Capítulo IX

27 6 0
                                    

Jueves, 21 de abril.

Hazel

Me gustaba seguir hablando contigo, no me importaba la hora si aunque sea podía saber cómo te había ido ese día.

Fuí estúpida, lo admito. Pero ninguna palabra que te dije era mentira, incluso las de ahora.

Tenía varias preguntas atormentandome: ¿Debía ir al baile? ¿Debía pedirte ser mi pareja en la graduación? ¿Quién demonios era Jennifer? ¿Ayer me ibas a besar? Estaba viendo un punto fijo perdida en todas las preguntas sin resolver que no preste atención que tenía a mi madre parada enfrente mío.

—Hazel Ann Collins—Esa mujer estaba echando humo por las orejas—¿Puedo saber por qué aún no te has levantado de la cama?

Al escuchar su grito, di un pequeño salto que me hizo caer de la cama—Carajo.

—Cuida tu boca, jovencita—Mi madre seguía con su regaño. ¿No veía que su hija estaba en el suelo?

—Perdón, ¿Por qué tanto gritos?—Al levantarme del suelo, mi vista cayó en mi reloj digital. ¿Por qué me estaba levantando tan tarde?

Porque te desvelas con ese idiota.

Mi subconsciente hablo dándome la respuesta. Mi madre seguía fulminandome con la mirada, solo rebuscaba en mi armario cualquier ropa para irme—Cada noche dejaras tu celular en mi mesa de noche—Todos los armadores se me cayeron al suelo cuando escuché su condición.

—Vamos, mamá. No tengo cinco años—Esta solo me escuchaba—Dime una sola vez que te he fallado con mis obligaciones, eso no es justo.

—No es justo que no duermas bien, Ann —Me estaba llamando por mi segundo nombre, significaba que en realidad estaba echando humo.

—¿Que tal un trato?—Le di una sonrisa inocente.

—No—Dijo directamente—Te veo abajo en cinco, te comes tu desayuno mientras te dejo en el colegio.

Solté un suspiro de derrota. Mamá estaba más paranoica de lo normal, pero aún la amaba. Solo intentaba cuidar mi salud o eso decía ella. Me bañé lo más rápido que pude, me puse una blusa morada pegada con unos jeans y unos tenis que encontré por ahí. Era la primera vez que no usaba ropa más grande que yo, al verme mi madre fue la primera en darse cuenta de eso.

—¿Hace cuanto no sales con ropa que si te queda?—Esta tenía una sonrisa mientras encendía el auto. Que bipolar eres, madre.

—No lo sé, ¿Me veo mal?—Arrugue mis cejas.

—En lo contrario, te ves espectacular— Lanzo mi mochila a la parte de atrás y paso mis mechones de cabello por detrás—Perdón, solo.. me preocupas, cuando te vi en esa camilla, te veías tan vunerable que..—Su voz se empezó a quebrar, estaba a punto de llorar—No quería perderte. Ya perdí a tu hermana y a tu padre, no sé que haría si te pierdo a ti, Haz.

Mamá era una mujer fuerte, pero tenía su lado débil como cualquier otro. Mi hermana mayor y mi padre habían muerto en un accidente de auto, ellos estaban regresando a la ciudad cuando el conductor se quedó dormido y chocó con un camión. La noticia nos llegó después de doce horas en la que mamá nos anunció sus muertes. Esa noche nunca la voy a olvidar.

No pude responder sus palabras, me dolía recordar a mi hermana o a mi padre. Algunas lágrimas salieron y me las limpie rápidamente, por el resto del camino fue silencioso. Ninguna de las dos pudo decir algo más. Recuerdo la última charla que tuve con mi papá antes que falleciera.

Siempre lucha por lo que te haga feliz, Haz. Busca el amor, el dinero y la felicidad, mi pequeña. Nunca me vas a decepcionar, estoy seguro que todas las decisiones que hagas en esta vida será para tu propio bien. Estoy tan orgulloso que seas una Collins.

Todo lo que no pudimos serWhere stories live. Discover now