irritado y su esposo no está. El turno nocturno es pesado, pobre de su tonto y querido esposo, su turno termina a las 8 a.m. y justo es cuando el suyo empieza, lo peor: sus descansos no coinciden.

Va al baño ignorando su sentir.

Se asea y luego va al lavabo. Se mira en el espejo. Ha estado evitando el segundo cajón del anaquel, de pensar en abrirlo y tomar la caja cerrada que está al fondo de ese cajón le aterra. No tan así en realidad.

Pero con una mierda no necesita esa caja. Esto es indigestión, y unos ascos comunes y corrientes, totalmente normales, ¿verdad?, ¡¿verdad?!

«¡Claro que sí, joder!».

Sin embargo, su mano tiembla, inconscientemente la acercó a la manija del cajón. El corazón le retumba en los oídos. Una gota de sudor cae de su mano al suelo.

Una chispa y luego otras pocas.

—Mierda.

«¡Con un carajo solo hazlo ya!».

La manija es tomada y jalada con fuerza, esto provoca que el interior del cajón se sacuda. Entonces salta la caja que no quería ni ver.

Recuerda que cuando la compró en realidad traía dos; hace 2 años de eso, en esa ocasión, al ir a comprarlas, estaba tan nervioso. Al igual que hoy estaba solo en casa. Se adentro al baño casi corriendo, siguió las instrucciones de la caja al pie de la letra un tanto inquieto y espero…

No sólo un minuto ni dos, hasta 5 minutos más tarde pensó que sería seguro y luego dudo, 10 minutos después la vio.

Una estúpida raya roja. Una. Incluso un cero de las cero semanas de embarazo que portaba, porque claro, tenía que comprar de las más novedosas, costosas y eficientes pruebas de embarazo que habían por lo menos en esta no aparecían tontas caritas felices ni tristes.

Misión: Bebé. [ Mpreg ]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ