💙Capítulo 31💙

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Es extraño despertar con esta sensación de felicidad

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Es extraño despertar con esta sensación de felicidad. Dentro de un mes será mi cumpleaños y respectivamente la boda. El contrato indica que después de un año de casados podremos separarnos y podré volver a mi vida.

Volver a las fiestas, a viajar pero no quiero que llegue eso, tengo esta extraña sensación que no sé cómo explicar pero estoy casi seguro de que cuando llegue el momento no voy a querer separarme de ella.

Es que es tan perfectamente perfecta para mi, es una droga y creo que voy a caer en el vicio.

Este juego se está volviendo peligroso, no puedo quedar atrapado entre esta falsa pero es que me siento tan bien con ella que quisiera que el tiempo se detenga para que ese día no llegue.

Ayer en la tarde Ada habló con su madre por videollamada y le contó lo de la boda. Su reacción fue algo confusa así que no se decirles si estaba feliz o loca por conocerme para asesinarme. Lo importante es que iremos mañana a buscarla y así conocernos, la presentación del novio.

Ada está que no puede con los nervios, su madre no me pareció alguien por quién tener miedo aunque cada quien conoce a su familia así que por eso no le digo nada.

Ya saqué el pasaje para mañana, iremos Milena, Ada y yo obviamente ahhh y también me llevaré a Brian para tener a alguien de mi lado en caso de que las cosas se pongan serías. Al regresar me traeré a mi suegra para que conozca a mi padre y de paso se quede junto a Ada en la planeación de la boda, que aunque sea falsa es una boda y lleva mucho trabajo.

A ella la veo preocupada, me siento culpable por estar obligándola de cierta manera a esto. A veces me pregunto si las cosas fueran diferentes.

¿Si le pidiera matrimonio sin contratos? ¿Cual sería su respuesta? ¿Quisiera estar conmigo? ¿Me vería más alla de solo carácter sexual?

Porque es más que obvio que tenemos conexión y nos deseamos sexualmente, pero y lo demás.

Me pregunto, ¿Si quisiera despertar a mi lado todos los días? ¿Si quisiera ser mi apoyo y regalarme esa linda sonrisa? Pero no soy capaz de preguntarle, prefiero aferrarme al hecho de que será mía dentro de un mes, será mi esposa, la señora Ruscher y no sabré si ella lo desea pero al menos será mía hasta que el contrato acabe.

—Señor Ruscher.—entra por la puerta con un montón de carpetas rojas en las manos.

—Si.— se acerca y dejó caer de un tirón las carpetas haciendo un ruido excesivo.—¡Ada por el amor de Dios!—le grito mientras ella me sonríe ampliamente.

—Si no fueras tan mandón no tendría que cargar con todo eso.—le da la vuelta a la mesa hasta quedar a mi lado y agarra una de las carpetas. Mis ojos se van indiscretamente hacia su pecho que se deja notar gracias al escote que trae su blusa.—Tengo los ojos aquí arriba.—dice sonriendo y recuerdo nuestra primera conversación, más bien pelea.

—Quieres que vuelva a hacer que te despidan.—le suelto y se transformó.

—Eres un imbécil, cada que recuerdo que perdí mi empleo por tu culpa me dan ganas de...

—De...—la interrumpo jalándola hacia mi, quedando ella sobre mis piernas.

—De...—se me queda mirando a los ojos y no puedo dejar salir una sonrisa para luego besarla.

—Sabes que anoche soñé contigo.—pronuncio seprándome suavemente de ella.

—¿Quieres que lo hagamos realidad?—me pregunta coqueta como si pudiera leer mi mente. Asiento maliciosamente.—Pues ordena jefe que yo cumplo.

Esas palabras hicieron que me desatará y la agarre del cabello mientras besaba apasionadamente sus labios. Entre besos y apretones le puse el seguro a la puerta.

—Quitate la blusa. —le indico y ella asiente haciendo exactamente lo que le digo. —Ahora quiero que te subas arriba de la mesa y me bailes.

—¿Así?—me pregunta mientras pasa las manos por sus senos sensualmente y mueve las caderas de un lado a otro.

Por mi parte me retiro el cinturón y bajo el pantalón dejando a su vista mi pene que ya está algo duro.

Ella continua moviendo su cuerpo sensualmente, no se por que todo le sale tan natural que es imposible no desearla. Es una puta diosa.

—Ahora quiero que te toques para mí.—me miró provocativamente mientras sonríe por un corto estado de tiempo.

Hace justamente lo que le digo, se sienta sobre la mesa y abre sus piernas para mí, mientras pasa sus dedos de la forma más sexy posible por su boca para luego bajarlos hasta su zona íntima.

Muerdo inconscientemente mi labio y comienzo a tocarme al parejo con ella. Ambos estamos desbordando de lujuria.

Entreabrió mis labios para darle otra indicación pero veo que está cierra sus pies y baja lentamente de la mesa caminando hacia mi.

—Shuu.—me pasa su dedo por mis labios impidiendo que hablara, estos me dejan saborear un poco de su magnífico olor a vagina. —Se acabaron las órdenes señor Ruscher ahora haremos lo que a mí me de la gana.

No esperaba esto de ella así que solo me limité a sonreír y alzar mis manos como en son de paz.

Ella me empuja hasta que chocó con la pares que estaba a mi espalda. Une sus labios con los míos apasionadamente mientras pasa sus delicadas manos por mi pecho y comienza a deslizarla hasta toparse con mi pene el cual está tieso.

Comienza a besar mi pecho y va bajando hasta llegar a mi ombligo por el cual pasa su lengua traviesa y luego de ahí se dirigió con esta misma hacia mi glande. Deja que sus manos y su boca me hagan explotar, continúa con ese movimiento el cual hará que me venga en su cara.

—Ada.—mi voz sale ronca.

Ella me mira sin dejar de chuparme la verga.

—Aras que me venga.—la obligó a volver su vista hacia mi agarrándola fuertemente del cabello.

Y como una respuesta sin mencionar palabra aumento el ritmo, haciendo que me viniera en su boca.

—¡Hoo!—dejo caer mi cabeza hacia tras y sonrío como un loco desquiciado.

¡Cada día hace que me guste más! Joder es perfecta.

—Ahora con su permiso señor Ruscher debemos volver al trabajo.—pronuncia después de tragarse todo mi líquido seminal que había en su boca y caminando hasta la mesa para colocarse su blusa.

—Sabes...—iba a decirle algo lindo, tal vez algo no tan lindo pero si lo que sentía en ese momento, quería decirle que me gusta mucho, su forma de ser y de follarme, me hace perder el control, cosa que no me había pasado antes. Pero no, no pude.

—¿Ibas a decirme algo?—niego.

—Solo vístete podría tocar alguien la puerta de pronto. —me mira extrañada pero asiente, sabe que tengo razón.

—Bien...—va hacia la puerta y retira el seguro.—Ni creas que esto quedará así me debes una venida a base de lengua.

No puedo evitar sonrojarse, nunca en mi puta vida nadie me había dicho algo así, ni tan siquiera parecido. Ella rompe los estereotipos, no es igual a ninguna y eso lo tengo claro desde el primer día que la vi. Sabía que era diferente y no me equivoqué, es todo lo que podría desear en una mujer.

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