Capítulo 14: Trébol de cinco hojas. ¿La buena suerte lloverá algún día?

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Sanha miró a Eunwoo, luego a Eun-ji, su mirada viajó de un lado a otro por intervalos captando cada detalle: mismos ojos de ciervo, la misma sonrisa dulce y la nariz afilada.

Quiso palmear su rostro y enterrar su cabeza en un agujero ¿Cómo había podido ser tan obtuso? ¿Juntarse con Jinwoo estaba comenzando a afectarlo?

Por su puesto que tenía lógica, el parecido era innegable, ahora entendía porque siempre tenía la sensación de que le recordaba a alguien. Sumando las acciones de Eun-ji y su comportamiento, todo encajaba perfectamente, el único que no pudo entenderlo fue él.

Carraspeó incómodo, había sido lento, pero no era tonto, decidió que él sobraba ahí y era mejor darle su espacio a ambos para que hablaran.

-"Los esperaré afuera"-dijo entre dientes y escapó de la incómoda situación sin esperar respuesta, de todos modos no creía que obtendría alguna cuando los otros dos estaban demasiado ocupados estudiandose entre sí.

Una vez fuera, corrió en búsqueda de la anciana para que lo ocultara en otro lugar menos visible mientras madre e hijo terminaban los asuntos que tuvieran pendientes.

Las familias siempre estaban llenas de dramas, pero el no quería involucrarse en ninguna, estar alejado de ese almacén era la mejor elección que podría haber hecho.

Sólo esperaba que este encuentro no desatara una tormenta mucho mayor en la que todos los involucrados terminaran por ahogarse.

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La mente de Eunwoo hizo corto circuito, su cuerpo tardó en procesar el shock, lo que le impidió moverse y emitir cualquier sonido o palabra.

Miró fijamente a la mujer frente a él. No tenía recuerdos de su madre, lo único que guardaba de ella era una fotografía borrosa de hace mucho tiempo, una que guardó cuando era niño y deseaba tener algo que lo conectara con su madre ausente.

Y ahora, al tenerla frente a él, no había forma de que no pudiera reconocerla. Sin duda alguna, esta mujer, era su madre.

-"¿Por qué estás aquí?"-su voz por fin salió, rasposa y brusca. Una pregunta que encerraba muchas otras detrás, pero que tragó para sí mismo, acostumbrado a ser cuidadoso con lo que salía de su boca para protegerse.

Eun-ji sonrió con tristeza -"Yo también me pregunto lo mismo. ¿Por qué estoy aquí después de todo este tiempo?"-ella bajó la mirada avergonzada -"Ni siquiera tengo derecho a que me llames mamá, y aún así, fue lo primero que salió de tu boca cuando me reconociste. ¿Cuán egoísta puedo ser que eso me hizo feliz a pesar de que te dejé solo durante tantos años?"-sus manos temblorosas no coincidían con su voz que salía con total claridad.

Definitivamente eran madre e hijo, escondiendo perfectamente sus emociones a pesar de que su cuerpo manifestaba lo que estaban sintiendo realmente.

-"Si eso es lo que piensas, ¿Por qué regresaste?"-el leve rencor sonó en su voz.

"¿Por qué nunca volviste por mí?". Las viejas heridas volvían abrirse como una vieja prenda que se deshila poco a poco.

Ella levantó la mirada, sus ojos cafés parecían miel con los rayos del sol golpeando en ellos, realmente era hermosa.

-"Vine a ayudar, vine a cumplir la promesa que tengo con una amiga"-dijo simplemente.

El corazón de Eunwoo pinchó dolorosamente ante la respuesta. Entonces... ¿Él no había sido la razón de su regreso? ¿Por qué había estado esperando algo diferente de la mujer que lo abandonó?

-"¿Y eso que tiene que ver conmigo?"-su tono fue frío, su corazón tenía la tendencia a cerrarse cuando presentía que sería herido.

Eun-ji mordió su labio inferior y tocó el girasol en su cuello, Eunwoo miró el objeto ¿Por qué ella se aferraba a eso cada que necesitaba hablar?

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