Cap. 10 | No te defiendas [Final]

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—Debes hacerlo, Diego, es lo mejor para ambos... –dentro de su propio departamento, Brando caminaba de un lado a otro mirando al piso mientras pensaba en llevar a cabo un peligroso plan que podía acabar o muy bien o muy mal.

La tarde anterior, Hot Pants le había propuesto a Diego marcarle a una clínica de rehabilitación para que se llevaran a Gyro y así ayudarlo a tener una digna mejora y alejarlo de las drogas. Sonaba bien, pero Johnny seguía siendo un problema a esas alturas, pues él usualmente defendía al italiano de todo y de todos, aún existía la posibilidad de que Joestar se molestara de sobremanera con el portero.

—Maldita sea, JoJo... ¿Por qué él? –preguntó el británico a la nada, golpeando su frente con la palma de la mano, apretando los párpados para posteriormente sentarse en su sofá y relajar su cuerpo en señal de rendimiento.

A su costado estaba la libreta que tenía a diario consigo en su puesto de trabajo, estaba abierta en una hoja donde un conjunto de números escritos por Pants era lo que lucía en una tinta negra.

Y hablando de la reina de Roma, la joven llamó a la puerta del inglés sacando de casillas al mencionado, obligándolo a levantarse e ir a recibirla, ya habían acordado verse temprano y tomar la gran decisión final. Ambos cruzaron miradas sin ninguna emoción en ellas, ninguno se sentía feliz de tener que llegar a ese extremo con tal de asegurar el bienestar de Joestar.

—Aún no he... –habló Diego pero fue interrumpido.

—Vas a marcar ahora mismo. –decretó Pants, entrando a la propiedad ajena y cerrando la puerta tras de ella. —Es lo mejor para Johnny, no deberías considerarlo más.

—¿Y si se enoja conmigo? –cuestionó el rubio. —¡No lo quiero de enemigo, Pants!

—¿Eres idiota o qué? ¡Johnny no se molestará contigo! Estoy segura de que él estará de acuerdo con esto, Gyro necesita ayuda profesional, no un amorío de chiquillos. –pocas eran las veces en las que la pelirrosa se ponía tan seria, era habitual escucharla hablar de chismes entre risas y bromas, pero que fuera seria con alguien tan cercano a ella como Diego era anormal.

Ante la respuesta de la fémina, el británico asintió y sacó su celular a regañadientes, no le había quedado de otra más que aceptar la orden de Pants. Suspiró y, mirando de reojo el número que ella le proporcionó, marcó a la clínica, llevó su celular a su oído y se quedó callado esperando a que atendieran su llamada. Su ritmo cardíaco aumentó y no entendía el porqué.

¿Acaso era miedo de pensar que Gyro lo golpearía si se entera que él fue quien lo mandó a rehabilitación? ¿Temía que Johnny lo odiara por alejar a su amado de su lado? ¿Lamentaba que Hot Pants lo hubiera persuadido tan fácil?

No tenía respuesta a ninguna de estas incógnitas, y tampoco tenía tiempo de buscarlas. Cuando menos lo pensó, ya le habían respondido al otro lado de la línea.

Poco se supo de lo que hablaron en esa llamada más allá de contarle el caso de Gyro y proporcionar la dirección del edificio y el número del departamento de Zeppeli. Cuando Diego colgó se sintió extrañamente aliviado, menos asustado, más resignado a aceptar cualquier destino que le tocara incluso si eso significaba ser golpeado por el italiano. Brando miró a Pants, ella le dedicó una sonrisa y, luego de irse del hogar del portero, fueron al lobby del edificio para esperar a los enfermeros de la clínica.

Realmente iba a pasar.

Pasaron algunas horas hasta que vieron una camioneta blanca estacionarse justo enfrente de la entrada principal del conjunto, en el costado se podía leer el nombre de la clínica, además de que varios enfermeros vestidos de un azul cielo bajaron del vehículo, los dos eran hombres estúpidamente altos y fuertes, daban miedo, imponían con su sola presencia. Diego tragó saliva y los recibió con un rostro indiferente, no dejaría que vieran lo asustado que estaba.

No te defiendas [GyJo]Where stories live. Discover now