💙 Capítulo 21💙

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Se ha ido y me ha dejado solo, supongo que me lo merezco estoy siendo un completo idiota pero realmente no quiero a otra mujer como esposa que no sea ella

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Se ha ido y me ha dejado solo, supongo que me lo merezco estoy siendo un completo idiota pero realmente no quiero a otra mujer como esposa que no sea ella. Podré comportarme como un capullo pero ella será mi esposa aunque sea de mentiras.

Se que tenía bastante hambre así que le llevo lo que ha pedido. Al llegar a la puerta de la habitación me reviso y no traigo mía llaves seguro las he dejado adentro. Tocó la puerta pero es por gusto. Vuelvo a tocar capaz y no me ha oído pero es en vano. Dejo en el suelo al frente de la puerta su comida y bajo rápidamente a la recepción en busca de alguna llave para abrir.

—Perdona.—la muchacha se gira hacia mí y sonríe.—Belleza podrías colaborame una llave que la mía se ha quedado encerrada en la habitación.

Ella asiente y me entrega la llave del número de la habitación que me ha tocado. Al abrir el elevador subo, la puerta está cerrada pero ya no está la comida que le he traído. ¿Será cabrona?

Ingreso la llave y abro la puerta. Ahí estaba comiendo delante de la televisión.

—¿Creías que nunca entraría?—no responde, de hecho no me ha mirado.—Bien, es normal que no quieras ni verme, dormiré en el sofá pero lo del matrimonio sigue en pie así que elimina ese odio hacia mi en un mes porque después si dormiremos juntos.

Se levanta dejando sobre la mesita la comida, pasa por mi lado como si yo no existiera y cierra la puerta de la habitación. Apenas no la veo a la vista me retiro todo esta ropa y me quedo solo en bóxer. Me arrecuesto en el sofá y miro la tele un rato, después de eso me quedé dormido.

Al abrir los ojos por la mañana puedo notar olor a café. Miro a mi lado y está sentada aún en pijama tomando una tasa de café.

—¿Pediste alguna para mí?—no responde.

No insistí y me dirigí al cuarto veo que mi pene está algo despierto por así decirlo todas las mañanas levanta así, ella le da un pequeño vistazo y luego vuelve a mirar hacia delante como si no le afectara, agarro la ropa que usaré ahora y me dirijo a darme una ducha.

Después de unos diez minutos salgo ya ella está esperando con su ropa en la mano. No me mira y entra al baño. Miro hacia la cama y se le ha caído el blumer. Lo cojo en mis manos y lo miro, rojo de encajes, puedo imaginar que tal le queda.

—Eso es mío.—habla por primera vez saliendo del baño con solo una toalla enroscada a su cuerpo.

—¿Es esto lo que buscas?—lo alzó a donde ella no llega.

—Dejate de juegos Branly.—me mira enojada.

—Cógelo si lo quieres.—ella niega y ríe sin gracia.

—Quedatelo tengo más.—abrió su gaveta y sacó otro de ahí.

Me a dejado con el blumer en la mano. Esta bien enojada pero de todos modos ese no es mi problema. Me voy a la sala y llamo para pedir que me suban el desayuno.

Después de unos quince minutos sale del baño y yo ya he desayunado, la esperaba para ir a lo que realmente vinimos.

—Te he dejado café por si querés volver a tomar y unas tostadas no soy igual que tú.—me mira atravesado mientras agarra su bolso.

—Definitivamente no eres como yo.—se pasa la mano por el cabello.—Te lo puedes comer o votarlo no quiero nada que venga de ti.

Ahora que lo pienso su actitud está siendo demasiada ofensiva y distante no me conviene que esté así o mi padre sospechará cuando le anuncie a mi prometida. Debe ser convincente o al menos no tan evidente de que no quiere estar conmigo.

Eres un depredador Brian, usa tus habilidades y enamorala. Hasla sentir diferente.

—Vale siéntate un momento.—comento pero me hace el caso del perro.

—Ya vamos tarde así que mueve tu culo hacia el auto, hay que trabajar.—dice abriendo la puerta y señalando hacia afuera.

El camino hacia el lugar de construcción fue silencioso, varias veces saqué tema de conversación pero era inútil. Al llegar bajamos del auto y la visualizo. Se ha colocado unos jeans apretados que marcan bien su figura, una blusa blanca y unos tenis del mismo color. Por encima de la blusa una chaqueta negra, el pelo se lo ha dejado suelto y algo desordenado, está perfecta con ese maquillaje que hace que todo el conjunto concuerde.

—Esto es para hoy.—me dice, al parecer me he quedado tonto mirando su sonrisa.—Deja de mirarme el culo y ponte a trabajar, mientras más rápido terminemos mejor.

Acato sus órdenes y comienzo a inspeccionar la zona, hablo con el encargado de la construcción y algunos otros que estaban para mantener todo en orden. Doy mi permiso después de ver los pro y los contra.

Regresamos al auto y veo sus zapatos llenos de tierra.

—No digas nada ya me compraré otros.—dice sin yo mencionar palabra al parecer a leído mis expresiones.

—Solo te iba a decir que es una lastima estabas muy bonita al llegar y te vas hecha una mierda. —me burlo y trato de sacar tema a lo que ella no cae solo me mira y me saca su dedo corazón. —No te enojes solo quería poder mejorar la relación.

—Si quieres mejorarlo dime qué todo lo del casamiento era una puta broma.—niego y ella deja salir un gritico y se cruza de brazos parecía un berrinche.

—Te vez muy linda cuando te enojas.—ella me mira con ganas de matarme.—Aunque eso lo sé desde la primera vez que te vi.

—¡Exacto desde la primera vez que nos conocimos el destino me está diciendo que huyera de ti pero yo de tonta seguía metiéndome más y más en tu camino y hora mira el niño rico me está chantajeando para que me casé con el!—me grita y le mete un piñaso a la guantera del carro.

—Deja de hacer eso te harás daño.—me mira histérica y me da por el brazo.

—¡Quedate quieta que estoy conduciendo!—le grito al ver que ha comenzado a darme más de una vez en el hombro y el brazo que está a su costado.

—¡Mejor, nos matamos y así no tengo que casarme contigo!—me grita y freno en seco, por el gran parón que le di al auto se ha ido de frente suerte tenía el cinturón puesto.

—No quiero morir realmente.—me dice acomodándose el pelo.

—Entonces compórtate como una mujer y afronta todo esto de una vez y deja de hacer berrinches como una niña chiquita. —me mira confusa.—¡Te casaras conmigo y punto, aunque estemos muertos!

Ella lo único que hace es mirarme hasta que suelta todo el aire que tenía dentro y se arrecuesta fuertemente al asiento. Yo cojo aire ya que lo había soltado todo mientras le gritaba.

—¿Puedo volver a poner el auto en marcha?—ella asiente con la cabeza y eso hago.

Destinados ©Where stories live. Discover now