Capitulo III

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Martes, 22 de marzo.

Hazel

Pereza. Eso era lo que sentía, no pude dormir ni un poco esa noche, me había desvelado hablando con Lucas, era cómodo hablar con el. Pero maldije a los cuatro vientos haberlo hecho esa noche, no quería levantarme y ver mi cara de psicópata frente al espejo. Me lave la cara y me quedé pensando un poco en el baño. ¿Por qué me emocionaba al tener un mensaje de Lucas? Solo éramos conocidos.

El era una de las pocas personas a las que le contestaba, tenía varios chats sin revisar del año pasado, odiaba hablar por chat. Pero con Anderson, ya me estaba acostumbrado a los cuatro días de conocerlo.

—Buenos días, dormilona— Alberto me saco de mis pensamientos, cuando estaba entrando a la cocina con una tostada en la boca— ¿Que tal dormiste anoche?

—Me hubiese encantado haber dormido— Le quite una de sus tostadas y me senté en la mesa— ¿Puedo preguntarte algo?

— Si es ayuda en alguna tarea, paso. No quiero ni hacer las que mandarán cuando vaya a la universidad— Este se sentó a mi lado— Pero, continúa.

—Si quisiera ayuda con algo de la escuela no hubiese estado aquí— Rodeé los ojos— ¿Alguna vez has creído en el amor a primer vista?

—¿Cómo la cual no existe? No, nunca. —Su mirada estaba hacia la televisión.

Arrugue la nariz—¿Por qué no existe?

—Es fácil. —apago la televisión y giró un poco hacia mi—Hay que saber cuándo alguien te atrae, te gusta o te enamora. Fácil, si dices eso de que amor a primera vista— Hizo comillas con sus dedos— Entonces, solo te atrae su físico, en cambio cuando alguien te gusta es por lo que es y no te importa el físico, y cuando estás enamorado es cuando te gustan las dos cosas con sus defectos y todo.— Lanzó su tostada sobre el plato, dándome una sonrisa— Es lo más inteligente que he dicho.

—De eso estoy de acuerdo contigo.

—Eso fue un golpe bajo.

Reí ante el comentario de mi hermano, recogí el plato y lo lleve a la cocina— ¿Alguna vez alguien te ha gustado en poco tiempo?

— Nadie te puede gustar de un día al otro de conocerlo, eso tarda su tiempo. ¿Por qué?

—¿Curiosidad?

— La curiosidad mató al gato. — Me sonrió burlón.

— Pero el gato murió sabiendo. Ahora, deja de ser metiche. Me largo a mi habitación.

—¿No vas a la escuela?

Al escuchar sus palabras, mi mirada fue al reloj que estaba colgado en la cocina, quien eso que mi barbilla cayera al suelo—¡¿Son las 12:34?!

—Vaya, si sabes leer la hora —Entrecerre mis ojos, viéndolo.

Corrí a mi habitación a cambiarme, como me habían dejado dormir tanto, tenía menos de media hora para ir al colegio. Podíamos ir con cualquier ropa, lo malo de esto era no tener ropa que ponerte. Me puse un abrigo azul como 6 tallas más grande que la mía con unos jeans, sin intentar caer en el intento seguí corriendo hacia la parada de bus. Tenía una pésima forma, debo trabajar en esto.

Al llegar al colegio, intenté recuperar la respiración, tenía la cara algo sudada y estaba roja por haber corrido tanto— ¿Te levantaste de nuevo tarde? Llegaste con las justas, Hazel. Cuando dormirás temprano. —Escuche la voz de Omar, dándome pañuelos y agua.

—Tú también te desvelas, ahora cállate y dame eso. — Le arrebate el agua, acabandomela en un abrir y cerrar de ojos.

— Hazel, ahí viene. — Micaela se acercó a nosotros, jalando de mi.

Todo lo que no pudimos serWhere stories live. Discover now