❤️Capítulo 20❤️

28 8 0
                                    

Esto que acaba de pasar a sido completamente explosivo, es tan pasional y tan capullo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Esto que acaba de pasar a sido completamente explosivo, es tan pasional y tan capullo.

—Ahora si iré a eso que tenía que hacer.—se viste y se va. Sin mencionar otra palabra ni mirarme ni nada.

Lo prefiero así no quiero que se confunda esto ha sido solo sexo.

<<Estas segura de eso>>

Callate.—le ordenó a mi conciencia.

<<No te engañes Ada las dos sabemos lo que realmente quieres>>

¡Qué te calles!

Entro al baño a darme una ducha, el agua está muy caliente como me gusta. Dejo que está haga su trabajo y me recorra todo el cuerpo.

¿Cómo pude caer en su juego? Consiguió lo que quería.

He sido tan débil y estúpida que me costaba cerrar mis piernas aunque sea un día más. Apenas llegué y ya pasó esto. Espero y no se comporte como un niño pequeño y dejé esto en el pasado.

Al terminar de bañarme me vestí y bajé a la sala de juegos. Moría por ver todas las máquinas y juegos que hay en el casino de aquí.

Al entrar todo está muy brillante y reluciente, esto hace juego con mi vestido. Me acerco a la mesa de los dados todo están gritando y haciendo sus apuestas verdaderamente me gusta eso lamentablemente no tengo dinero para apostar pero os juro que si lo tuviera apostaría.

Avanzo un poco más y voy a la ruleta.

¿Adivinen quien está aquí?

—Jefe.—saludo al idiota con el que acabo de follar.

—Camarera.—dice delante de todos, cosa que me avergonzó un poco pero no le di importancia.—Hace tiempo no te veo.

—Idiota.—susurro pasando por su lado  haciendo mala cara.

Ojalá y pierda.

—Señores escojan sus números.—habla el encargado de este juego.

El señor Ruscher hace su apuesta y yo me quedo desde atrás observando.

—¡Siete!—comenta el trabajador y este golpea la mesa.

¡Jodete!

—Sabia que perderías.—me burlo acercándome a él nuevamente.

—¿Acaso crees que tendrías más suerte que yo?—asiento.

—Si me das para apostar y ganó me llevo la mitad.—el sonríe.—¿Aceptas?

—Toma, no hagas que me arrepienta.—me da una buena suma de dinero.

Me he ido por el siete nuevamente. El abre los ojos bien grandes al ver que he escogido el mismo número que acaba de salir.

—Señoras y señores ha salido un doce.—este me mira furioso.

—Supongo y no tengo más suerte que tú.—me burlo totalmente alejándome de él y caminando hacia la mesa de poker.

Todos están en silencio y es un milagro muy pocos juegan poker delante de las demás personas más bien siempre es en cuartos solos.

—Me has hecho perder una gran cantidad de dinero, ya me las pagarás de algún modo.—le sonrío sacando mi dedo corazón.

Este lugar me encanta pero ya me está entrando hambre. Así que salgo del casino y me dirijo al comedor, todo es inmenso y muy bonito. Me siento en una mesa y veo que un camarero se me queda mirando.

—¿Cuál es su nombre?—dice acercándose.

—Ada Andrade.—sonrío sin gracia.

—Senorita discúlpeme pero tiene que levantarse esa no es su mesa.—asiento apenada.—Venga por aquí.

—Muchas gracias—digo sentándome en mi mesa y haciendo el pedido.

Unos minutos después aparece el imbécil por la gran puerta del comedor y se está acercando.

—¿Es necesario que te sientes aquí?—digo apenas se acomoda.

—Somos pareja Ada.—sonríe.—¿Dónde quieres que cene sino es a tu lado?

—No te confundas que tengamos que dormir y cenar juntos no significa nada. —este niega.

—No me refiero a eso pero pronto me comprenderás.

—No te entiendo.—indico.

—Pues no sé si sabes pero en mi familia hay una estúpida tradición de que todos los hombres Ruscher tendrán que contraer matrimonio al cumplir los veinticuatro años de edad.—lo freno.

—Muy bonita tu historia pero me importa tres pepinos nada eso.—el niega

—Creeme que si te importa.—lo miro confusa.—Tu serás mi esposa Ada.

—Estas delirando.—no puedo evitar reírme en su cara.

—Estoy hablando muy enserio.—dejo de reír al ver su expresión.

—No hay forma de que acepte ser tu esposa. —el sonríe maliciosamente.

—Si la hay.—saca su móvil y me lo da.

No le doy play al vídeo pero se nota que somos yo y el desnudos, es cuando hemos follado hace unas horas.

—Eres realmente un mierda.—dejo caer su teléfono en la mesa.

—Será solamente un año.—sonríe triunfante.—Luego romperemos, te daré tu libertad y recuperaré la mía.

No respondo solo lo miro indignada y con asco.

—No me culpes necesitaba una esposa dentro de un mes y aunque pudiera tener a la que quisiera será más divertido si fueras tú.—una lágrima corre por mi mejilla y la limpio rápidamente el no se merece que derrame ni una sola lágrima por él.

Me levanto rápidamente de la mesa y me voy a la habitación. Le pongo seguro a la puerta no dormirá aquí adentro a mi lado. Veo su llave en la mesita de noche y agradezco que sea tan descuidado y la haya dejado.

Me dejó caer en la cama pensando en todo lo que había pasado. Primero me folle a mi jefe y ahora este me está chantajeando con el vídeo de ambos teniendo relación para que sea su esposa porque para él todo esto es divertido.

¿Cómo se puede ser tan miserable?

¿Tan capullo, idiota, imbécil y todo lo malo que pueda llamarle?

Realmente ha sobrepasado mis expectativas, sabía que era un imbécil pero no a ese punto, ha caído muy bajo.

Me arrepiento una y mil veces se haber tenido algo con él. ¿Cómo se supone que fingiré estar enamorada de él durante todo un año? ¿Cómo podré dormir en una misma cama que él? Esto es de locos.

Destinados ©Where stories live. Discover now