❤️Capítulo 28❤️

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Anoche estuve encerrada en mi habitación, leyendome un libro que me tiene fascinada

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Anoche estuve encerrada en mi habitación, leyendome un libro que me tiene fascinada. Es realmente hermoso, una novela de romance donde los protagonistas están destinados, unidos por un hilo rojo, el hilo rojo de la leyenda.

Si, se que le dije a Branly que había quedado pero era mentira. En verdad quería ver cómo reaccionaría al oír eso. Y se que le afectó, aunque no lo dio a notar mucho se que le muerde que salga con otras personas y eso me demuestra que algo siente por mí.

¿El qué? No lo sé, pero estoy segura que siente algo.

A veces me pongo a pensar si un día alguno de los dos será lo suficientemente valiente para expresar lo que sentimos. No sé cómo acabé esto, sea lo que sea que tengamos. Me imagino un escenario donde ambos somos los protagonista de unos de los libros de romance, destinados a estar juntos por un hilo rojo. Sería realmente hermoso pero lamentablemente es sólo una leyenda y nosotros simples humanos. Por eso leo, porque aunque sea en un instante puedo salir de mi realidad he imaginarme a mi misma dentro de la historia.

Hoy es la cena y aunque sé que todo es falso estoy algo nerviosa. Conoceré a mi "suegro" y a mi jefe principal. El señor Ruscher, todos tienen muy buen concepto sobre él, como jefe y padre pero me asusta que no le agrade.

—¿Me estás oyendo?—Milena me mira encarando una ceja.

—Por supuesto, no soy tan mala amiga.—no tengo ni puta idea de nada de lo que ha dicho.

—¿Y entonces?

—¿Entonces qué?

—¡Ves que si no me estabas escuchando!—me tira un cojín.

—Vale vale, no te he escuchado nada. —río de medio lado.—Ponme en contexto.

—Ok.—se pasa la mano por la cara.—Te comentaba que deberíamos ir a comprar unos vestidos para la cena de hoy. Debes dar una buena impresión a tu futuro suegro.

—Tienes razón.—asiento.—Y gracias por acompañarme en lo de esta noche estaría mucho más nerviosa si no fueras a estar ahí.

—Por nada amore, sabes que siempre estaré para ti.

—Y yo para tí.

(…)

La mañana no las hemos pasado en el centro comercial mirando y probándonos vestidos de todo tipo. Al final yo me decidí por uno rojo marrón pegado al cuerpo y con el escote en la espalda, una verdadera belleza. Mile escogió uno azul, algo más sencillo que el mío pero igual de hermoso.

Ahora estamos almorzando en uno de los restaurantes del centro comercial.

—¿Segura que no necesitas zapatos?—me pregunta Milena al mostrarme los que ella escogió.

—No, tengo unos en casa que concuerdan perfecto con este vestido.

—Ok. —se da un bocado de su plato.—¿No sabes si Brian irá?

—No, no lo sé, supongo que sí es su hermano. —alzo los hombros.

—Ok entonces Bairon también irá.—niego.

—Tampoco lo sé, yo sé que vas tú y su padre lo demás estoy ajena. —esta asiente.

—¿Tú y Bairon?

—No, jamás volvimos a quedar con otra intención, hablamos y nos vemos pero solo somos amigos. —me doy un sorbo del delicioso jugó que estoy bebiendo. —Ademas al parecer siente atracción por los chicos también.

—¡No te lo puedo creer, uno de los Ruscher ha salido Gay!

—¡Habla bajo!—le indico.—Solo lo sé yo y ahora tú. El pobre cree que nadie lo entenderá.

—Pero ser gay o bisexual es totalmente normal.

—Lo sé pero tiene miedo, es extraño explicarte ni el sabe exactamente lo que siente, creo que el problema y su miedo es con su padre. —miro al reloj.—De todos modos es su problema ya lo resolverá a su modo.

—Si por supuesto ya sabrá que hacer pero no hay nada más hermoso que aceptarse a sí mismo. —asiento.

—Debemos irnos, se está haciendo tarde.

—Ok vamos.

No he visto a Branly desde ayer en la tarde y necesito saber qué le vamos a decir a su padre, para estar preparada.

(…)

Ya estamos en casa de Branly Milena y yo.

—¿Entonces que le diremos a tu padre? ¿Cómo nos conocimos?

—La verdad.—dice serio.

Realmente me está tratando seco.

—Bien, entonces le diré que te conocí cuando me lanzaste a una piscina y casi me ahogas para después dejarme sin trabajo.—lo miro y él tiene la vista en el piso.

—Pues solo te faltó llamarme idiota o imbécil y ya la historia quedaría perfecta.

—Pues no hay problema con eso, se lo agrego.—le sonrío falsamente.

Ni sé por qué me he cabreado.

—Valla valla, esto está algo tenso.—rompe la batalla entre nuestras mirada Milena. —Deberían calmarse, así parecen unos locos no una pareja.

Suspiro y me voy a la cocina.

Necesito café.

—Ada.—siento su voz a mi espalda pero no me giro.—Disculpame.

—¿Por qué debería de hacerlo?—sigo preparando la cafetera sin mirarlo.

—Porque me estoy completando como un capullo.—siento como sus pasos se deslizan en mi dirección.—Me ha molestado que quedaras con alguien y no supe lidiar con eso.

—¿Por qué te ha molestado?—me giro esta vez y quedo a unos pocos centímetros de él.

¡Mierdaa, no sabía que estaba tan cerca!

—Supongo que porqué me importas.—susurra y se que esto no terminará bien.

—De que forma te importo Branly.—susurro también y mi cabeza se acerca a la suya.

No entiendo por qué hice eso, ahora puedo sentirlo tan pero tan cerca, su respiración en mi rostro y la mía en la de él.

—¡No lo sé! No me preguntes más porque sinceramente no sé la respuesta a eso. —sus ojos bajan a mis labios y hace que quiera besarlo.—Solo sé que realmente me importas y me molesta que quedaras con otro tipo.

Lo besé, no aguantaría ni un minuto más así de cerca sin poder probar sus dulces y deliciosos labios. Nuestro beso se ve interrumpido por el timbre.

Nos miramos y sonreímos.

—Ya han llegado. —indica.

Ambos salimos a la sala y ahí estaba Milena esperándonos.

—Iba a llamaros, no quiero ser yo quien abra la puerta. —sonrío y guiño un ojo.

—Branly es el dueño el abrirá.—este me da una mirada y niega.

—Abriré si, porque si es por ustedes se quedan toda la noche ahí afuera. —dice caminando hacia la puerta.

Suegrito ahí vienes.

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