Cap. 2 | Fue un robo.

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Johnny no podía retroceder por obvias razones. Frente a él estaba la imagen de su vecino Gyro Zeppeli con una jeringa en la mano y su antebrazo con un montón de picoteos de los cuales algunos dejaban salir sangre, signo de haber hecho mal lo que sea que estaba haciendo.

El italiano había tomado la camisa del americano evitando que se fuera, lo tenía petrificado, pero, no hizo mas que aventarlo hacia atrás, tirándolo de la silla de ruedas. Johnny no se quejó, su mente no había podido procesar aquella imagen y por minutos creyó que lo que tenía en la mano era un cuchillo o parecido, no fue hasta el momento en que su cuerpo estuvo en el frío suelo que notó la punta de dicho instrumento.

—Ya vete antes de que comience a patearte. –mandó Gyro a la vez que tomaba la silla propiedad de Joestar, lanzándola al interior de su departamento, entrando él al mismo tras hacer esto.

No pudo reclamar, no pudo moverse, Johnny estaba y se sentía tan indefenso en el piso que lo único que hizo fue arrastrarse hasta su pequeño hogar. Se estiró con trabajo con tal de alcanzar la manija de la puerta y acto siguiente, la abrió. Se impulsó con las manos adentro de su departamento y con la cabeza empujó la puerta hasta cerrarla.
Sus pensamientos se inundaron con preguntas sin respuesta: ¿Por qué le había quitado su único medio de transporte? ¿Qué debía hacer? Y sobretodo, ¿Por qué se sentía tan asustado? Johnny no era un gato asustadizo ni mucho menos pero el tener a un hombre drogado frente a sus ojos fue algo que jamás imaginó presenciar, no sabía cómo actuar y pedir ayuda no fue algo que pasara por su cabeza, simplemente había quedado estático ante lo sucedido.

—Mi silla... –se lamentó luego de subir a su sofá. Los brazos del americano estaban débiles producto del susto que se llevó y por lo tanto temblaban, así que le había costado algo treparse a dicho lugar.

Tal vez sólo le quedaba resignarse a que le habían robado la silla, ¿Se supone que debía ir y afrontarse a Gyro? Si él pudiese caminar y soltar patadas, sí, lo haría, pero en ese estado era inimaginable siquiera salir otra vez del departamento. El rubio, enojado profundamente con su alma cobarde que se permitió ser robado tan fácilmente, se propuso a dormir sin importar que básicamente se tuviera que ir por el piso hasta la cama.

Al despertar podría idear algo, si lo hacía en ese momento no saldría nada bueno de su mente, se sentía muy acobardado.

La mañana siguiente, justo después de haber abierto los ojos, recordó lo que ocurrió durante la noche y con la palma de su mano izquierda se golpeó en la frente con poca fuerza. Era un idiota, ¿Planeaba arrastrarse por todo el piso, escaleras y en la calle también? Su silla de ruedas era más necesaria que sus piernas no amputadas a pesar de su estado inútil. Tragó saliva y se sentó en su cama, mirando a la nada por un tiempo indefinido.

—¿Debería llamar a recepción? –preguntó al vacío. —¿Y qué les diré? "Oigan, alguien robó mi silla mientras dormía". –suspiró. —No, es algo estúpido.

Pero, incluso si era un pretexto sin sentido, bajó al suelo con poco cuidado, se golpeó pero aguantó el dolor, tenía que llegar a su teléfono para marcar a la recepción y pedir que le llevasen ayuda de cualquier tipo, pues por el momento aún no podía pagar una silla nueva, la que Gyro le quitó la había comprado especialmente para su nueva vida en Italia así que tenía muy poco uso. Tomó el teléfono luego de subirse a una silla hasta alcanzarlo y marcó a donde Diego se encontraba trabajando, el inglés le respondió con pocos ánimos, Dios sabrá el porqué seguía trabajando en el edificio si no le gustaba.

—¿Si, dígame? –respondió Diego desde el otro lado de la línea.

—Disculpa, me han robado la silla de ruedas... –Johnny pausó. Era una mala noticia que soltó como si nada. —¿Podrías venir a ayudarme con algo? Sé que no eres mi sirviente pero no puedo hacerlo yo mismo. –destacó abultando los labios, estaba nervioso de oír su reacción.

No te defiendas [GyJo]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora